Como un ángel caído que cayó del cielo, ven, desciende hasta donde estoy. En la noche estrellada está la oscuridad y en la eternidad Diosa tú serás... vuela al cielo.
Volaremos lejos, encontraremos la manera.
Veremos el final, seremos el final.
S...
Cada lágrima que derramé es un precio justo si con ello te pude conocer. Cada grito que salió de mi boca valió la pena porque ahora estas aquí.
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—¡Yo no lo hice, joder!
Levi era arrastrado por tres hombres para llevarlo a los calabozos. No lo entendía, ni sabía por qué todos apuntaron qué fue él sabiendo que su prioridad era estar con Jazmín. Era la primera vez que muchos soldados lo veían gritar como desquiciado, estaba totalmente fuera de sí, repitiendo hasta el cansancio que era inocente.
—¡Hange, déjame ir con mi esposa! ¡Me necesita!
Sus gritos llegaban hasta el patio principal, llamando la atención de todos. Ahora estaba claro para todos los miembros de la Legión, que la relación que mantenían los capitanes era real y no como se decía que era solo por el apellido y continuar un legado que se creía extinto.
—Lo siento, Levi. Qué más quisiera dejarte libre para que estés con ella, pero Zackly ordenó tu encarcelamiento —se disculpó su amiga con pesar, ella trataba en creer en él, pero ante la muestra de celos en la mañana y la escena de Jazmín y Filip, llegó a cuestionar su inocencia.
—¡Sueltenme idiotas! ¡Tengo que estar con Jazmín! ¡Ella me necesita!
—No te preocupes por la Flor exótica, yo estaré al pendiente, no la dejaré sola —mencionó Hange abriendo una de las rejas de los calabozos—. Vendré cuando termine el parto.
Levi fue arrojado al suelo y cerraron la celda lo más rápido posible pues el capitán ya se encontraba parándose para lanzarse a los barrotes.
—¡Maldita cuatro ojos de mierda, déjame ir con mi esposa! ¡Yo no lo asesiné! —gritó apretando los barrotes con impotencia, escuchando los pasos de su amiga alejarse hasta ya no escucharse—. Jazmín me necesita... mi hijo está por nacer y mi otro hijo está esperándome en mi oficina —susurró, limpiándose con brusquedad las lágrimas que se amontonaban en sus ojos—. Mi hogar me necesita... yo la necesito.
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Tres horas antes.
—Todo esto se haría para rescatar al pueblo eldiano que esta en...
—¡Disparates! —Un alto mando interrumpió a Hange, quién les leía la Carta de Zake Jaeger—. ¡¿Quién aceptaría una oferta ridícula?!
—¡Estamos hablando del titán bestia aquí! —exclamó otro hombre—. ¡Convirtió a la gente de Ragako en titanes y sembró el terror dentro de los muros! Él es la misma persona que casi mató a toda la Legión de Reconocimiento, ¡¿sin embargo, está enviando una solicitud?!
