DUODÉCIMA VEZ.

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Spreen, un poco cansado de estudiar, trató de llamar a roier, pero este no le contestó. A pesar de ser novios no se veían muy seguido, cosa que fue culpa de spreen. Roier salía a fiestas y dejaba a spreen solo, era la duodécima vez que sucedía esto. Terminaba una estructura que estaba haciendo para la clase de dibujo técnico, no era difícil, pero cansaba.

Al terminar, dejó sus útiles en su escritorio y, se dejó caer en la silla; ¿ahora que haría? No estaba roier y, ya había terminado sus tareas. Pero.. ¡podía cocinar algún postre! Hace algún tiempo que no lo hacía. Buscó una receta por Google, pero no encontró nada interesante, hasta que recordó una; no recordaba quien se la había enseñado, pero la haría. La receta se llamaba 'rosquitas' eran deliciosas y originales, por supuesto.

—, A ver.. 5 cucharadas de harina. ,— murmuró para sí mismo. Buscando la cuchara y, el vaso para medir, solo para asegurarse de que todo saliera bien —, Acá está, por fin lo encontré. ,— comentó en un tono burlón, pero a la vez de cansancio. Empezó a echarle los demás ingredientes, revolviendo suavemente con el cucharón de madera, tanta era la delicadeza que parecía estar acariciando a una medusa. Pero eso cambió drásticamente de un momento a otro.

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Al meter las rosquitas al horno, vió la hora. Mientras el tiempo pasaba el solo daba vueltas por la cocina, hasta que un foco se prendió encima de su cabeza —, Claro, fue él.. quackity fué el que me enseñó esta receta.. ,— recordó, Posando una mano en su cabeza, demostrando frustración. Comenzó a llorar, causando que sus lágrimas cayeran en las únicas rosquitas que no había metido al horno, dándole ese toque especial. Sonó la alarma, y de repente.. despertó. Tuvo un sueño algo extraño a decir verdad. Él estaba seguro de que había superado a quackity, pero eso no era cierto. Quería llamarlo, preguntarle como estaba, si estaba durmiendo bien, pero él sabía que quackity no contestaría.

Todo era su culpa, básicamente. A pesar de que no fue opción suya estudiar en otra ciudad, se sentía muy culpable en cierto punto. Dejó a quackity sólo, y siquiera le dijo un último 'te amo' , de verdad que era una decepción. Ahora quackity seguro tenía alguien más, alguien mucho mejor que él. A decir verdad, su vida empeoró desde que se alejó de quackity. Tenía sospechas de que roier lo engañaba, y sus padres tampoco le llamaban para saber como estaba. Si quackity estuviera allí todo sería distinto, más mágico y relajado, pero no.
Si tan solo quackity contestase, le rogaría que viniera hasta aquí, le preguntaría si podría darle un último beso, antes de que quackity estuviera con alguien más. Le pediría una última noche de pasión, esa pasión que siempre estuvo encendida entre ellos. Pero no se podría, ya que se notaba que el pato estaba mejor sin él, y eso era cierto.

Luego se dio cuenta de lo que estaba pensando, se dio asco, ¿cómo podría pensar eso después de decir qué todo era mejor sin él? Realmente era repugnante. Necesitaba a quackity, pero debía terminar la universidad, además, tiene novio. Justo al pensar eso, sonó el celular..
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Admito que el spreen de esta historia me da coraje, ¿ok?.

My little boy || Spreeckity ||Where stories live. Discover now