Capítulo 5: Ojos de luna llena

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Toda la gente del barrio se alejó de la zona de ataque en un instante y nadie se molestó en brindarle su ayuda al joven que había sido tomado como objetivo de su propia madre.

Darién no le dio importancia a ese sentimiento de desamparo, pues había vivido con él toda su vida; cada vez que su progenitora enloquecía y Darién huía de ella siendo un niño.

Sí, no era la primera vez que su madre intentaba atacarlo o que intentaba comerlo. En todas y cada una de sus experiencias pasadas, nadie hizo nada para ayudarlo y por eso, él ya no esperaba compasión alguna.

Los brazos extra de Kane alcanzaron los tejados de las casas y los aprovechó para abalanzarse e impulsarse, logrando acelerar el paso tras su hijo.

Aquello era nuevo y Darién sintió que se le cortaba la respiración.

—¡Darién! —gritó el demonio dentro de Kane— ¡No me evites, Darién, prometiste protegerme y curarme!

Seguro esperaba provocarle dolor a Darién, pero consiguió todo lo contrario, pues en verdad lo hizo enfurecer.

Frenó en seco y se volvió a mirar a su madre con frialdad.

—Ya me cansé. —Darién se flexionó y se quitó las zapatillas junto con los calcetines.

—Al fin. —El hombre que fungió como un espectador desde el cielo, celebró entusiasmado—. Al fin mostrarás tu verdadera naturaleza, Darién.

El joven se descalzó y cuando lo hizo, pudo percibir la vitalidad de la tierra, la cual palpitó bajo sus pies, advirtiéndole que seguía viva y que respiraba.

Darién dejó de huir de su madre y corrió hacia ella.

Las manos externas se abalanzaron sobre él, pero Darién plantó los pies sobre el suelo con una firmeza tal que le permitió retener el ataque de su madre. Sostuvo los brazos con sus propias manos y con ayuda de la postura la contuvo, ejerciendo la misma fuerza que ella.

—¡Increíble! Es capaz de igualar la fuerza de un maldecido por la Diosa. —El de la guadaña se regocijó al verlo—. Pero es inútil. Ni siquiera la propia Deva podría hacer nada contra la voluntad de la Diosa.

Darién se fijó en los ojos desorbitados de Kane, cuya piel seguía lastimada. Se veía más demoníaca de lo que nunca la había visto y no se sintió capaz de traerla de regreso.

—¡Mamá, por favor! —imploró— ¡Tienes que reaccionar!

—¡Es inútil!

Una ventisca agitó los cabellos negros de Darién y en un instante, el villano principal apareció flotando junto a él. De reojo, pudo percibir su engrandecida sonrisa y el filo de la guadaña.

Darién pensó que moriría, ya que, al estar reteniendo el ataque de su madre, no pudo defenderse...

Alguien se interpuso y resonó el estrepitoso choque metálico.

—¡Anastasia! —exclamó Darién sorprendido cuando divisó sus rubios cabellos.

La sílfide contuvo la hoja de la guadaña con el filo de su propia espada.

El atacante se sorprendió al verla y más aún cuando percibió la determinada expresión de Anastasia.

—Oye, corrupto —bufó Anastasia—, acabas de invadir el mundo equivocado y haré que te arrepientas.

El corrupto se rió divertido cuando la escuchó y se apartó de ella sin descender del cielo.

—¿Tú? —se burló el corrupto—. Sílfide, parece que te encuentras demasiado lejos de tu bosque patético y eso seguro te ha confundido las ideas.

Ráfaga Guerrera (Borrador)Where stories live. Discover now