Not Strong Enough (Capitán América/Loki/Soldado de Invierno/Thor)

Capítulo 28: Un Viaje al Pasado/Parte 1

Acababa de llegar a casa. Ver a Thor siempre me sacaba una sonrisa. Era increíble la forma en la que lo amaba.

--¿Qué? ¿Vienes de ver a Thor, no?--dijo mi hermano Josh mientras preparaba la cena.

--Sí, ¿tanto se me nota?--dije sonriente.

Él rió.

--Desde que sales con él, cada vez pasas menos tiempo conmigo. Espero que la boda valga la pena, ¿cuándo será?--dijo Josh de broma.

--Qué tonto eres.--le dije riendo, a modo de contestación a su broma.

--Bueno, lo de pasar menos tiempo conmigo, iba en serio. ¿Te vendrías esta noche conmigo? Quiero llevarte a un sitio.--dijo poniendo los platos en la mesa.

--Claro, ¿a dónde?-- dije tras haber probado la suculenta lasaña que mi hermano tan bien hacía.

--A un lugar, muy especial.--continuó diciendo él.

El resto de la cena la pasamos platicando sobre trivialidades. Cuando terminé de fregar los platos Josh ya me había traído mi abrigo.

--Vamos, está un poquito lejos, pero iremos en mi coche.--dijo conduciéndome hacia la salida.

El viaje en coche era muy tranquilo. La brisa que entraba por la ventana era fresca pero muy agradable. A los 20 minutos de estar en él, me extrañé de que aún no habíamos llegado a ningún sitio. De hecho, ya estábamos fuera de la ciudad.

--¿A dónde vamos Josh? ¿No estamos ya fuera de la ciudad?--le dije intranquila.

--Ten paciencia.--dijo con una sonrisa pacífica en su rostro.

Otros 20 minutos después, llegamos a un edificio bastante camuflado, en mitad de ninguna parte. Este tenía un aspecto normal pero las luces encendidas a tan altas horas de la noche confundían.

--Espera aquí, ahora vuelvo.--dijo Josh parando el coche.

--¿Dónde estamos?--seguí insistiendo yo con mis preguntas.

--Tu solo  espera.--dijo apacible mientras salía del coche.

Observé como Josh le ponía el seguro al coche. Cada vez tenía más miedo. Josh llamó a la puerta de aquel extraño edificio, más bien almacén ahora que me fijaba. Dos hombre forzudos salieron de este y empezaron a hablar con Josh. Entonces Josh señaló el coche y ambos miraron hacia aquí haciendo que el corazón se me parase. Uno de aquellos gorilas que aún estando la noche en su pleno auge llevaba gafas de sol le dio a Josh un maletín. Entonces Josh caminó en otra dirección, ¿subiéndose en un coche? No podía ser. Pero en cuanto el coche arrancó, ambos gorilas empezaron a caminar hacia mi. Tenía tanto miedo. Intenté huir pero las puertas del coche estaban cerradas. Me maldije, ¿qué demonios estaría pasando? Aquello gorilas llegaron. Uno de ellos rompió el cristal del coche y luego, como si de papel se tratase, arrancó la puerta de un tirón.

--Vamos.--dijo el que todavía no había hecho nada.

Me cogió brutamente del hombro.

--¿Qué pasa aquí? ¿A dónde ha ido mi hermano?--dije muy confusa y aterrada.

--Oh, bonita, parece que tu hermano te ha vendido.--dijo el hombre que había arrancado la puerta del coche, haciendo que ambos rieran a carcajadas.

--¿Qué?

Seguí haciendo preguntas, pero ninguno de ellos me respondió a más. Llegamos al interior del almacén. Y me encerraron en una habitación sin ventanas y sin ninguna otra cosa que una cama.

No sé cuanto tiempo pasaría allí, sin comer ni beber, sola. Seguramente solo fuesen 10 horas o así, pero a mi se me hicieron días, más bien semanas. Al fin, alguien abrió aquella puerta. Tras esta apareció un hombre. Me extrañaba al ver que aquel hombre iba vestido de una forma normal.

--Buenos días señorita Morgan. Espero que haya pasado una buena noche.--dijo indiferente.

--¿Qué está pasando? ¿Dónde está mi hermano? ¿Dónde estoy yo? ¿Quiénes son ustedes?--dije, liberándome de todas las preguntas que tanto me habían angustiado.

--Señorita Morgan, usted se encuentra en una de las pequeñas sedes que H.Y.D.R.A. tiene en América.

--¿Qué es H.Y.D.R.A.?

--Me temo que eso no es necesario que lo sepa señorita Morgan. Lo único que debería saber es que nosotros necesitábamos a un sujeto de pruebas que no tuviera familia pero que a la vez estuviera sano, y su hermano necesitaba dinero y librarse de usted.

--Mi hermano... ¿me ha vendido?--dije sin todavía llegar a creérmelo.

--En efecto.

--¡Miente! Es imposible que mi hermano haya hecho algo así.-- le grité a ese hombre, segura de lo que decía.

--Agente Trebor, llévese a la señorita Morgan a la sala de pruebas. Es hora de que se de cuenta de la realidad.--dijo con una gran sonrisa en su rostro.