Capítulo 8: Realidades oscuras

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La noche llegó, salió la luna y luego nevó, como si la luna también lamentara el triste desenlace junto con Darién.

El joven sostuvo en sus manos el rostro petrificado de su madre y trató de encontrar en ella aquel reflejo de lucidez que parecía reconocerlo, pero, para su mala suerte, Kane había quedado hecha piedra justo en el momento que lo miraba fuera de sí. Ella había quedado grabada de esa cruel manera, con la expresión poseída en su máximo esplendor.

—Darién, lo siento mucho —comentó Anastasia cabizbaja tras de él, ansiosa porque en cualquier momento fuera a llegar la policía o peor.

—Creo que es mejor así. —Darién suspiró—. Lo que ese espíritu le hizo, le causó demasiado dolor y mi mamá ya no podía soportarlo... De este modo, no sentirá dolor ni tratará de comerme, aunque no estoy seguro si algún día podré devolverla a la normalidad.

—Lo lograrás. —Anastasia puso su mano sobre su hombro y Darién la miró. Ella sonrió de esa manera que resultaba capaz de aliviar la soledad—. Eres un ser de luz, lo cual significa que, si alguien puede lograrlo, ese eres tú. —Anastasia señaló la luna en el cielo—. Ella nos libra de los corruptos con su luz, junto con el sol. Sólo la luz combate la corrupción.

Darién acarició su mejilla y Anastasia lo miró sorprendida, pues no esperaba un gesto como ese de su parte.

—Y tú me sanas con tu sonrisa —respondió Darién con dulzura—. Eres una curandera.

—¿Qué cosas dices? —Anastasia se rió nerviosa—. Sabes qué, no importa, debemos buscar la manera de irnos antes de que nos atrapen...

—Ilusión —dijo Darién.

En un misterioso instante, Anastasia se encontró rodeada por un extraño velo transparente.

—¿Esto qué es?

—Ves el exterior —explicó Darién—, pero el exterior no te ve a ti. Estaremos a salvo dentro de esta ilusión.

Anastasia volvió a mirarlo confundida, pues él resultaba ser una criatura de lo más extraña, ya que, la magia era capaz de percibirse por otros seres mágicos, pero, la magia de Darién no se sentía, pese a que era evidente que estaba allí.

—Eres como un espíritu —comentó Anastasia, sin intención de expresarlo en voz alta, pero lo hizo.

—¿Qué? —preguntó Darién sorprendido, mientras su cabello flotaba y emitía una luz plateada.

—Oh. —Anastasia bajó la mirada avergonzada, descubriendo que sí lo había dicho—. El poder de los espíritus es imperceptible para los mortales, por eso me lo pareciste... Tu poder, inmenso y misterioso, es imperceptible.

—Ya veo —Darién tomó su mano y Anastasia sintió sus mejillas ruborizar—. Dime algo, si resultase serlo... ¿Podría permanecer a tu lado?

Anastasia lo miró sonriendo, creyendo que se trataba de una broma, pero al percibir la seria expresión de Darién, entendió que no lo era.

Se apartó lentamente de él, soltándose de su agarre y evitando su mirada, bastante intimidada por lo que Darién parecía estar sintiendo por ella.

—No sé qué ideas te estarás haciendo ahora mismo, pero yo no estoy interesada... Soy una sílfide y no me puedo involucrar con alguien que no sea un silfo, de hecho, estoy comprometida. Es un silfo de la guarda especial y es muy leal a mi padre, un hombre respetuoso...

—¿Te vas a casar? —preguntó Darién con tristeza.

—Am... Iba a hacerlo, o bueno, espero poder hacerlo, cuando logre regresar al bosque sagrado. Un día, mis padres me aceptarán de vuelta y yo cumpliré mi sagrado deber, casándome con un silfo; tendré bellos hijos y purificaré el viento para que cada mortal de mi mundo pueda vivir y respirar... —Una lágrima solitaria recorrió la mejilla de Anastasia y ella se sintió verdaderamente tonta por decir todo eso.

Ráfaga Guerrera (Borrador)Where stories live. Discover now