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En algún lugar de Tokio.


- ¿Estás seguro de esto?- Utahime preguntó a Yuuji, aunque sinceramente para ella, ya no importaba nada. La ciudad de Japón o lo que quedaba de ella ya no era habitable, la batalla entre Sukuna y la asimilación con Tengen no terminaba y parecía que el Rey de las maldiciones estaba en el pináculo de su felicidad con la batalla que tanto esperaba.

La feroz batalla dejó devastado a Tokio.

Dentro del caos, desesperación... y lamentos...

Yuuji se había comido los 6 ojos, deseando algo que le pertenecía a su sensei y por lo que era recordado, su más característico aspecto y el más bello. Yuuji aún recordaba la primera vez que los vió, el cielo se reflejaba en esos hermosos ojos, tan libres en su inmensidad...

- No importa, si no lo hago no quedará nada ni nadie que me acompañe en mi hora de muerte, más bien, ¿están ustedes seguros de hacer esto? No hay probabilidad de que funciones solo el 0,01 %. Todos ustedes morirán cuando suceda.- Itadori los miró con ojos fríos y calmados, aún así, había un atisbo de preocupación, una pequeña parte del chico aún estaba bien, aunque solo sean los recuerdos que hizo lo que aún lo ataban a su humanidad.

- De igual forma moriremos, ya no hay lugar al que proteger ni volver... puede que tu alma se fragmente y las repercusiones en tu alma estarán ahí siempre. Si esto funciona, conforme pase el tiempo tu alma cambiará... - Utahime continuó mientras dibujaba en el piso un hechizo de almas con ayuda del hechicero de zumo y Ui Ui.- Al final ya no serás solo tú, te fundiras con el antiguo tú... ¿Qué responde usted señor?-

- He vivido suficiente, además esos dos no usarán zumo para pelear conmigo así que no perderé mi tiempo así he, he.- El hechicero dijo seguro. Utahime asintió y ambos empezaron con el canto.

Yuuji se concentraba en usar el poder de su alma y el recién adquirido poder de la gravedad heredado de su madre, el cual despertó gracias a la ayuda de Choso, la ayuda del hechicero zumo con la inversión de su técnica, los cantos y potencialización de Utahime más el hechizo hicieron efecto.

Los gritos de agonía de Yuuji eran muy fuertes, tanto como ser escuchados por Sukuna, el cual solo se burló.

-Cualquier cosa que se te ocurra mocoso, no servirá de nada.- Reía mientras continuaba peleando contra la asimilación de Tengen.

El alma de Yuuji estaba siendo fragmentada y esparcida a diferentes espacio tiempo, buscando el adecuado.

El hechizo estaba consumiendo gran parte de la energía maldita y vital de aquellos en el hechizo y afectaba a todo su alrededor. La vida se marchitaba y deformaba, desapareciendo.

Una especie de agujero negro absorvía todo el poder alrededor, la vida se iba marchitando. El cuerpo de Yuuji era despedazado y unido, deformado y armado.

Era tan doloroso...

Incluso en la tormenta de intenso dolor, Yuuji recordaba a su sensei, Nobara, Megumi, su hermano.

A pesar de los gritos, del llanto... Yuuji lamentaba la muerte de Choso, Megumi y todos los que le confiaron que siguiera con la misión de detener a Sukuna, lamentaba también la muerte de su querido sensei, lamentaba comerse sus hermosos ojos en un intento de obtener algo de su maestro, tal vez su energía, quien sabe, pero sobre todo lamentaba no haberse dado cuenta de sus sentimientos a tiempo a pesar de que era inadecuado, al menos le hubiese gustado que su sensei supiera de ellos, solo eso, no se animaba ni imaginaba que su sensei aceptara sus asquerosos sentimientos, solo quería comunicarlos. Pero ya no estaba esa persona a la cual decírselo...

Fue débil, tan débil, debió morir aquella vez en Shibuya, solo debía morir y nada hubiese pasado, todos seguirían vivos, su sensei seguiría vivo, Megumi no sufriría más, no se habría rendido, si tan solo...

Transmigración en un cuerpo compartido con una maldiciónTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang