Coming of Age at High Tea [Bellamione,Cissamione,Andromione]

Capítulo 5 : Fuego bajo las ramas del bosque

El Ministerio de Magia, Departamento de Misterios. Viernes, 18 de junio de 1996. Alrededor de las 8:30 de la noche, mucho después de que la buena gente hubiera fichado para terminar el día y se hubiera ido a casa a descansar.

Ella les había advertido . Les había dicho una y otra vez que entrar solos al Ministerio era una mala idea, ya sea que Sirius estuviera detenido allí o no. La Orden fue creada para encargarse de la lucha contra los Mortífagos, y cada uno de sus miembros tenía una amplia experiencia en duelos, sin mencionar siete años completos de educación. Tenían tantas posibilidades de enfrentarse a un grupo de motivados Mortífagos, nada menos que fugitivos de Azkaban, que ganar la Copa Mundial de Quidditch. Y última noticia, Harry, la vida no era Quidditch. No existía la Snitch Dorada, no todos tenían la pura suerte de sobrevivir mirando a la muerte a la cara, e iban a morir aquí abajo, si los Mortífagos no elegían capturarlos primero.

¿Qué posibilidades tenían? Eran seis, ninguno terminó su quinto año, todos con niveles de experiencia muy diferentes. Harry era valiente como solían ser los Alfas, y un buen líder, pero sus duelos eran, en el mejor de los casos, rudimentarios. Expelliarmus era un hechizo de nivel de primer año, muy inferior a un simple hechizo de desarmado no verbal, y aún así lo usó como si fuera su tarjeta de presentación. Luna era un poco mejor, variando en cierta variedad en una lista estándar bastante complicada de maleficios y maleficios, pero el resto simplemente no era apto para pelear ningún tipo de duelo real. Neville era más propenso a hechizarse a sí mismo que a un enemigo, Ginny no tenía experiencia en el uso de escudos en una situación de combate y Ron era simplemente un mago de mierda. Uno pensaría que después de cinco años e innumerables afeitados habría adquirido un poco de perspicacia mágica, pero apenas rondaba por Aceptable en sus OWL, y su manejo de la varita era tan descuidado que corría el riesgo de un desastre constante. Y pensar que su madre le había dado a Hermione un discurso severo en contra de que ella intentara aparearse con él . Ella se burló del recuerdo. Como si alguna vez se dignara aparearse con alguien tan estrecho de miras como el chico Weasley.

Un espasmo de dolor sacudió su sistema y ella hizo una mueca, haciendo todo lo posible por no gritar. ¿Por qué hoy, precisamente entre todos los días?, se preguntó. ¿Había hecho algo para enojar las manos del destino? ¿Sus investigaciones sobre la magia oscura y su determinación de burlar las leyes convencionales de Omega habían provocado la ira de los dioses sobre ella? Merlín , pero le dolía, el dolor retorcido en su estómago que significaba que el Giratiempo indujo la llegada de su decimoséptimo cumpleaños. Ella estaba en el proceso de presentar su dinámica, su Omega gimiendo mientras atravesaba las últimas barreras del hechizo supresor, luchando desesperadamente por darse a conocer. Si no fuera por los encantos que había aprendido en algunos de sus libros, no habría podido moverse, gimiendo de agonía mientras el mundo se fracturaba y reformaba a su alrededor. A pesar de ellos, ella todavía estaba debilitada y vulnerable, apenas apta para batirse en duelo en sus propios términos, y mucho menos para tomar el relevo de sus cinco compañeros. La Orden estaba en camino, pero hasta entonces estaban atrapados en el Departamento de Misterios, rodeados de magias inestables y varios Mortífagos en busca. Pasaría un tiempo antes de que alguien viniera a rescatarlos.

Otra punzada la atravesó y decidió tomar medidas más drásticas. Respirando profundamente, apuntó su varita a su estómago, susurrando un hechizo de estasis que podrías usar para conservar alimentos en condiciones de calor. No era una buena solución, ni particularmente estable, y el dolor sería dos veces más intenso una vez que el hechizo desapareciera, pero le permitiría luchar. Mientras nada la lastimara demasiado, podría concentrarse en el hechizo mientras ejecutaba sus otros hechizos. Al menos por un tiempo. El profesor Flitwick se habría horrorizado ante los riesgos de usar el hechizo de esa manera, pero no tuvo tiempo de imaginar sus protestas. En un escenario de vida o muerte, lo único que importaba era la supervivencia.