"No seas cobarde" #13

351K 25.1K 6.1K
                                    

Me encontraba en el autobús rumbo a casa de Diana. Mi amiga no había dejado de llorar después de aquella confesión así que decidí hacerle un poco de compañía, además ella necesitaba mi apoyo en estos momentos. Sentí un leve roce en mi antebrazo, el cual desconectó mis pensamientos y me obligó a girar. Me topé con el rostro de una bebé de aproximadamente un año de edad. Era realmente hermosa; tenía ojos grises y unos bellos rizos que adornaban su pequeña y delicada cabeza. Le di una tierna sonrisa, la cual me respondió con el idioma propio de un bebé. La mujer que la tenía en brazos era bastante mayor para ser su madre, supuse que era su abuela. De pronto, la pequeña se estiro ligeramente hacia mí y tomo un mechón de mi cabello. Al principio pensé que tiraría de él, pero se quedó observándolo con un gesto de admiración.

—Mamá —pronunció.

Me quedé algo sorprendida. La anciana me dedicó una sonrisa y, luego, alejó la mano de la pequeña.

—Creo que le recuerdas a su madre —habló.

Yo no era fea pero...

¡Me siento orgullosamente linda!

—A puesto a que ella estará orgullosa de tener una hija tan linda —dije, para luego acariciar las mejillas de la pequeña.

El rostro amable de la mujer se volvió sombrío. —Ojala eso fuera cierto...

Fruncí el ceño —Yo lo estaría.

Volvió a sonreírme. —Usted se ve una señorita amable y de buenos sentimientos. La madre de esta pequeña no conoce eso.

—¿Es su abuela? —pregunté, sintiéndome entrometida.

—Sí, Lidia es mi nieta —supuse que ese sería el nombre de la bebé—. Mi hija no quiso hacerse cargo y la abandonó.

Una profunda pena me invadió. Aquella criatura inocente había sido rechazada por su propia madre, causando en mí una sensación de desprecio hacia esa mujer. No entendía cómo podían deshacerse de un ser que vivió en ellas por largos meses.

—Cuánto lo siento.

—Gracias, señorita. Mi hija tomó malas decisiones y no supo afrontar las consecuencias.

No supe qué decir. —Estoy segura que usted bastará para darle todo el amor del mundo a esta pequeña.

—Claro que sí. Nadie la arrancará de mi lado —respondió —. ¿Cuál es su nombre?

—Annie —respondí.

—Pues, señorita Annie, creo que usted será una buena madre en el futuro.

Sonreí ligeramente. De repente aquellas palabras resonaron en mi cabeza como un eco. Ser madre no estaba en mis planes ni en los de Diana, pero aun así, en lo más recóndito de mi ser, no podía evitar sentir entusiasmo al imaginarme con un hijo en el futuro.

Pero no ahora.

...

Encontré a Diana tendida en su cama, con los ojos llorosos y usando un pijama de ovejitas.

—No seas tonta. Tienes que levantarte y afrontar tú situación.

Se echó boca abajo y empezó a balbucear. No entendí absolutamente nada de lo que dijo.

—Diana, llorando no vas a solucionar nada, además aún no estás segura. Quizás sea una falsa alarma —hablé, tratando de calmarla.

Mi amiga se sentó al pie de la cama.

— ¡Annie, por Dios! —chilló—. Tengo un gran retraso —caminó hacia la puerta y se cercioró de que esté bien cerrada—. Esto es obvio.

WHEN SHE WAS A VIRGINKde žijí příběhy. Začni objevovat