5. UN SENTIMIENTO

64 18 2
                                    


Lisa

Los días habían pasado, una tortura si me lo preguntan, estos días en la universidad eran extraños, sobre todo porque nadie se acercaba a mí, era evidente, la sombra de mi hermana me estaba cobrando factura, lo cual era muy desconcertante, porque yo no era ella, por suerte tenía a Rosé que era amable y siempre me ayudaba, en estos últimos días era mi amiga, su hermana me miraba mal cada que nos veía juntas, comenzaba a desagradarme su actitud.

Por supuesto no quería tener problemas, con eso tomé una decisión, quería ser otra persona, me inscribí en un taller de pintura y me involucraría por completo en esta nueva etapa, dejaría de preocuparme por mi hermana y mi padre, aprovecharía para estudiar y aprender.

Dejé de pensar un momento al ver entrar a Rosé a la biblioteca, venía con una enorme sonrisa.

—Hola— me saludó y dejó sus libros sobre la mesa.

—Hola Chae, ¿cómo va todo?

—Muy bien, ¿qué crees? — ella sonreía y era imposible no hacerlo también

—No sé, qué creo— bromeé y me golpeó levemente

—Podremos seguir siendo amigas, eso si quieres

—¿De verdad?

—He hablado con mi amiga Jennie y bueno...me dijo que no tenía problema en estar cerca de ti, sé que es un poco cruel decirlo así, pero si tú no quieres seguir siendo mi amiga lo entenderé.

—Es bueno escucharlo, te agradezco que sigas siendo mi amiga, aunque fuera optimista, sé que probablemente me sentiría mal si no tuviera con quien compartir mis descansos

—Me agradas Lisa, así que ¿amigas? — asentí y estiré mi mano

—Amigas.

Un peso menos de encima, tenía una amiga, nada mejor que Rosé, ella no me juzgaba, ni siquiera preguntaba por mi hermana, lo agradecía. Aunque me había pedido un enorme favor, estar lo más lejos posible de su amiga Jennie, lo acepté, no quería incomodarla, así que me aparté y tampoco entendía por qué tenía tantas consideraciones con ella, pero Rosé me había pedido ese favor, así que no quería molestar de ninguna manera.

Sentí que quería protegerla igual que ella, era extraño, protegerla se sentía como correcto, era una sobreprotección que jamás había sentido, debía admitir que esa chica llegaba a mi mente cada día, lo cual comenzaba a parecer incómodo porque estaba constantemente y no la conocía, era como un pensamiento que no se iba, era permanente, asustaba, no lograba descifrarlo.

Con Rosé permanecimos todo nuestro descanso en la biblioteca hasta que ella se tuvo que ir a su clase y yo a mi clase de baile, me había inscrito también para ese taller, pues es lo único además de pintura que estaba disponible y me gustaba el baile, por suerte mi profesora era muy accesible conmigo.

Dejé mi bolso sobre la butaca disponible en la gran sala, comencé con mis estiramientos y pude notar a una de mis compañeras mirarme, me sonrió y se acercó.

—Hola

—Hola —saludé con una sonrisa, era la primera persona que se acercaba a mí de esa manera

—Me llamo Sol, ¿tú?

—Soy Lisa

—Eres nueva, ¿verdad? — preguntó

—recién llegada, ¿segura no me habías visto antes?

—Creo que sí, eres igual a una chica

—Lo sé

NO SOMOS IGUALES Where stories live. Discover now