7. Nuevos planes.

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La lluvia se detuvo a la mañana siguiente, por lo que Osamu y Suna se aventuraron a salir de su refugio.

Caminaron por el perímetro de la isla, buscando cualquier forma de escape.

—¿Crees que tu tripulación ya sabe que te perdiste? —Osamu preguntó y Suna puso los ojos en blanco.

—Probablemente se enteraron unas horas después de que nos cayéramos —murmuró—. No se preocupan por mí. Yo era su capitán, pero ese era el alcance de nuestra relación. Estoy seguro de que alguien más ya ha tomado mi título.

—Entonces, ¿no crees que te estén buscando?

—No —respondió el castaño—. Sin embargo, podrían estar buscándote a ti. Saben cuánto dinero vale tu cabeza, vivo o muerto. Pero no estoy muy seguro de eso, no son el equipo más brillante, así que confiemos en nosotros mismos por ahora.

Al otro lado de la isla era como si un dios hubiera respondido a sus oraciones. Un pequeño naufragio había tenido lugar en algunas rocas afiladas, lo que significaba que toneladas de botines y otras cosas flotaban en el agua y se arrastraban a la orilla.

—Dios mío —dijo Suna corriendo hacia un pequeño barco abandonado. Era lo suficientemente grande como para dos personas—. Pensé que tendría que empezar a construir nuestro barco ¡pero mira esto! —se rió un poco mientras una sonrisa se hacía paso rápidamente en su rostro.

Era lo más feliz que Osamu lo había visto.

Mientras Suna inspeccionaba la calidad del barco, Osamu juntó parte del botín. Una gran parte era de utilidad: camisas y pantalones limpios, un poco de dinero, un poco de comida seca. Incluso había una espada extra. No era la más bonita, pero la hoja todavía estaba afilada.

—Capitán —dijo Osamu girándose hacia Suna—. Sé que soy tu rehén, y es probable que no quieras que tenga un arma. Pero, debería llevar esto en caso de que tengamos algún problema.

—¿Después de lo que le hiciste a esas sirenas? Por favor, hazlo. Menos trabajo para mí.

En pocas horas, los dos estaban listos para salir de la isla.

Para evitar que su pequeño barco fuera demasiado pesado, tuvieron que elegir cuidadosamente qué llevar. Terminaron llevando un pequeño cofre que tenía dentro una manta, una caña de pescar, un mapa y un poco de las cosas varias que Osamu había encontrado antes. Luego se fueron.

Ambos remaron para tener un buen comienzo.

Por la noche, Suna miró el mapa con una pequeña vela en la mano mientras trataba de enfocar sus ojos.

Osamu no podía dejar de mirarlo mientras leía el mapa. Sus cejas estaban ligeramente fruncidas, y se mordía inferior el labio mientras pensaba.

Lo hacía verse... gracioso.

—No deberíamos estar demasiado lejos del fondo del reino —dijo el castaño mientras que el barco se balanceaba suavemente—. Probablemente volveremos a acercarnos dentro de un día, entonces podremos salir y caminar.

—¿Qué haremos cuando lleguemos a la ciudad? —preguntó el príncipe.

—Te ataré y te dejaré en una casa abandonada —dijo—. Entonces le escribiré una carta al rey diciendo que te tengo en la ciudad. Exigiré el rescate, y una vez que lo reciba, les daré tu ubicación. Entonces me iré luego de hacerles el quite.

Osamu asintió. Suna levantó la vista del mapa, por lo que la vela proyectó sombras en su cara.

—¿Cuál es tu plan? —preguntó— ¿Vas a subirte a otro barco terrible que inevitablemente se hundirá, solo para que otro barco pirata te recoja? —sus ojos se oscurecieron— Tuviste suerte de terminar en mi barco. Muchos otros barcos piratas son más crueles que los míos.

—No lo sé. Apenas salí del reino yo solo y robé el barco que se volcó. Tendré que tener mucha suerte de nuevo, pero primero debo ir por Atsumu. No tengo otra opción —Suna lo pensó por un momento mientras el viento le agitaba el pelo.

—Tu padre... —Suna comenzó— No quería nada más que tú y Atsumu sufrieran, ¿verdad? Es por eso que nunca permitió que ninguno de ustedes abandonara el castillo, que nunca vean el mundo que les rodea... que ninguno de los dos sepa cómo era vivir realmente.

Osamu asintió vacilante, los ojos de Suna se encontraron con los suyos.

—Odiaría que ustedes dos escaparan con éxito, ¿verdad? —preguntó Suna después de un rato— Odiaría que ambos finalmente tuvieran la oportunidad de vivir, de tener la oportunidad de sentir felicidad, de sentir la libertad —Osamu asintió de nuevo.

—¿A dónde vas con esto, capitán?

—Quiero ayudarlos a los dos —Suna murmuró—. Déjame llevarte a ti y a tu hermano tan lejos como quieras. Y antes de que te asustes y pienses que te dejaría a ti y a tu hermano en el océano, no voy a hacerlo. Soy un pirata, no un monstruo. No me gusta causar dolor innecesario —hizo una pausa—. Además, ninguno de los dos es tan malvado como su padre. No te mereces eso. Y tal vez con ustedes dos fuera del camino, el control de su padre sobre este reino finalmente se desmorone. Quizá alguien completamente nuevo pueda hacerse cargo, de todos modos, ya era hora.

—Estás bromeando, ¿verdad? —dijo Osamu— Hace dos días dijiste que no confiabas en mí. ¿Ahora quieres ayudarme?

—Me recuerdas a Reiki —respondió—. Además, me salvaste la vida. Incluso si lo hiciste para salvarte a ti mismo, pusiste tu vida en riesgo para salvarme. Odio estar en deuda con los demás, déjame ayudarte, príncipe inmundo.

El agua salpicó contra los lados del barco por un momento, pero Osamu no podía dejar de mirar la luz de la luna en los ojos de Suna.

—Está bien —murmuró—. Hagámoslo.

Se tomaron las manos y la sacudieron para cerrar el trato, permaneciendo el uno en el otro durante más tiempo del necesario.

hola corazones 💖 cómo están¿?

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toca capítulo madrugador 🤝🏼

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El precio de ser un príncipe ; osasuna ff.Where stories live. Discover now