19.

994 86 17
                                    

MAYA ALLEN DAVISON

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

MAYA ALLEN DAVISON

Veo a Drew salir de la ducha tan solo con un pantalón de vestir negro puesto y su torso desnudo, el cual claramente nunca espere que estuviera tan perfectamente marcado, no es que pueda tener demasiada imaginación con un hombre que suelo ves vestido con traje. Aunque tampoco es que yo vaya por la vida imaginando hombres desnudos.

Cuando lo observo buscando alguna playera en su valija no puedo evitar sentir que esa serpiente que sigo desconociendo, pero cada vez es más similar está despertando, es como si solo apareciera cuando se trata de Drew. No me sorprendería enterarme que el implanto esa serpiente en mi cuerpo.

—Maya deberías dejar de mirarme como una psicópata.

—¿Qué? No te miro asi—me defiendo.

—No, tienes razón, me miras como a un pastel que deseas devorar.

—Ya, eso te gustaría, Drew—rio.

—Es cierto, no lo niego.

Su honestidad me sorprende, en realidad todo en Drew me sorprende últimamente y al menos es para bien, aunque tengo algunas dudas estoy disfrutando mucho del momento, me gusta, lo que sea que este sucediendo.

—Espera...¿te refieres a...?

No sé porque me avergüenza decirlo o hablar de eso con el.

—¿Sexo? —completa por mi—. No te vas a morir por decir esa palabra Maya.

—Ya, pero...no lo se, nunca he hablado de eso abiertamente con nadie.

—¿Con nadie?

—Con nadie—rio—. No era algo que pasara por mi cabeza.

—Si tu no quieres hablar de eso no tenemos por qué hablarlo Maya.

—Si quiero, hay muchas cosas que no entiendo, pero...me avergüenzo.

Creo que en verdad es de los pocos temas de los cuales me avergüenzo, papá dijo que nunca debíamos avergonzarnos de nada, debíamos decir lo que pensábamos y defender nuestras ideas, al igual que saber asumir cuando nos equivocamos.

Pero yo nunca me equivoco.

—¿Qué cosas no entiendes, Maya? —gracias a Jesucristo este hombre se pone una camisa de cuello de tortuga de color negro, no hace que deje de verse atractivo, pero al menos cubre su desnudes.

—No, no lo se...

—¿No sabes lo que no entiendes? —ríe—. No tenemos que hablar de esto, en verdad.

—¿Duele?
 

Los ojos celestes de Drew me miran fijamente procesando mi pregunta.

—No puedo decirte eso yo—ríe—. Digo, supongo que sí, no lo se.

Adicto a MayaWhere stories live. Discover now