Capítulo 7: Una lágrima maldita

50 11 102
                                    

Tiempo presente...

La sonrisa del espíritu se tensó al sentir los fulminantes ojos de luna llena sobre él. Todo el cuerpo de Darién resplandeció plateado y el poder de la luz se percibió más imponente de lo que el espíritu podía soportar.

—Te dije... —Darién deslizó el pie descalzo sobre la tierra— ¡Que te apartaras de ella!

La tierra se estremeció y un pilar de rocas se alzó a voluntad de Darién, con él, impactó al espíritu de viento y lo mandó a volar bastante lejos del cuerpo de Anastasia. El espíritu se recuperó en el aire y flotó, observando a Darién con cautela, pero sin dejar de sonreír.

—Eres más fuerte de lo que pensé, lo admito —dijo—, pero sigues siendo muy inferior a mí. ¡Yo soy un espíritu de viento!

Darién fue hacia Anastasia, ahí se situó de cuclillas, mientras la luz de su cuerpo se extinguía y la sostuvo en sus brazos. Observó preocupado como la herida de la sílfide se iba tornando negra, como si la hubiesen quemado con algo. La joven se removió en sus brazos y gimió de dolor.

—Des... —Abrió los ojos con dificultad y miró a Darién. Luego sonrió—. Todavía estás vivo...

—Tú estás malherida —respondió Darién preocupado.

—Sólo fui algo descuidada, pero estaré bien...

Anastasia trató de incorporarse, pero Darién la sostuvo con fuerza.

—Por favor, no —imploró Darien—, estás sangrando mucho...

La sangre de Anastasia era plateada y la herida de su hombro se iba poniendo cada vez más fea, por lo que, Darién se preocupó todavía más. La envolvió entre sus brazos y la estrechó en su pecho, sorprendiendo a Anastasia.

—Deja que yo me encargue.

—¿Tú? —preguntó Anastasia confundida—. Escucha, ese ser no es un ser cualquiera, es un espíritu corrupto y es mucho más poderoso que cualquier poseído...

—No sé cuál sea la diferencia, pero para mí cavó su tumba en el momento en que hirió a mis dos mujeres preferidas.

Darién la soltó, dejando de rodillas a una estupefacta Anastasia y más fue su sorpresa cuando el cabello de Darién se tornó plateado.

—¡¿No eres humano?!

—Soy un ser de luz. —Darién sonrió—. No sé por qué soy así, pero sé que lo usaré para impedir que vuelvan a salir heridas.

El espíritu corrupto blandió su guadaña y Darién plantó el pie sobre el suelo con rudeza. Una muralla de piedra se alzó frente a ellos, repeliendo la ventisca.

—¡¿Quién diría que serías tan fuerte como el bendecido directo?! —El espíritu se rió—. Eres una caja de sorpresas, Darién Lesedi y ya ansío aprovechar tu existencia para sembrar el caos.

—No sé qué intenciones tienes conmigo —replicó Darién—, pero no me importan tus motivos, así que, ahórrate los elogios.

—Tienes voluntad, lo reconozco, pero eso sólo es posible porque tienes a quien proteger. Los espíritus de tierra suelen colapsar y perder la razón cuando su amado protegido perece. Sucederá lo mismo contigo. ¡Ahí viene!

—¡Darién! —gritó Anastasia cuando vio a su madre abalanzarse sobre él.

Kane tomó a su hijo prisionero por detrás y un cuarto brazo le creció de la espalda, alcanzando a Anastasia con él. Los dos fueron capturados y Darién forcejeó con desesperación.

Ráfaga Guerrera (Borrador)Where stories live. Discover now