5: "Demostraciones"

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Una lección.

¿Acaso era ella quien estaba recibiendo una lección en ese encuentro? Sabía que a determinada edad, cuando descubres que estás en la mitad de la vida y que ya no eres tan joven, pero tampoco eres demasiado adulto para resignarte a la vida, acabas asimilando de todos modos a que hay cosas que no regresarán y que no puedes detener que sucedan con el imparable paso del tiempo, pero ¿Qué es lo que realmente se debe hacer y sentir cuando lo descubres?

Nadie hablaba de eso.

En esas tardes y noches de soledad nada era especialmente emocionante, todo era demasiado monótono y hasta aburrido cuando descubría que quizás esperaba más de la vida, o por lo menos lo era para alguien que hacía todos los días una inquebrantable rutina, como lo era Yoo Jeongyeon.

Entonces Im Nayeon decidió ingresar en su vida a la fuerza, con esa incansable determinación que la hacía tan atractiva para su mente, absorbiendo sus suaves y sensuales labios enmarcados, que no paraba de jadear contra su boca, descolocando todos sus sentidos, ¿Sería capaz de ponerle un final a lo que se había despertado en ella con ese encuentro?

Nayeon estaba segura de que no se iría durante la noche, porque nada en Yoo parecía tener prisa por acabar con el encuentro, podía presentir en la infinita calma de las suaves acciones con las que correspondía al llamado de su boca. Im no podía parar de pensar en lo afortunada que era, quizás por tal motivo aprovechaba al máximo de su jodida suerte.

Que la castaña pernocte en su cama era la prueba de que todo lo sucedido era inalterable, así como su inexistente deseo de apartarse de ella, no podía dejar de besarla y estaba segura de que no dejaría de hacerlo hasta que se le partieran los labios, si fuera necesario.

Le fascinaba el jadeo de su grave voz ronca tomada por la satisfacción de verla buscar en su boca una y otra vez, sin cansancio, empujando su cuerpo cálido contra el suyo, impidiendo la distancia de su desnudez, deseosa y efervescente.

Im Nayeon era embriagadora, su sonrisa desequilibraba la poca cordura que habitaba en Jeongyeon. Más que cualquier otra cosa que pudiera hacerle, era una perdición, una jodida mala influencia.

—¿Puedo hacerte una pregunta, solo por mera curiosidad? —Consultó la menor, rompiendo con el sonido de sus labios contra los suyos, ronca y jadeante. 

¿Cómo hacía para seducirla tanto con el solo sonido de su voz? Jeongyeon la miró al fin, intentando hallar una respuesta a toda esa atracción que parecía imparable.

—Supongo que voy a tener que acostumbrarme a tu curiosidad y al hecho de que me tuteas, también. —Se burló sin poder evitarlo, le gustaba el modo en el que Nayeon reaccionaba al verse descubierta por ella fácilmente.

A pesar de que le encantaba, no sabía si estaba completamente lista para terminar con esa distancia aún, no del todo, pues no quería que se acostumbre a romper con todo lo que le gustaba de ella, como ese modo en el que le consultaba cada paso que daba mientras se apoderaba de su cuerpo en el aula de clases.

Diablos, tardaría un buen rato en olvidar ese episodio, si es que lo olvidaba alguna vez.

—Los gajes de juntarse con adolescentes hormonales, mi profesora Yoo. —Respondió una sonriente Nayeon, aunque sin abandonar el abrasivo recorrido de sus labios por su cuello.

—Im... —Le regañó Jeongyeon, resintiendo el reproche de nueva cuenta. ¿Acaso buscaba hacerla molestar? ¿O qué diablos era lo que buscaba de ella? Las preguntas eran infinitas en su mente, pero estaba completamente negada a interrumpir su acercamiento.

Nayeon rió para aliviar aquella idea. En realidad, disfrutaba de haber sido la "adolescente" que había liberado toda su pasión, vaya, Im disfrutaba de obtenerla como a su premio mayor en ese juego.

𝑻𝒂𝒍𝒌 𝒕𝒐 𝑴𝒆 ꔫ [2Yeon]Där berättelser lever. Upptäck nu