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MAYA ALLEN DAVISON

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MAYA ALLEN DAVISON

Iba a asesinarlo.

No necesitaba una gran razón más que llamarme Cariño y poner sus sucias manos sobre mi.

Era hombre muerto.

La mujer frente a mi vestida con tacones altos, vestido negro ajustado, un recogido perfecto, y joyas mas caras que mi vida me miraba con una sonrisa tierna en su rostro, joder, para alguien que se ve tan imponente no esperarías que tenga esa sonrisa y esa mirada tierna.

Quizás solo es Drew el que te mira como si el estuviera sobre ti y estuvieras estorbando su camino.

¿El me habia llamado "cariño" enserio? No puede ser, Drew conoce esas palabras.

Solo por el mero hecho de que ambas personas frente a nosotros nos miran con amor es que no digo nada y gracias a Ryan que al estar pasando por fuera de la oficina nota la situación y parece ser que con una sola mirada entiende a Drew.

—Señores Stain, no sabía que ya estaban aquí—Ryan entra a la oficina y estrecha la mano de ambos—. ¿Por qué no vamos a la sala de reuniones? Ya comenzaremos.

—¿La podremos ver a ella en la reunión? Queremos conocerla—La mujer no quita su dulce mirada de mi rostro y yo solo siento que quiero abrazarla, como si ella fuera mi familia.

—Oh claro que ella estará ahí—responde Drew—. La amaran.

Ryan voltea a ver a su amigo como si acabara de recetar el llamado al diablo.

—Genial, te seguimos Ryan.

Cuando las tres personas salen de la oficina de Drew soy rápida en quitar su mano de mi cuerpo y alejarme al menos cinco pasos de él.

—¿Cariño? —espeto molesta—. ¿CARIÑO?

—Maya tenia que hacerlo—su voz relajada solo hace que tenga grandes deseos de lanzarle la planta que hay a un lado de la puerta—. Ellos creían que...

—No lo negaste.

—Necesito este proyecto y para tenerlo ellos deben creer que yo amo el amor y pronto estaré casado.

—¿Eso debería importarme? Porque créeme yo jamás me casaría contigo, por dios, pobre mujer la que un día se case contigo.

—¿Gracias? —una risa escapa de su boca cuando toma dos carpetas y me observa—. Escucha, solo acompáñame a esta reunión, finge que al menos te agrado...

—¿Disculpa eso es una orden? Porque no escuche la palabra mágica.

—Yo te ayude ayer.

—¿Lo ves? —reí—. No podías ser amable sin querer algo a cambio.

—¿Maya?

La voz de mi hermano me distrae del imbécil que tengo frente a mi, me acerco a Drake parado frente a la puerta y de mi bolsa saco su billetera, la habia olvidado en casa y me habia pedido traerla, si el no me pedía eso ahora esa mujer no creería que yo quiero a Drew Smith.

Adicto a MayaWhere stories live. Discover now