Capitulo 25

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Louis se pasó la palma de las manos por el rostro, apartando las pocas lágrimas que no había conseguido retener.


Se sintió fatal, pésimo. Incluso se asqueaba de sí mismo. Todo lo que había pasado podría haberlo evitado desde un principio; haber sido sincero, haberlo contado antes, haber evitado el acercamiento con Harry o haber dejado de verlo cuando supo que sus sentimientos iban más allá de la amistad. Porque lo supo. Quiso negarlo pero lo supo. Lo supo desde el principio.

Y ahora le había provocado el mayor daño a una de las personas más humildes que había conocido nunca. A una de las mejores. Harry no se merecía todo eso, él no se creía merecer a Harry. Y obviamente no lo hacía.

Las horas han pasado y ahora se encuentra en la oscuridad de su habitación. Tenía las cortinas corridas para evitar el ingreso de la luz a su cuarto, no porque le molestara sino porque necesita pensar. Pensar es lo que hacer, en cómo solucionarlo todo. No podía permitir que Elizabeth se enterara de su engaño, de su infidelidad. De hacerlo se enteraría todo el mundo y habrían muchos problemas, demasiados, y no solo perjudiciales para él sino para su prometida, sus familias y para el propio Harry.

Estaba desesperado y agobiado. Quería llorar de coraje y de frustración pues esa angustia no le permitía pensar con claridad. Quiso pedir ayuda a Liam ya que siempre había estado para él en sus peores momentos, pero tampoco podía dejar que lo descubriera todo.

Se levantó de la cama de un salto y sacó del armario su chaqueta. Sabía que lo primero que debía hacer era ir a hablar con Harry, intentar que entendiese. ¿Pensar alguna escusa? ¿Alguna otra absurda mentira? Ojalá no tuviera que hacerlo. Estaba harto de mentir.

Salió de casa sin dar explicaciones a nadie y en menos de media hora se paró ante el bloque de apartamentos del rizado. Estuvo ahí, de pie y sin moverse, durante unos interminables minutos. Meditando en su cabeza lo que diría; cómo acabaría con toda esa situación. Le dolía, no podía negar que le dolía, pero no resultaron otra solución. Era eso o nada.

De todas formas no sería una mentira más si lo hacía para protegerlo.

Entró al edificio después de soltar un largo suspiro y subió las escaleras con lentitud. Solo esperaba que al menos se encontrara solo en casa. Podía enfrentarse a un Harry molesto pero no a un Niall enfadado. Algo que le decía que ese chico era vengativo y muy defensor de lo que amaba.

Paró frente a la puerta y esperó a tener el valor suficiente para llamar.

Mientras, al otro lado de la misma, Harry efectivamente se encontraba solo. Niall había salido a hacer unos recados pero no tardaría en volver y realmente esperaba que no lo hiciera porque no soportaba estar un minuto más en soledad con sus pensamientos. Tenía la cara y los ojos rojos de tanto llorar durante la noche. Ya se había quedado seco. La garganta de dolía de los sollozos y tenía grandes ojeras violáceas que descubrían su tan atormentado sueño nocturno.

Unos débiles golpecitos en la puerta le trajeron de nuevo a la realidad de su apartamento.

Se puso en pie y rogó a los Dioses que no fuera su vecino Peter quejándose de los gemidos que por una noche no existido. No le apetecía discutir con nadie.

Llegó hasta la puerta y giró el pomo para abrirla. En un primer momento creyó que su mente le estaba jugando un truco, que lo que tenía en frente era mero engaño de su imaginación tan afectado como sus sentimientos, pero al parpadear un par de veces supo que aquello era más real que el cielo nublado de ese día.

Louis quiso hablar pero antes de que pudiera hacerlo Harry ya le había cerrado la puerta en las narices de un portazo.

-Lárgate ... -susurró contra la puerta con el cuerpo pegado a ella. Era incapaz de hablar más alto, la voz se le había quedado atascada en la garganta.

Intocable ( Larry stylinson) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora