Como un ángel caído que cayó del cielo, ven, desciende hasta donde estoy. En la noche estrellada está la oscuridad y en la eternidad Diosa tú serás... vuela al cielo.
Volaremos lejos, encontraremos la manera.
Veremos el final, seremos el final.
S...
Bien dicen que no puedes tener todo en la vida. Ahora mi familia tiene un nuevo integrante, pero a cambio perdí a otro ser importante.
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Tranquilidad, ¿cómo era posible que después de vivir horas llenas de angustia, ahora se sentía tranquilo? Levi admiraba el pequeño rostro de su hijo recién nacido, no podía creer que ese niño que dormía sin preocupaciones fuera de él, que él fuera capaz de crear algo tan perfecto con la ayuda de la mujer que dormía a su lado. Porque si, para Levi no existía otro adjetivo para su hijo, era perfecto al igual que su mujer y su otro hijo que aunque no compartieran sangre, lo amaba por igual.
Levi llevó con cuidado su mano hasta la mejilla del niño y paso un dedo acariciando su piel. «Suave». Sonrió en grande sin poder ocultar la alegría que su corazón sentía, tenía una familia: un hijo que dormía en otra habitación, su linda esposa que descansaba después del esfuerzo que hizo y ahora su pequeño que se encontraba en medio de los dos.
—Son mi vida entera —murmuró, siempre solía decirle a Jazmín todo lo que sentía por ella cuando dormía, era la única manera de sacar lo que sentía por palabras sin sentir vergüenza—. Por ustedes haría lo que fuera.
Acercó a su rostro y lo olfateó, olía bien, su cuello desprendía un olor único que le encantó. Sabía que sus rasgos todavía no estaban definidos por las pocas horas de haber llegado al mundo, pero podía distinguir que su rostro era parecido a de él y solo el cabello lo tenía del mismo color que el de su esposa. Hange le había dicho que tomó lo mejor de ambos, solo esperaba que el carácter fuera el mismo que Jazmín.
Levi se alejó al ver a su hijo hacer un gesto y luego otro, hasta que se convirtió en un puchero. Levi no sabía que hacer, era la primera vez que convivía con un bebé. Finalmente su hijo se soltó en un llanto, despertando de golpe a Jazmín.
—Lo siento, no sé que ha pasado —se disculpó Levi viéndola reincorporándose en la cama—. Yo no le hice nada.
—Debe de tener hambre, descuida —lo calmó Jazmín mientras tomaba en brazos a su primogénito—. Le di de comer cuando fuiste a acostar a Ciel.
Levi observó a detalle como su esposa bajaba la parte delantera del camisón, revelando sus pechos que habían aumentando su tamaño. Tragó en seco, no era momento para pensar en otras cosas. Tomó a su hijo en brazos y lo acomodó para que pudiera comer, Levi abrió los ojos, sorprendido por algo tan simple y normal. Nunca imaginó que aquella imagen de su esposa amamantando a su hijo lo pusiera tan feliz. Veía embelesado como su hijo mamaba sin parar mientras movía sus manos, deduciendo que sería un inquieto. Con cuidado llevó su mano hacia la del niño y abrió los ojos con sorpresa cuando tomó su dedo índice y no lo soltó. Todo era nuevo para él.
