Capítulo seis: Poltergeist Acosador

48 17 9
                                    


☆☆☆

Decidí esperar hasta el siguiente día antes de abordar nuevamente al chico. Necesitaba tiempo para reflexionar y encontrar respuestas a las preguntas que me atormentaban. Aunque la noche avanzaba, no permití que la inquietud me perturbara. La noción del sueño se desvaneció junto con mi cuerpo físico, dejándome en un estado perpetuo de vigilia, donde los pensamientos fluían sin cesar. Aunque la noche avanzaba, las incógnitas persistían, envolviéndome en la oscuridad de la noche como una sombra que se aferra a su presa.

Observé pacientemente a Max, aguardando a que sus quehaceres escolares llegaran a su fin. Mientras lo espiaba entre clases, me dediqué a investigarlo meticulosamente, escudriñando cada detalle de su vida a través de sus documentos académicos. Para ello, recurrí a mis hábilidades, aunque con moderación y discreción.

Maximilian Luhrmann Würtz, de dieciséis años, vivía con sus padres, ambos inmigrantes alemanes: el doctor Axel Luhrmann, cirujano de profesión, y la psicóloga  Anneliese Würtz. Aunque sus raíces alemanas eran evidentes, Max irradiaba una esencia que sugería una conexión más profunda con la cultura inglesa. Me lo imaginaba, por un instante, ataviado como un pequeño monstruo adorable, emulando a Hitler, una imagen que desafiaba las expectativas de lo que aparentaba ser.

Su expediente académico impecable despertaba en mí una envidia sutil, adornado con calificaciones perfectas en ciencias y lengua, y enriquecido con la participación en cursos adicionales y el club de arte. Sin embargo, su perfil contrastaba con mi percepción de un artista convencional, lo que añadía una pizca de intriga a la ecuación.

«—Hmm... curioso, no parece en absoluto el arquetipo de un artista.»

A pesar de todas estas revelaciones, mi mente seguía llena de incógnitas y dudas. ¿Quién era realmente Max? ¿Qué secretos ocultaba detrás de su fachada perfecta? Las preguntas danzaban en mi mente, alimentando mi curiosidad y avivando el fuego de la búsqueda de respuestas.

En ese momento, una sensación de anticipación se apoderó de mí, como si estuviera al borde de un descubrimiento trascendental que alteraría el curso de mi existencia. La espera se prolongaba, pero estaba dispuesto a adentrarme en el misterio que rodeaba a Max, aunque eso implicara enfrentarme a lo desconocido con valentía y determinación.

Aunque podría considerarse superior a mí, no tengo certeza; tal vez en una vida pasada fui un completo inútil, un incompetente. Es evidente con solo una mirada. Aunque aún hay mucho que desconozco, lo poco que he descubierto hasta ahora será suficiente por el momento. El resto tendrá que revelármelo en persona. Espero acercarme con mayor sutileza; parece que aún no ha percibido qué tipo de entidad soy. Me veo obligado a admitir que siento cierta ansiedad por volver a encontrarme con él, aunque no sé si sería correcto llamarlo emoción. No comprendo ni cómo ni por qué me afecta de esta manera. Anhelo verlo nuevamente, intentar comprender lo que está sucediendo. Esta experiencia es completamente nueva para mí, está fuera de mi naturaleza habitual. Finalmente, alguien me ha descubierto después de años de ser ignorado. Durante mucho tiempo, he anhelado secretamente algo así, aunque no lo supiera hasta ahora.

Han pasado incontables minutos, y tras el tintineo distante de la campana que anuncia el fin de las clases, observo cómo una multitud eufórica de jóvenes irrumpe en el patio escolar, celebrando con alborozo.

«—Mierda, ¿por qué me siento tan nervioso?», resuena el eco de mis pensamientos, jugando a ser provocativos dentro de mi mente.

Finalmente, diviso a aquel joven, solo como ha estado durante todo el día. Es curioso, pues su naturaleza es todo lo contrario. Tiene un carisma innato que fácilmente podría convertirlo en el alma de la fiesta. Sin embargo, su soledad parece ser una elección deliberada; su sonrisa radiante, una máscara que oculta su sufrimiento. Yo puedo percibirlo, puedo oler su dolor, y él lo sabe. Aleja a los demás para sumergirse en su propio tormento.

El nombre de las estrellasWhere stories live. Discover now