Capítulo 4: Ráfaga Siniestra

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Darién atravesó la ciudad abrazando el libro contra su pecho con una gran sonrisa. Ahí en el barrio bajo por donde vivía, si bien sus vecinos se percataron de que sonreía enormemente —mientras abrazaba un libro cuya portada lo dejaba en una posición cuestionable para los principios de la gente de esa zona—, ninguno de ellos se atrevió a meterse con él; por el contrario, lo evitaron con recelo. Todos tenían miedo de Darién y por una buena razón.

Cuando Darién recién llegó al lugar, se escuchaban los alaridos provenientes de su morada durante las noches, pero eso no era algo extraño para la gente pobre, pues la gente pobre y en decadencia era la que más sucumbía ante los casos de posesión. Lo extraño para ellos era Darién en sí mismo.

Él era un chico con suficiente edad que parecía tranquilo e ingenuo; era un blanco fácil para cualquier bravucón —o eso se pensaron—.

Trataron de asaltarlo, pero los involucrados acabaron malheridos y fue el mismísimo líder de la pandilla a buscar venganza, pero tampoco salió bien librado de su encuentro. Nadie sabía cómo era que Darién lo hacía, los que se habían enfrentado a él acabaron tan traumatizados que no se atrevieron ni a describirlo.

Al final, se corrieron rumores de todo tipo y la gente del lugar dejó de buscarle problemas. Para todos era mejor evitarlo y para Darién era mejor sí lo hacían, pues así podía enfocarse en cuidar de su madre.

Ese día se había desviado y la había dejado sola por demasiado tiempo. Él lamentaría haberlo hecho por el resto de su vida...

Cuando regresó, encontró la puerta principal de su pequeño refugio entreabierta y ello fue una terrible señal de alarma para Darién, quien no sólo le preocupaba que algún intruso hubiera entrado y su madre se lo comiera —lo cual ya había sucedido antes—, sino también que su madre acabara expuesta al sol.

Dejó caer el libro por la impresión y corrió a toda prisa hacia su hogar. Sintió su corazón retumbando en su cabeza a cada paso y se asomó cuidadosamente por la apertura.

—Mamá... —La nombró preocupado.

Tuvo miedo de que la luz del sol se filtrara en el interior, por ello no entró de manera precipitada y se asomó con cautela.

Lo que vio lo dejó helado, un frío tal que parecía provenir de esa hoja afilada que amenazó con degollar el cuello de su enardecida madre.

Darién abrió la puerta y contempló horrorizado la siniestra sonrisa del hombre que tenía sometida a la mujer.

—¿Qué le haces? —Darién tartamudeó, intentando comprender la situación.

—Ya llegaste —ronroneó el desconocido, cuyo cabello blanco caía cual cascada sobre su espalda, retocado con algunos mechones negros—. Te estábamos esperando. —Enfatizó cada palabra, mientras ejercía más presión sobre la empuñadura de aquella alargada guadaña que sostenía.

La madre de Darién emitió un ligero gruñido, pero pese a que sus ojos rojos expresaban una ira desbordante, ella no se movió, probablemente porque se sentía en desventaja ante el hombre que la sometía con el pie sobre la espalda.

—Suéltala. —Esta vez, la voz de Darién no tembló y frunció el ceño con severidad, advirtiéndole al desconocido que hablaba en serio.

—Oh, pero claro que la soltaré. —El atacante se rio al tiempo que levantaba su otra mano libre—. Pero antes...

Darién vio que el hombre sostenía un pegajoso gusano negro que se retorció sobre la palma de su mano.

Soltó su guadaña, pero esta no se desplomó, sino que levitó obediente frente al desconocido, quien tomó a la madre de Darién del cabello.

Darién corrió con desesperación cuando vio lo que se proponía, pero la guadaña se movió por voluntad propia y despidió una ráfaga de viento que lo mandó a volar de regreso al exterior.

La madre de Darién gruñó y forcejeo cuando vio el daño que le infligían a su hijo, pero el desconocido resultó ser demasiado fuerte y casi le arranca el cuero cabelludo cuando ella forcejeo.

—La Diosa del caos tiene grandes planes para ti, Kane Lesedi. —El desmesurado oponente se inclinó para susurrarle con una sonrisa, batiendo el largo de su túnica negra y esbozando una sonrisa despreocupada.

La mujer derramó algunas lágrimas al recordar su nombre y su apellido de casada. Eso le pasaba cada vez que tenía un breve destello de lucidez y caía en cuenta de todo lo que le había sido arrebatado. Todo salvo alguien. 

Darién regresó corriendo a la casa y ella lo vio venir sólo por un segundo.

Kane se retorció de dolor cuando el hombre le introdujo brutalmente el gusano en el oído.

Darién lo vio hacerlo; vio como su madre se retorcía y sangraba, por lo que no pudo más con la impotencia...

—¡Vas a lamentarlo! —gritó.

La tierra se estremeció, la morada se vino abajo y antes de que Darién pudiera hacer algo, su madre sufrió una brutal metamorfosis.

El culpable de todo aquello, se sentó sobre la vara de su guadaña y flotó en el aire, alejándose del lugar.

La piel de Kane se agrietó, destilando grandes chorros de sangre y se convulsionó emitiendo un fuerte alarido de dolor.

Darién quiso ir por ella, temiendo que el sol la fuera a carbonizar, pero eso no sucedió, pues cuando las paredes de su pequeño refugio colapsaron, a Kane le surgieron repentinas extremidades de la espalda, las cuales, sin acabar de tomar forma, repelaron los escombros.

Ella quedó expuesta a la luz solar, pero no dio indicios de sucumbir ante esta; sino que su transformación siguió su curso.

Finalmente, las extremidades de su espalda, tomaron la forma de dos brazos humanoides. Algo abultados y deformes; chorrearon sangre roja en conjunto con una sustancia negra que ahora se mezclaba con otra sustancia púrpura. Cada brazo contaba con una mano y sus respectivos dedos, cuyas garras afiladas prometían una muerte inmediata.

—¿Mamá? —Darién tartamudeo al ver que su madre se ponía en cuatro bajo el sol.

Kane levantó los ojos rojos hacia Darién y por la dilatación de sus pupilas, el joven entendió que ella no lo estaba reconociendo.

«Me atacará —pensó con temor».

Así fue, Kane se abalanzó sobre su hijo y éste se apresuró a correr para huir de ella, pero su madre lo persiguió corriendo como si fuera una bestia feroz. 

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Estoy pensando en publicar capítulo lunes y viernes, así me doy tiempo de preparar los capítulos y nos lsx saturx con lecturas 🤭

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✨Gracias por hacer esto posible y nos estaremos leyendo muy pronto✨

Ráfaga Guerrera (Borrador)Where stories live. Discover now