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Joaquín comía con suma atención su rebanada de pastel, saboreaba con su lengua el resto de chocolate que quedaba en su tenedor. Emilio se removió en su asiento incómodo, mierda ¿Qué acaso el Omega hacía eso para provocarlo?

Tomó un sorbo de su café cuándo el Omega lo miró. - "¿Qué es lo que pretendes con ésto?" - Joaquín pregunta, pero Emilio no responde porque Joaquín habla otra vez. - "Yo, olvídalo."

"Omega..." - Emilio hablá despacio, dejando la taza sobre la mesa - "Cortejarte."

Joaquín dejó de comer para verlo. - "¿Qué?"

Emilio no dice nada, suelta un suspiro para luego dar un sorbo a su café. - " ¿Y bien Omega?" - Emilio pregunta después de segundos.

"¿Estás bien? ¿No? Tengo alfa."

"No lo amas, de eso estoy seguro."

Joaquín miró su postre, juega un poco con su comida. Emilio se muerde el labio para no decirle que deje de jugar con el pastel.

"No." - El Omega ni alza siquiera la mirada.

"Omega..."

"No, es... Falso lo que dices."

"¿Es falso? Puedo ver la tristeza en tus ojos."

"Basta... Es mi vida, déjame decidir."

"¿Lo haces? Tú madre te obliga, no decides."

"Estábamos bien, no hablemos de eso."

"Puedo ayudarte."

"No, no puedes."

"No puedes negar la conexión que hay entre nosotros..." - Y aunque ésto Emilip no lo creía del todo, pero era así, así se sentía con él. Su lobo estaba desesperado, se encuentra gruñendo y arañando en su interior, porque quiere al Omega, quiere olerlo, acariciar cada parte de su cuerpo, quiere...

"Es..." - Joaquín vaciló por algunos segundos. Emilio lo observó. - "No hay conexión entre nosotros." - Sabe que sólo son palabras, pero aún así le dolió. Dolió haberlo escuchado.

Su lobo aulló dentro de él. Emilio cerró los ojos por un segundo.

¿Qué es lo que haría? ¿Obligarlo a estar con él?

"Sólo dime..." - Emilio se aclaró la garganta, el Omega levantó la vista. Pudo ver sus ojos, esos ojos que de alguna u otra manera siempre los alucinaba durante la noche, esos ojos color café tan únicos y las pestañas, esas pestañas tan gruesas y oscuras que lo hacían lucir tan hermoso. - "Dime que ya no quieres verme, dejaré de meterme en tus cosas. Dime qué no sientes la desesperación de estar pegado a mí, dime qué no te duele la idea de que uno esté con otro que no seamos nosotros."

"Basta, por favor." - El Omega soltó un sollozo. Lo vió secarse las lágrimas que bajaban por sus mejillas con la manga de su playera.

Emilio respiró profundo. - "Sólo dilo y te dejaré." - Su corazón latía con desesperación, su lobo gruñía por haber hecho llorar al Omega.

El silencio se formó entre ellos, Emilio no pudo más y se sentó cerca de Joaquín para abrazarlo, lo sentó en su regazo para abrazarlo mejor, con su olor envolviendo al Omega.

Emilio esperó a que el Omega dejara de sollozar. Llevó su nariz al cabello del chico, oliendo un leve olor a mandarinas y a tristeza.

"No quiero..." - El Omega en sus brazos se aferró a él. - "Por favor..."

Su lobo gruñía con desesperación, Emilio abrazó más al Omega, casi temiendo de que se fuera.

"¿Cuántos años tienes, Omega?"

His Eyes // Adaptación Emiliaco OmegaverseOù les histoires vivent. Découvrez maintenant