Capitulo 16

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El rizado se levantó de un salto tan abrupto que por casi se cae al suelo. Louis hizo lo mismo. Se estiró y comenzó a colocarse la camisa como buenamente podía mientras con sus ojos angustiados miraba hacia la puerta con miedo a que esta se abriese y los pillaran in fraganti.

Harry tuvo que ahogar una risa con sus manos. Aquel momento le estaba poniendo tan tenso y tan nervioso que eso sumado al estado de pánico en el que Louis se encontraba solo consiguió que le dieran ganas de reír. Las eliminó con la mirada que le dedicó el mayor.

- ¿Qué hago? - preguntó en un susurro. La biblioteca era grande pero en realidad pocos sitios de búsqueda para esconderse que no fueron las cortinas o bajo la mesa.

- Peínate y acomódate eso - le señalo la ropa y corrió a acercarse hacia la puerta cerrada para apoyar la oreja en ella intentando escuchar algo. Solo oía las voces de sus padres a lo lejos. Se tranquilizó un poco.

Harry supo lo que eso significaba. Las ganas de reír habían desaparecido por completo y solo dieron paso a los latidos acelerados de su corazón. Sabía que su pelo tenía que ser un tremendo desastre por lo que se lo recogió en una coleta baja con la goma que siempre llevaba atada a la muñeca. Esperaba que eso estuviese entre la moda de los ricos. Con manos temblorosas se estiró la camisa de seda negra fajándosela dentro de los pantalones.

Louis dejó de intentar escuchar a través de la puerta y lo miró, ignorando el hecho de que el rizado se mantuvo estupendo.

- ¿Qué vamos a hacer? - preguntó Harry aún en un susurro nervioso. Louis sonrió.

-No nos queda otra que salir de aquí, vamos - estuvo a punto de tomar el pomo de la puerta para abrirla pero Harry se lanzó hacia él y le cogió las manos mientras lo miraba con pánico en los ojos.

- Ay Dios, Louis, ¿pero qué dices?

- Oye, tranquilo - le acarició la mejilla y lo miró intentando transmitirle toda la calma que podía -, no va a pasar nada. Tú solo sígueme la corriente.

Que le siguiese la corriente ... Harry suplicaba por que en ese mismo instante la tierra se abriese y lo tragase para escupirlo en la otra punta del mundo.

No le dio tiempo a protestar cuando Louis ya había abierto la puerta de la biblioteca y su cuerpo desapareció detrás de la misma. Ahora las voces que venían de fuera sonaban más cercanas y Harry tuvo que tragarse el nudo que se había formado en la garganta y seguir sus pasos hacia el amplio pasillo de la casa. Se situó a un lado de Louis y ambos caminaron hasta el salón de invierno (como bien había dicho Louis hacía ya un buen rato).

Ahi se encontraba un matrimonio de no más de cincuenta años; delgados, altos y elegantes. Sus portes hicieron sentir a Harry un poco intimidado y no sabía muy bien si era por su aspecto o porque hacía a penas unos minutos se había estado enrollando con su hijo. Pero decidió dejar de pensar en eso si no quería que sus mejillas adquirieran el color de un tomate maduro.

- Oh, no sabíamos que estabas aquí, hijo - la mujer se acercó hasta ellos y dejó un pequeño beso en la mejilla de su hijo. Louis y ella se parecían bastante, de hecho tenían exactamente los mismos ojos y la misma sonrisa.

- Hola, madre - los ojos de la mujer se pusieron esta vez sobre los de Harry. El chico observo como aquella mirada lo inspeccionaba con curiosidad de arriba a bajo. Por un momento sintió miedo de que lo reconociese, o de cualquier otra cosa, pero se tranquilizó al ver una pequeña sonrisa cruzar sus labios.

- ¿Quién es este joven tan apuesto? - la mujer se acercó un paso a él y alzó un poco su mano para tomar la de Harry y saludarlo. El rizado se puso colorado por el modo en que se había referido a el.

Intocable ( Larry stylinson) Where stories live. Discover now