El tatuaje.

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Rai sabia que aquello era una estupidez. Sabia que su padre la asesinaria en cuanto llegara a casa y que su madre la amenazaria con expulsarla de la casa.

Sabia que sus vecinos la etiquetarian con crueldad.

Otra loca más...

Y poco le importaba, también.

Por eso fue que entro a aquel bar, estrujandose los dedos y mordiéndose los labios mientras caminaba hacia la barra.

Ella nunca habia estado en un lugar como aquel. Allí solo viene la otra mitad.

Los chicos malos, los rebeldes, las chicas "Sin rumbo", como solía llamarlas su madre.

Y ahora ella, una niña ejemplar del pueblo, caminaba hacia la barra del Mistery Bar, sintiendose tan fuera de lugar que hasta podia sentir las miradas de todos alli clavadas en su menuda figura.

—Disculpa— Murmuró y la enorme figura de una chica morena se giro hacia ella, esbozando una sonrisa de oreja a oreja.

La morena entrecerro los ojos mientras recorria a Rai con la mirada.

—Rai, ¿Qué haces tú aquí?— Farfullo entre divertida y completamente azorada.

—No tengo idea— Susurró Rai.

¿Porque estoy harta de mi vida? ¿Vacia? ¿Aburrida?

—¿En que puedo ayudarte?— La morena se inclino sobre la barra, mientras miraba a Rai, siempre tan obediente y tranquila, casi temblando ahi, en medio de toda esa gente tan diferente a ella.

—Quiero hacerme un tatuaje?

—¿Un tatuaje?

—Sí, eso— La chica solto una carcajada y Rai fruncio el ceño.—¿Qué?— Soltó enojada

—Oh nada, solo que...olvidalo. ¡Alondra!— Rai pego un salto cuando la morena llamo a gritos a su amiga, sin siquiera dejar de mirarla.

Desvio sus ojos hacia una escalera detras de la barra, por donde aparecio el infienro personal de su padre y de todo el pueblo en realidad.

Chaqueta de cuero, botas y jean negro, cabello rubio, rebeldes ojos color cafe.

Perfecta.

O eso es lo que Rai esperaba.

La castaña sabia que si alguna vez alguien se enteraba sobre quien era la protagonista de todos sus sueños, la desterrarían.

Bueno, no, pero si la rechazarian.

O estabas en el lado de los "puros", gente cerrada de mente, frustrada y anticuada, o estabas del lado de los rebeldes.

En su mayoria jovenes hartos de una vida de privaciones. Sexo, vicios, taruajes, maldiciones y estupideces ilegales.

En este ultimo grupo se encontraba Alondra, el amor platonico de Rai desde que tenia memoria.

Alondra habia vivido toda su vida a solo una calle de la peliroja. Jugaban juntas desde pequeñas, pero con el correr de los años, Rai habia visto como sus caminos se dividian cada vez más.

Ella hizo todo lo que se suponia que debia hacer. La otro hizo todos lo que le prohibieron hacer.

Hacia años que Alondra se había mudado de su hogar de la infancia, pero Rai la vio pasar de vez en cuando en su carro, siempre vestida de negro, siempre con sus tipicas fachas de chica mala.

—¿Que mierda hace Rai aquí?— La morena, la disminución desde sus casi dos metros de altura, frunciendo el ceño.

Ah, habia olvidado decirlo, Alondra la odiaba.

Rai no tenia idea del porqué, y nunca se había atrevido a preguntar. Como buena niña que era (o queria ser), nunca respondia a sus provocaciones, y siempre la ignoraba, pero la constante mirada de reproche que Alondra le dedicaba no desaparecería nunca.

—Quiere hacerse un tatuaje— Comento la chica divertida, todavia sin girarse a su amiga.

Alondra se acerco a la barra.

Ambos miraron a la peliroja desde su altura superior haciendola sentir un pequeño insecto.

—Esta jodiendo— Alondra solto una carcajada burlona y Rai torcio el gesto.—Acostumbrate Rai, todo el mundo maldice aqui, por todo, todo el tiempo.

Rai no entendio por qué aquella gente sintio la imperiosa necesidad de inmiscuir la palabra "Mierda", "Maldito" o cualquiera de sus derivados en cualquier oracion que dijeran siempre.

—No, se quiere hacer un tatuaje.

—¿Acaso estas loca Rai?, Espera ya se, Satan te ha poseido, no eres tu, ¿verdad?— Se burlo y Rai apreto los labios.

—¿Sabes que Alondra? Vete a la mierda. Y olvidate del estupido tatuaje— Más enfadada que nunca, Rai se dio media vuelta, dispuesta a hacer una salida teatral.

Alondra, por otro lado, se quedó mirando el trasero de la peliroja marcharse, ignorando la carcajada de la chica a su lado.

Rai nunca maldecia. Nunca jamas.

Y lo acaba de hacer.

No era la primera vez que una chica la mandaba a la mierda, pero esa era Rai.

Alondra reacciono un segundo antes de que Rai saliera.

—¡Rai espera!. Te hare el tatuaje. Ven conmigo.— Sin darle tiempo a responder, Alondra tomo la mano de Rai y la arrastro junto a ella.

Rai abrio los ojos sorprendida cuando llego al segundo piso.

Ella se esperaba un antro en tonos negro y rojo, algo sucio y desordenado. Nunca hubiera esperado algo como eso.

—Esto parece un hospital— Susurró y Alondra la miro de reojo.

—Somos rebeldes no sucios. Se necesita mucha higiene para hacer un tatuaje, sino podria contraer una infección.

—Oh— Rai no pudo formular nada más y se quedo allí parada.

—¿Que vas a tatuarte?— Preguntó Alondra, mientras levantaba un cuaderno de dibujo entre sus finos dedos, y la miraba con una ceja alzada.

—Un corazón

—¿Un corazón?— La morena alzó una ceja mientras veia su brazo derecho.—Bien, siéntate ahi. Yo dibujare y tú me diras si te gusta o no.

—Esta bien—Murmuró Rai sin despejar la mirada de ella.

—¿En donde sera?

—Aquí— Rai levanto su camisa dejando ver su abdomen, y señalando donde lo queria. Alondra apreto el agarre del cuaderno para observar.

Rai la vio tragar saliva, y asentir sin decir nada antes de volver a dibujar.

The Tattoo || Adaptación || RailoWhere stories live. Discover now