Angst - Sombras del pasado

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La vieja puerta de madera se abrió con un chirrido, revelando una habitación con poca luz llena de cajas polvorientas. Sarah vaciló, su corazón se aceleró mientras los recuerdos inundaban su mente. Casi podía oír la risa de su yo más joven resonando en la oscuridad. Cuando entró con cautela, el olor a humedad del pasado la envolvió.

Le temblaron las manos cuando alcanzó una caja con la etiqueta "Recuerdos de la infancia". Al abrirlo, se encontró con reliquias de un tiempo lejano: fotografías descoloridas, páginas de diario hechas jirones y baratijas olvidadas. Sarah no pudo evitar sentir una punzada de tristeza al mirar los rostros sonrientes de las fotografías. La niña despreocupada que solía ser parecía un sueño lejano, perdida en el caos de la edad adulta.

Mientras examinaba los artículos, una sensación de nostalgia la invadió. Cada fotografía contenía una historia, cada entrada del diario un vistazo a su pasado. Sarah sintió una mezcla de alegría y tristeza al revivir los momentos capturados en esos recuerdos. No pudo evitar preguntarse cuán diferente habría sido su vida si hubiera tomado decisiones diferentes en el camino.

Un ruido repentino la sacó de su ensoñación. Con el corazón acelerado, se giró y vio una figura parada en la puerta. Era Alex, su amigo de la infancia, sus ojos buscando respuestas en los de ella.

"Sarah, ¿qué estás haciendo aquí?" preguntó, con preocupación grabada en su rostro."Ne-necesitaba confrontar mi pasado", susurró, su voz apenas era más que un susurro.Alex se acercó, su presencia era reconfortante pero inquietante. "Sé que has estado luchando con tus demonios, pero no puedes seguir huyendo. Tienes que enfrentarlos de frente, Sarah".Las lágrimas brotaron de sus ojos mientras asentía, una sensación de resolución la invadió. Ella sabía que él tenía razón. No podía seguir viviendo en las sombras, atrapada por su pasado.De repente, una figura apareció ante ella en la habitación con poca luz. No era Alex, como esperaba, sino su yo más joven. El reflejo frente a ella reflejaba cada uno de sus movimientos, un fantasma del pasado acechando su presente. La comprensión la golpeó como una tonelada de ladrillos: estaba confrontando su propio pasado enfrentándose a sí misma.

La Sarah más joven le tendió una mano, en un gesto de perdón y aceptación. Sarah quedó desconcertada por el gesto, sin estar segura de lo que significaba. ¿Se suponía que debía revivir sus errores del pasado o había una posibilidad de redención?Perdida en sus pensamientos, Sarah vaciló antes de finalmente extender la mano y tomar la mano de la joven Sarah. Cuando sus manos se tocaron, una oleada de emoción la invadió. Los recuerdos, tanto felices como dolorosos, inundaron su mente. Vio destellos de su infancia, su adolescencia y los momentos cruciales que la convirtieron en la persona en la que se había convertido.

A través de la bruma de los recuerdos, Sarah se dio cuenta de que había estado aferrándose a la culpa y al arrepentimiento durante demasiado tiempo. La Sarah más joven le sonrió, con una mirada de complicidad en sus ojos. Era hora de dejar atrás el pasado y abrazar el presente.Con una nueva determinación, Sarah tomó una decisión. Ya no estaría definida por sus errores ni atormentada por su pasado. Aprendería de las lecciones del pasado y las utilizaría para dar forma a su futuro.Cuando salió de la habitación, una sensación de paz la invadió. Se había quitado el peso del pasado y se sentía más ligera de lo que se había sentido en años. Sarah sabía que estaba en un viaje de autodescubrimiento y curación, guiada por la sabiduría de su yo más joven.Cuando cerró la puerta detrás de ella, la vieja puerta de madera se cerró con un chirrido, sellando los recuerdos del pasado en el interior. Sarah respiró hondo, lista para afrontar lo que le deparara el futuro con una nueva sensación de fuerza y determinación.




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