Como un ángel caído que cayó del cielo, ven, desciende hasta donde estoy. En la noche estrellada está la oscuridad y en la eternidad Diosa tú serás... vuela al cielo.
Volaremos lejos, encontraremos la manera.
Veremos el final, seremos el final.
S...
Y cuando se lucha, la recompensa es grande. Los sueños si se cumplen, prueba de ello somos nosotros.
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Cuando era niña, mi padre me enseñó a escribir cartas para los que ya no estaban vivos, solo esperó que puedas leerla, Alexandre. Te escribo ahora que Levi se fue por la cena, hoy no me ha dejado salir de la habitación y la verdad, es que estoy demasiado cansada para salir.
No sé por dónde comenzar, es demasiado que me parece irreal, sí, no me iré por las ramas, así que te lo diré: ayer me casé con Levi, ahora soy Alida Jazmín Ackerman. Fue algo sencillo aquí en el cuartel, aprovechamos que todavía no llegan los nuevos reclutas. Todavía recuerdo como se puso Hange cuándo le dimos la noticia.
—Cuatro ojos, ¿cuándo llegarán los reclutas? —inquirió Levi con calma
—En tres semanas, hemos adelantado tanto desde que llegamos que ya no hay nada que hacer por el momento. Pero, ¿por qué preguntas?
—Porque Jazmín y yo nos casaremos —le dijo sin mostrar una pizca de emoción. Hange comenzó a reír, sin embargo, se detuvo cuando vio a ambos capitanes con el semblante serio
—¿Es en serio lo que me estás diciendo? ¿No es una clase de broma?
—¿Esto te parece una broma, ojito de vitrina? —Jazmín alzó la mano izquierda mostrándole el anillo de compromiso
—No puede ser —musitó la de lentes con sorpresa—. ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! —gritó eufórica, parándose de su nuevo asiento y levantando ambos brazos—. ¡Yo sabía que entre ustedes había algo! Me trataron muchos de loca, pero ahora los locos son los demás cuando sean los Ackerman.
—Solo nos casaremos para que Jazmín deje de ser una Lawson. —Hange lo observó con una mueca mostrando su descontento, sentándose de nuevo—. Solo le daré mi apellido para que la dejen en paz.
Levi miró de reojo a su prometida, ambos habían acordado decir que se casarian por el apellido, no por lo que realmente sentían. Una farsa para que no vieran la debilidad del otro.
—Así que te preguntamos, ¿podemos casarnos aquí? —preguntó Jazmín con calma—. Queremos algo sencillo, solo los chicos, tú y alguna que otra persona.
—¿Cuándo sería?
—En dos semanas —respondieron ambos capitanes al unísono
Mi vestido me lo regaló Historia, sin embargo, no pudo asistir por su apretada agenda. No llevé maquillaje pues nunca me ha gustado, mi peinado era amarrado con algunas flores y mi camisón... fue regaló de tu madre. Me sentí incómoda, no lo voy a negar, fue demasiado para mí cuando me dijo que me prepararía para mi marido.
