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Sabía que había lastimado a la alfa y eso le crearía consecuencias. Después de salir del lugar corriendo fue a esconderse a su diminuta habitación en la casa de los omegas, eran 12 y él tenía que compartir cuarto con otros 3 omegas.

Se sentó al lado de su cama y abrazó sus rodillas mientras comenzaba a llorar de importancia, nunca lo habían tocado de esa forma y nunca había sentido su piel calentarse de la manera en la que lo hizo, se sentía asqueroso.

En definitiva odiaba ser un omega.

El olor de la alfa era de tabaco, asqueroso tabaco, los alfas con los que había tenido contacto siempre eran unos depravados y sus olores siempre eran igual de malos.

En ese instante quería morir, su padre había entrado al lugar totalmente enojado, era cuestión de segundos para qué lo encontrara y le digiera lo más feo que alguna vez pudiera escuchar.

— ¡Maldita sea Félix! ¡¿Sabes cuánto dinero me quitó esa alfa por tu culpa?! — apenas entró a la habitación empezó a gritar.

— ¡Me estaba tocando! No podía hacer menos que eso.

Una cachetada cayó directo en su rostro. — ¡¿Crees que me importa?! ¡Ve ahora mismo y pídele perdón!

— No le voy a pedir perdón, olvídate de eso.

— Félix, no me hagas enojar.

— ¡No le pienso pedir perdón a esa hija de puta y tampoco a nadie aquí! — ahora un golpe más fue recibido, esta vez en su estómago.

Pronto más golpes cayeron sobre su cuerpo, hasta que él perdió sus fuerzas y su espalda se posó en el piso.

— Párate y sígueme.

— ...No quiero. — a pesar de que su cuerpo dolía como el infierno, su orgullo se mantiene en alto.

Después de todo, él era solo un adolescente.

— Dime eso una vez más y te juro que te mataré con mis propias manos. — Minseok dijo irritado antes de agarrar con sus dos manos el cuello de Félix para obligarlo a seguirlo.

Unos pasos después estaban en el baño compartido del lugar, hizo que Félix se sacara la camisa a la fuerza y lo dejó encerrado ahí unos minutos hasta que volvió con algo parecido a un látigo o una correa.

Dio varios golpes en la pálida espalda del menor hasta que este empezara a llorar pidiendo que parara, eso solo hizo que los golpes fueran más certeros, incluso las manchas rojas que tenía por toda la piel empezaron a sangrar al punto de que Félix no pudo más y se derrumbó en la barata porcelana sin más fuerzas para siquiera llorar.

Ni siquiera esperaba que su padre hiciera algo al respecto. Lo dejó ahí tirado horas enteras hasta que uno de los omegas que había vuelto de casualidad entró al baño y vio la hórrida escena del menor de todos tirado con la espalda cubierta en sangre.

Instantáneamente llamó a los demás quienes lo socorrieron con las cosas más básicas posibles porque era lo único que tenían. Félix lloró mucho por el dolor que le provocaba sus heridas siendo desinfectadas con alcohol, pero a Yonil, quien era por así decirlo la líder del lugar, solo quería verlo bien y ese era el único método.

Dejó que el menor se durmiera en sus piernas mientras ella veía la ventana, lo que más quería en su vida era verlo ser alguien y que no termine igual que todos ellos.

El día siguiente Félix apenas pudo despertar, se veía extremadamente enfermo por el frío que paso en el baño. Y además estaba afectado por todo el sufrimiento.

Habló con el señor Lee y sorprendentemente él aceptó darle unos días de descanso, no quería quejas sobre el aspecto de uno de sus omegas.

Pero el tercer día empezó a enojarse y solo por los chicos que lucharon mucho para que no viera a Félix pudo pasar un día más en cama.

Singularity [Hyunlix]Where stories live. Discover now