Capitulo I

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—¿Rai?

—Hola mamá...— La joven dejó cuidadosamente las llaves sobre la mesita del impecable recibidor, y camino lentamente hacia la sala en la cual su madre pasó el 70% de su tiempo.

—A que no sabes quién acaba de pasar por aquí.— Comentó su madre con voz estridente, sin despegar la vista de la ventana.

En la habitación no había televisor. En toda la casa no había televisores, pues los televisores eran otro invento más del diablo.

—¿Quién?— Preguntó Rai.

Hace tres horas que habia salido de su casa, y algo asi como 2 horas desde que Alondra era su novia. Luego de su inesperada declaración, Alondra la invito a comer, algo gracioso, pues el tipo de salida que ella preferia era ir por un trago. Pero ella conocia a la peliroja, y Rai seguramente arrugaría su pequeña nariz y la miraria con desconfianza apenas sintiera el olor a alcohol que impreganaba el bar.

—La señora Maria. ¿Quieres saber que me dijo?—  Su madre por fin se habia dignado a verla, recorriendola de arriba a abajo con la mirada llena de reproche.—Que tu andabas besuqueandote con Alondra Lopez cerca de ese horrible bar en el que trabaja. Le dije que era mentira ¡Mi hija besuqueándose, y mucho menos con Alondra, por todos los cielos!

—Mamá...

—Pero insistio tanto en que era verdad que tuve que creerle. Ahora quiero que seas sincera conmigo, Rainelis. ¿Es verdad?.

La peliroja bufó, cruzándose de brazos y desvindo la mirada.

—Si.

Su madre, una mujer sumamente infeliz y sexualmente frustrada, escondio el rostro entre sus manos, sintiendo como la humillacion se cernia sobre ella.

—¿Por qué me haces eso Rai? ¿Acoso fui mala madre?— Preguntó la mujer poniendose de pie y mirando a su hija, a la superaba por unos cuantos centímetros.

—No tiene nada que ver contigo mamá.

—¿¡Entonces que sucede!?

—¡Sucede que estoy enamorada!— Y por primera vez en su vida Rainelis le grito a su madre.—Me enamore mamá.

—¿Enamorada?

—Si mamá, enamorada.

—¿De Alondra Lopez?—Abrio los ojos con sorpresa y dejando a Rai totalmente confundida, comenzo a llorar.

—Mira lo que te ha hecho. Me has gritado y tú nunca me has gritado. Es por ella. Esa chica del demonio te arrastraría hacia su oscuridad. Te he perdido, he perdido a mi hija.— Rai rodo los ojos, sin poder creerlo.

Sollozo su madre y ambas se quedaron en silencio, su padre habia llegado, y eso no era algo bueno.

Y por supuesto sucedio lo que esperaba, su madre le conto entre sollozo lo que sucedio, de como Rai le habia gritado, y de sus sospechas de la transformación de que su adorable niña era una prostituta. Y su padre, siempre fiel a su papel, le solto uno de sus cermones sobre el infierno y sus castigos, para luego quitarle el celular y enviarla a su habitación.

—Solo queria decirte algo antes de dormir.— Comenzo su madre apenas entro a su habitación.—Se que me odiaras por esto, pero no deberías hacerlo, es por tu bien pequeña. No volveras a ver a esa chica.

—Tu no decidiras eso.

—Claro que lo hare. Es chica te arruinara la vida, tu te mereces mucho más que eso.

—¿Qué se suspone que me merezco?—Preguntó ironica la peliroja, y su madre la censuro con la mirada.

—No uses ese tono, esa chica es una malcriada.

—Alondra no es ni guapa malcriada.

—¿Escuchas lo que dices. Nunca más volveras a verla.

—Tengo 18 años no puedes prohibirmelo.

—Pero vives en mi casa, y aqui son mis normas y se respetan. No quiero que Alondra en mi vida ni en la tuya. Eso es todo— La puerta se cerro de un portazo y Rai gruño sin saber que hacer.

Cerca de media hora Rai escucho un ruido en su ventana, sigilosamente, abrio la ventana hacia arriba y saco la cabeza hacia afuera.

—¡Alondra!— Una sonrisa se agudizo por su rostro cuando se divisa la rubia, que la llamaba desde su patio trasero.

—Hola nena.— Alondra sintio como su pecho de inflaba de felicidad al ver el rostro de su chica asombrada desde la ventana, y se sintio la idiota más enamorada del mundo.

—Creo que deberias de irte mis padres no están demasiados felices ahora mismo.

—No te llame a tu celular porque sabia que te lo habian quitado, pero ni loca dejaria de verte. Voy s subir.

—¿¡Qué!? Alondra es alto, te lastimara.— La rubia rodo los ojos.— ¡Alondra no lo hagas.!

—Sera solo un segundo.— Rai vio con panico como su novia comenzaba a trepar el árbol lentamente.

El intento de ser romeo fallo y Alondra calló de forma brusca en el cesped, Rai con cuidado bajo de su ventana para ver como se encontraba Alondra.

Ambas observaron el cíelo durante unos segundos, y Alondra suspiro.

—Definitivamente, mi papel de Romeo fue un asco.

La peliroja solto una carcajada.

—No te preocupes. Te amo igual.

—Gracias a Dios.— Alondra se sentó, y luego se puso de pie de un salto, antes de girarse hacia la peliroja y estirarle una mano.

Rai la tomo y la dejo ponerla de pie.

—Si mi padre se entera de esto, moriremos.

—¿Y?

—Eres malvada.— Susurró su novia, mientras la abrazaba con más fuerza, y Rai solto una risita.

—Me quieres igual.

—Te amo igual.— Corrigió la rubia y Rai sonrio contra su pecho, llena de felicidad.

Era perfecto.

The Tattoo || Adaptación || RailoWhere stories live. Discover now