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Misterio - Ecos de olvido

Salieron temprano, antes de que el pueblo despertara, y se dirigieron hacia el bosque cercano. Era un lugar que siempre los había intrigado, pero nunca se habían aventurado mucho en él. A medida que se adentraban en el bosque, notaron que los árboles parecían susurrar entre sí y el sonido del susurro de las hojas llenaba el aire.A medida que el sol se hundía en el horizonte, las sombras en el bosque se hacían más largas. Elizia y Cyd caminaron penosamente entre el denso follaje, guiadas únicamente por el tenue resplandor de su linterna. De repente, apareció un claro ante ellos, revelando una aldea escondida bañada por una luz espeluznante. Cyd susurró: "¿Qué es este lugar? Nunca he visto nada parecido".Los ojos de Elizia recorrieron nerviosamente la plaza del pueblo, notando las miradas cautelosas de los aldeanos a medida que se acercaban. "No lo sé, pero algo no se siente bien. Deberíamos irnos".Antes de que pudieran regresar, un grupo de lugareños los rodeó, con sus rostros marcados por la sospecha. Un hombre corpulento se adelantó, con voz baja y amenazadora. "¿Qué están haciendo los forasteros aquí? Tú no perteneces".Elizia intentó explicar que estaban perdidos, pero la hostilidad de los aldeanos no hizo más que crecer. Los llevaron a una cabaña poco iluminada en las afueras del pueblo, donde una anciana los miró con una mezcla de curiosidad y sospecha."Te has topado con el pueblo olvidado de Zephyr", comenzó. "Un lugar escondido del mundo, donde nuestra gente ha vivido recluida durante generaciones. Los forasteros no son bienvenidos aquí".Elizia sintió un escalofrío recorrer su espalda. "No queríamos hacer daño. Por favor, ¿hay alguna manera de que nos vayamos?"La mujer los miró pensativamente antes de hablar: "Hay una manera, pero primero deben demostrar que son dignos. El bosque guarda un secreto, uno que sólo aquellos con intenciones puras pueden descubrir".Decididos a ganarse la confianza de los aldeanos, Etzia y Cyd se adentraron en el bosque, siguiendo una serie de pistas crípticas que los llevaron a lo más profundo de lo desconocido. Mientras se adentraban en el corazón del bosque, desenterraron una cámara oculta llena de artefactos antiguos que insinuaban el misterioso pasado de la aldea.Con una nueva comprensión, regresaron a Zephyr, donde los aldeanos los miraron con un nuevo respeto. El hombre corpulento de antes dio un paso adelante, su expresión se suavizó. "Has pasado la prueba. Puedes irte en paz y en secreto, pero recuerda lo que has visto".Mientras Elizia y Cyd se despedían de Zephyr, los ecos de la aldea olvidada permanecían en sus mentes, un inquietante recordatorio de los secretos que yacían escondidos en el corazón del bosque.