Capítulo cinco: Tu peor pesadilla

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El edificio de Greenwood Park High School es lo primero que veo a través de la ventana del autobús al detenernos. Me uno a la multitud de estudiantes que salen, sintiendo una mezcla de resignación y curiosidad.

Aunque inicialmente renuente, no puedo evitar contagiarme de la energía que llena el aire. Los rayos del sol iluminan el campus, creando una atmósfera acogedora.

El clima es agradable, con una brisa fresca que lleva el aroma de los árboles cercanos. Me sorprende la pureza del aire, y aunque no la necesito para existir, la aprecio. La atmósfera rebosa de anticipación, y me sumerjo en ella con la esperanza de que el día esté lleno de emoción.

Aunque no comprendo del todo cómo funciona mi existencia, tampoco me esfuerzo demasiado por entenderlo. Mis cinco sentidos están presentes, pero al mismo tiempo siento como si estuvieran desconectados, como si existiera en un limbo entre la realidad y la nada. He sido testigo del nacimiento y la muerte de innumerables personas a lo largo de los años, lo que me ha llevado a creer que tengo una idea bastante clara de los destinos que les aguardan. Sin embargo, yo sigo aquí, en medio de todo, pero también en ninguna parte.

No tengo cuerpo físico, solo una esencia intangible que me permite interactuar con el mundo de una forma peculiar. Las personas me atraviesan como si fuera un fantasma, sin siquiera notarme. No necesito abrirme paso entre ellas, simplemente fluyo a través de sus cuerpos como una corriente de aire.

Quizás sea demasiado malvado para aspirar al cielo, pero tampoco lo suficientemente vil como para ser considerado digno del infierno. Más probablemente, estoy atrapado en algún punto intermedio. Pero al cruzar la puerta de entrada, una extraña sensación de ansiedad me invade de repente, como si algo estuviera por ocurrir.

Considero que el camino que he elegido es largo y difícil. Observar el rostro de cada adolescente y lo que realmente ocultan detrás me lleva a suponer que cualquiera podría ser una buena elección. Estoy rodeado de personas cuyas inseguridades y terrores más profundos puedo sentir. Antes de seleccionar a la persona adecuada, debo examinarlas con más detenimiento. Mis elecciones no pueden ser al azar; no soy un simple idiota que elige sin criterio. Debo ser más selectivo.

Me siento atraído por aquellos que llevan un sufrimiento justificado y trágico, aunque la mayoría lo oculte. Sin embargo, puedo percibirlo, es como el olor del hierro en el aire.

Los chicos obesos encuentran consuelo en la comida, utilizando la alimentación como una vía de escape para sus penas. Aunque sumidos en su malestar, aún albergan esperanzas que sobrepasan sus percepciones actuales; el potencial para superarse está presente si así lo desean. Por ello, Mike y Lizzie quedan descartados de mis consideraciones.

Desde hace tiempo no piso una escuela. Ahora que lo reflexiono, nunca antes me había encontrado en una desde que recobré la conciencia. Aunque puedo evocar su funcionamiento y propósito, visualizarme asistiendo a una es como si esa parte de mi existencia hubiera sido arrancada de raíz. Ha transcurrido una hora desde mi llegada y apenas he percibido que estoy inmerso en un mundo completamente nuevo. La experiencia es comparable a visitar un zoológico o explorar un lugar desconocido; me siento como el primer ser humano en poner pie en Marte.

El ambiente del instituto es mucho más caótico de lo que había imaginado. Los jóvenes luchan por mantener una vida social estable mientras se esfuerzan por obtener buenas calificaciones que les permitan acceder a la universidad. Se enfrentan a problemas personales, hormonales y emocionales, todo al mismo tiempo. La aceptación de la diversidad me sorprende ligeramente; parece que todo ha cambiado tanto desde mi última experiencia en una escuela, aunque carezco de recuerdos concretos al respecto sigue sintiendose diferente.

El nombre de las estrellasWhere stories live. Discover now