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Félix lloró en el pecho de su esposo por varios largos minutos, mientras el alfa no podía hacer nada más que sobarle la espalda e intentar calmarlo.

En un momento las lágrimas pararon, Félix se sentía demasiado cansado como para hacer algo más, pero no quería dormir de esa forma.

Se levantó de las piernas de Hyunjin y se sobó los ojos para quitar las lágrimas restantes, empezó a caminar hacia la puerta lo que claramente alarmó a Hwang.

— ¿Qué vas a hacer? ¿Necesitas algo? Te puedo traer lo que quieres, pero no hagas mucho esfuerzo. — intentó detenerlo.

— Quiero dormir en la cama de Jeongin... — en su voz se notaba el cansancio de todo su cuerpo.

Hyunjin entendió lo que estaba pasando y no quería ser una molestia, así que se acercó a Félix con delicadeza y puso una mano en su cintura para acariciarlo con cuidado. — ¿Quieres que vaya contigo? — Félix negó con lentitud, obviamente que eso le hirió un poco, pero tenía que intentar entenderlo. — Bien... mañana nos vemos Lix. — dejó un último beso en la cabellera negra del omega antes de que este saliera por la puerta.

Félix caminó descalzo hasta ese infantil cuarto donde su hijo yacía dormido, se secó las lágrimas y se aseguró de que su olor no sea desagradable para acurrucarse a su lado y envolverlo en un tierno abrazo en el que pudo dormir en pocos minutos.

(...)

Félix al día siguiente despertó muy, pero muy temprano, tal vez a las 3 de la mañana y claro, que intentó volver a consolar el sueño, pero ese sentimiento de remordimiento que poco a poco llenaba su pecho no le dejo hacerlo. Por eso es que pasó toda la madrugada intentando ordenar la información que tenía y clasificando la que no tenía y debía conseguir para que sea las mayores pruebas posibles para que ningún juez pueda negar sus peticiones o ningún abogado pueda contraatacar. Pero por ahora tenía muy poco material, no podía contar el suyo porque él era el abogado entonces tendría que tener por lo menos 3 testimonios de cualquiera de los omegas de ese lugar. Eso le estaba estresando muchísimo, ya que aunque tuvieran todas las pruebas del mundo estaban demandando no solo al burdel sino también a la empresa que los estaba patrocinando.

Suspiró y dejó su computadora a un lado, su estómago rugía porque no había comido hace muchas horas, pero realmente no tenía ganas de cocinar o algo por el estilo. Término decidiendose por hacer café en la máquina de Hyunjin, se le complicó un poco (mucho), pero eso no era nada que un omega como él no pudiera resolver.

Tomaba poco tranquilamente su café en el sillón con sus piernas pegadas a su pecho por el frío que hacía a esas horas. Casi derrama el líquido caliente por el susto al sentir unos brazos tocando sus hombros.

Rápidamente volteó. — Maldita sea... ¿No puedes avisar antes de entrar? Casi me das un infarto.

Le robó a Félix un piquito, eso le serviría para mantener las energías en el día. — ¿Por qué estás despierto tan temprano?

— Quería hacer un plan para lo del juicio, necesito estar más preparado que nunca. — hablaba con determinación.

Hyunjin no parecía contento con lo que decía así que solo se fue al mesón de la cocina a servirse una taza de café. — Esto era lo único que necesitaba.  — la felicidad se arruinó cuando apenas la bebida contacto sus labios sintió un sabor que no era el tan bueno como el que recordaba. — ¿Qué le pusiste al café?

— Agua... y café... ¿Está así de malo? Según yo solo estaba un poco extraño.

— Para ser sincero, parece que lo hiciste con tierra en vez de café. — se sentó a un lado de Félix.

Singularity [Hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora