Capitulo II

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—Rainelis, deja quieta esa pierna.— Masculló su madre, sin siquiera desviar la mirada de su hija.

Rai suspiró de alivio cuando la misa por fin terminó. Y no porque le desagradara asisitir, en realidad no era así. El problema eran las miradas que sentia detrás de ella, clavándose en su cuello como dardos acusadores.

Como todos los domingos, la peliroja caminó detrás de su padre lentamente, con la diferencia de que est vez ninguna de la personas que normalmente la saludaban, sino que la miradon desde lejos con horror.

—Mira lo que nos has hecho. Todos están hablando sobre nosotros, piensan que te hemos mal criado cuando en realidad eres tú la que arruinó todo. Todo esto es tu culpa.— Su madre no paró de susurrar en el oido de su hija hasta que hubieran llegado a la acera, en donde la peliroja se giró sin medir palabra, comenzando a caminar hacia su casa.

Su madre lo dejó pasar, observando con los ojos entrecerrados a su hija, que ahora caminaba tranquilamente.

Parecía como si todo lo que dijera llegara a oidos sordos. Rainelis no discutía, gritaba o incluso daba signos de haberla escuchado. Ni siquiera lucía triste.

Estaba en su habitación, estaba en la escuel, estaba sentada en la sala. Haciendo lo que solia hacer siempre, con la sutil diferencia de que toda su vida giraba en torno a un solo momento del día.

La noche.

Cuando por fin se alejaba de todos aquellos hipócritas y se encerraba en su habitación, esperando a la vista de su novia.

Alondra no le había fallado ni una vez.

Rai nunca se le habia cruzado de día, en ningun lado, pero sin importar que día fuera, a las 9:30 de la noche Alondra siempre susurraba su nombre desde el patio, y Rai siempre bajaba a verlo, ahora con más precaución, y con Alondra debajo, esperando a atraparla por si caía.

Pero Rai ya no soportó más todo eso.

No soportaba fingir, ni mentir, no soportaba estar lejo de Alondra ni los reproches de todo el mundo.

Necesitaba rebelarse, hacer que todo el mundo ciera quién era ella en realidad.

—¡Rai! ¡Rai, esperame!— Con un bufido, Rai no se giró, pero sí camino más despacio.

—¿Qué? ¿Ahora tu madre si te da permiso de hablarme?— Comentario sarcástico.

Kevin, el perfecto Kevin, la miró con el ceño fruncido.

—¿Por qué dices eso?— Oh, quizas Rai no estaba tan lejos de la verdad...

—Me has estado ignorado estas dos semanas, ¿Qué quieres?.

Kevin parecía culpable y Rai rodo los ojos.

—Siento el haberte ignorado, es que...Todos decian que tú ahora eres una de las...

—¿Una de las...?— Rai lo miró con una ceja alzada y los brazos cruzados, mientras esperaba una respuesta por parte del peli negro parada frente a su casa.

Kevin se pasó una mano por el cabello, nervioso.

—Una de las putas de Alondra.— Logró decir finalmente, y Rai no dejó de mirarlo escéptica. ¡Debes entenderme, Rai! Decín todas esas cosas y yo... No sé ,les creí.

—Genial.— Masculló la castaña, girándose para abrir la puerta de su casa, pero Kevin la retuvo por el brazo, haciendola girar.

—Pero se que es mentira Rai. Ahora lo entiendo. Seguramente alguna tonta inventó ese rumor para hacerte daño, pero sé que tú nunca podrías hacer eso, tú... Eres perfecta Rai.— Las castaña soltó una carcajada.—¿Estoy en lo correcto, verdad? ¿Es mentira que eres una de las... putas de Alondra?

Rai entrecerro los ojos.

—Kevin, dejalo.

Kevin sonrió enormemente, para luego volver a tocer el gesto nervioso.—No Rai, yo quería hablar contigo porque en ese tiempo me di cuenta que yo si siento algo por ti.

—Kevin...

—Te amo Raineliss. Te amo. Eres la mujer con la cual quiero casarme y tener hijos. Te amo.— Rai todavía no habia dejado de mirarlo horrizada cuando el muchacho tomo su rostro y se acercó a ella para besarla.

Gracias al cielo, nisiquiera llegó a tocarla y Rai de echó para atras con el ceño fruncido, levantando las manos frente a ella e intentando mantener distancia con Kevin, que la miraba ansiosa.

—Kevin, no quiero esto, ¿Entiendes?

—Pero...

—Shh, Kevin— La castaña se giro a mirarlo por ultima vez antes de entrar a su casa.—Estabas en lo correcto. No soy una de las putas de Alondra. Soy su novia.— Dijo antes de cerrar la pierta de su casa.

The Tattoo || Adaptación || RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora