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- ¿Qué haremos Kenjaku? Han asesinado a Mahito, sin él, ¿no será complicado obtener los dedos de Sukuna y los úteros malditos? - Jogo había tenido esa duda cuando se enteraron de la muerte de Mahito, pensó que sería un buen líder y uno muy fuerte, lastimosamente fue asesinado y nada menos que por un adolescente.

- Tendremos que adaptar el plan, aún sin Mahito, debemos conseguir otra fuente de energía o usar a Kokichi Muta, su energía es más que suficiente. En cuanto a los dedos, Hanami tendrás que distraerlos lo suficiente y que no noten a mis maldiciones, enviaré la más débil, será difícil que la localicen con una fuente de energía maldita más poderosa, pero ten en cuenta que puede que no sobrevivas.- Kenjaku le sonrió a la maldición Hanami.

- Trata de sobrevivir Hanami. - Jogo le pidió, no eran humanos pero aún así no quería que más de sus compañeros maldiciones murieran.

-"·$·"!·$%&/)=?/&$ - Hanami les respondió.-

- ¿Cómo le entiendes? No importa, vamos a relajarnos, si me permiten, yo me retiro. - Kenjaku dejó a las dos maldiciones en el dominio de dagon, mientras él se retiraba a pensar.

Kenjaku tuvo una grata e inesperada sorpresa cuando se enteró de que el recipiente de Sukuna había exorcizado a Mahito, no, lo que verdaderamente le sorprendió fue el hecho de que su experimento se haya tragado a una maldición, pero Kenjaku suponía que no podían coexistir en un cuerpo más de dos almas, suponía que Sukuna había terminado de derribar a Mahito dentro de su dominio. Kenjaku estaba muy orgulloso de sus resultados experimentales, solo le faltaba prepararse para sellar a Gojo y robar los dedos de Sukuna junto a los úteros malditos. Sin embargo, Kenjaku sentía que algo andaba mal con Itadori Yuuji, le parecía más perspicaz o inteligente, no lo sabía a ciencia cierta, no le parecía ... no acostumbró a ver a su experimento de esa manera, tan vivaz; sospechó que algo sucedió durante su desaparición con Gojo, lo intuía, esperaba que no afectara sus planes a futuro.

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El día del intercambio de las escuelas de hechicería de Tokio y Kioto comenzaron, Kenjaku y el resto de maldiciones pusieron su plan en acción. Hanami casi había sido exorcizada por Gojo y sus estudiantes, los brujos que contrataron murieron rápidamente por culpa de Gojo.

Kenjaku observó de lejos lo sucedido, gracias a su infiltrado en la escuela de hechicería, notó la expresión ansiosa de Gojo cuando se enteró de la batalla entre sus estudiantes y Hanami. Kenjaku sabía gracias a los recuerdos del cuerpo que estaba ocupando, Geto, que Gojo no solía ser tan temperamental, ni siquiera dudó al asesinar a su mejor amigo, Gojo era un ser frío y sin corazón. Kanjaku intuía algo que lo hacía tener una enorme piedra en el corazón, descartó al instante esa sensación, él no podía creer lo que se estaba imaginando, era inmoral para los humanos en la modernidad o solo estaba sobrepensando las cosas. No creía que Gojo estubiera tan preocupado por sus estudiantes, pero... no podía sacar de su mente la expresión de alivio de Gojo cuando vió a sus estudiantes a salvo, no, había alguien importante dentro de sus estudiantes, alguien que estaba derribando los muros de ese desalmado.

Cuando Kenjaku obtuvo los dedos de Sukuna y los úteros malditos, buscó recipientes humanos para los úteros malditos. Él creía que al igual que con Yuuji, tendría alguna emoción hacia esos úteros malditos, los fetos que tuvo una vez, sin embargo, no sintió nada relacionado con ellos, ni con Choso, Esou, y kechizu.

Se repitió que la sensación que tuvo durante el intercambio de escuelas de hechicería no importaba. No le fue difícil convencer a sus hijos y experimentos que lo apoyaran en su plan de la asimilación con Tengen, pensó que le tomaría más tiempo pero gracias a los sentimientos de Choso por sus hermanos pequeños hizo más fácil su cooperación.

Transmigración en un cuerpo compartido con una maldiciónWhere stories live. Discover now