Capítulo 14: Adiós mi sabia

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Dicen que la comprensión de uno mismo y de nuestra yoidad interna es el primer paso para ser capaces de comprender el mundo que nos rodea. Sin embargo, existe un plano tan inmenso y complejo que no podría alcanzarnos la vida para entenderlo plenamente, pero Anastasia sabía que lo que fuera que pudiera aprender y comprender, podría ser transmitido a las futuras generaciones, pues así era como funcionaba la inmortalidad de los mortales.

—¿Sabes por qué la danza es tan importante para los seres de la naturaleza? —preguntó Brigitte mientras comían su ración del día, sentadas sobre el suelo de terciopelo.

—Lo recuerdo —respondió Anastasia con serenidad—, la danza es un ritual sagrado que nos permite conectar con la naturaleza. Con ella equilibramos el cuerpo con los cuatro elementos.

—Cinco elementos —respondió Brigitte, confundiendo a Anastasia y al percibir su confusión, Brigitte sonrió—. Tierra, agua, viento, fuego y luz...

—¿Luz?

—Es el elemento de la vida —explicó Brigitte—, gracias a ella existimos y cuando los cinco elementos se encuentran en armonía, se abren las puertas del cosmos. Es la energía del universo que alimenta el poder de la creación.

—Así que, el poder de la creación... —Anastasia mordió su bollo mientras meditaba sobre eso—. Debe ser un poder que sólo los espíritus pueden usar, supongo.

—No. —Brigitte la sorprendió con su respuesta—. En el universo los espíritus sólo pueden usar a lo mucho dos elementos, pero no existe ninguno que pueda usar los cinco elementos, por lo que, ningún espíritu sería capaz de acceder al poder del cosmos.

—Entonces, ¿quién puede?

—La naturaleza, princesa. La naturaleza está viva y respira, por eso la veneramos. Nunca debe olvidar el inmenso poder de la naturaleza, la cual, supera por mucho, el poder de los espíritus.

«Impresionante —pensó Anastasia».

Por un breve momento, se preguntó sí existiría alguien más capaz de superar a la naturaleza y quizá, fuera aquella interrogante la pauta de su destino.

Por un breve momento, se preguntó sí existiría alguien más capaz de superar a la naturaleza y quizá, fuera aquella interrogante la pauta de su destino

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Antes de irse a dormir, contó las envolturas de jabón y suspiró con desaliento al percatarse de que ya había pasado otro año.

—Princesa Fayrel, debes hacer de la paciencia una virtud —comentó Brigitte tras de ella.

—Irónico que le pidas algo así a una mortal —respondió Anastasia, mientras devolvía las envolturas a su lugar-. Nuestras vidas son cortas, por eso, no hay quien espere dos años por un amor no correspondido...

—Ojitos de plata, ¿eh? —Brigitte sonrió y Anastasia se ruborizó.

—No es sólo por él...

—Estoy segura de que él todavía te ama y piensa en ti. —La alentó Brigitte—. Ya que su luz sigue ligada a ti...

Ráfaga Guerrera (Borrador)Where stories live. Discover now