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Estaba furioso, enojado y sobre todo frustrado. Cerró los ojos. Soltó un bufido, cuándo sus pensamientos no eran claros.

Lo único que podía pensar era en secuestrar al Omega para tenerlo para él sólo.






»"Por favor, suéltame. Tengo que volver a casa." - El Omega lo miraba con tristeza, lo podía ver en sus ojos. Sintió un pinchazo en su corazón. Su lobo estaba afectado al saber que el lindo Omega de olor a mandarinas tenía un alfa que al parecer no lo quería.

"Ese alfa es un idiota." - Lo dijo en un gruñido. - "Tu olor es magnífico."

"Por favor, suélteme." - Ahogó un gruñido en su garganta al dejarlo libre. - "Y-yo tengo un alfa y no es de su incumbencia cómo es ó cualquier otra cosa."

Miró al Omega alejarse paso a paso. - "Dime Omega ¿Acaso ya no te gusto? Porque..." - Se mordió el labio con fuerza al decir lo siguiente. - "A mí me gustas Omega y créeme que haré lo posible para que te enamores de mí."  - Y antes de verlo marcharse vió cómo una lágrima bajaba por su mejilla para luego verlo correr.

Su lobo aullaba, estaba herido y puede que tal vez Emilio. El Omega estaba impregnado de su olor y eso no era suficiente, claro que no. 

Soltó un gruñido y miró por última vez por dónde el Omega se había ido para luego caminar hacía el auto.«







Con todo su esfuerzo trató de no romper el vaso de limonada que su madre la había ofrecido.

"¿Todo bien, hijo?" - Pregunta su padre. Evitó rodar los ojos.

"De maravilla padre." - Respondió con sarcasmo sabiendo que su padre no entendería.

"¡Estoy muy feliz Emilio! Me alegro que hayas vuelto. Podremos hablar sobre tu nuevo cargo en la empresa." 

Emilio tan sólo está pensando en el Omega, en esa lágrima que vió. El Omega ya no era el mismo...

"¿Emilio?" - Su padre pregunta, haciendo que dejara de pensar. Lo observa, y también observa el rostro de su madre, quién luce feliz. - "Tu madre te ha hecho una pregunta."

Emilio parpadea un par de veces. - "Lo siento, puedes repetir la pregunta mamá."

Sintió la mirada de su madre en su rostro, Emilio no la miraba, su madre podría saber lo que le sucede con sólo verlo, así que bajo a la atenta mirada de su madre, Emilio estaba nervioso. El lugar estaba en un silencio que para Emilio era algo incómodo.

"Creo que mejor te le digo después, Lewis." - Y escuchando de los labios de su madre su segundo nombre, supo que ya tenía una idea. Sólo asintió a lo dicho, se levantó y tomó todo el líquido que el vaso contenía. - "Entonces me iré, tengo cosas que hacer." - Los miró a los dos. - "Nos vemos pronto." - Se despide dándole un beso a su madre y dándole una sonrisa a su padre, antes de salir de aquella casa.












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"¡Emilioooo!" - Soltó un leve gruñido cuándo escuchó la voz de Eduardo, pero antes de que pueda decir algo, la puerta de su oficina se abre.

"Barquín..." - Gruñó. El otro alfa no se inmutó. No entendía la razón de la cuál Eduardo era así, tan feliz, despreocupado y de su comportamiento tan infantil de todos los días.

"Siempre estás de mal humor, yo no tengo la culpa que el Omega te ignore." - Sólo bufa cómo respuesta. Tan sólo lleva 3 días desde que el Omega le dijo que tenía un novio, 3 días en las cuáles siempre vá al parque a ver al Omega y cuándo trata de acercarse el Omega siempre se le escapa.

Y puede que su humor se deba a eso. Tan sólo el día de ayer había sido nombrado cómo el nuevo jefe de la empresa. Eduardo, cómo es su mejor amigo (algo que no dirá en voz alta) es ahora su ayudante personal.

"Habla ahora Eduardo ó sal de la oficina. No tengo tiempo para oír de cómo están planeando tener una familia tú y tu Omega."

Emilio sigue sin comprender cómo éste alfa tiene un Omega. Pero está feliz por él, aunque no se lo haya dicho.

"No es por apresurarte las cosas con el Omega... Pero cómo sabes mi Omega habla con la vecina de Joaquín y de ahí nos enteramos."

"Al punto Barquín, sin rodeos." - Emilio gruñó. Si bien no está feliz de que el Omega de Eduardo se involucre en ésto, se supone que era confidencial.

"Bien. El novio de Joaquín es el hijo de nada más y nada menos que del señor Abad. Mauricio Abad el hijo mimado es el novio del Omega, al parecer lo están  obligando  a estar con él. Stella nos dijo que lo escuchó llorar en la noche..."

Su dulce Omega siendo obligado avestar con un alfa que no lo amaba.  Porque vamos, Emilio sabía que el niño mimado del señor Abad no era nadie sin su padre.

Su lobo gruñía en su interior, rasgaba con despersonalización por ir por el Omega.

¡Oh, maldición!

"Eduardo... ¿Cuántos años crees que son por secuestro?" - Emilio pregunta después de minutos de silencio.















 ¿Cuántos años crees que son por secuestro?" - Emilio pregunta después de minutos de silencio

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Seguimos..........








Nos vemos AlbertXioW.

His Eyes // Adaptación Emiliaco OmegaverseWhere stories live. Discover now