16. Un hermoso romance.

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Durante varias horas, Osamu permaneció al mando. Su brújula seguía leyendo hacia el sur, lo que significaba que seguían yendo por el camino correcto. Atsumu se sentó a sus pies, con los ojos clavados en el horizonte lejano. 

Era media noche, pero los dos gemelos podían ver todo a su alrededor. La luna y las estrellas brillaban más de lo que ninguno de los dos había visto jamás en su castillo humeante y lleno de smog. 

—Es hermoso, ¿no? —preguntó Osamu. 

—Lo es —Atsumu respondió, inclinando su barbilla hacia las estrellas—. Son como mamá solía describirlos, solo deseo... —su voz se entrecortó. Había estado llorando de vez en cuando durante las últimas horas— Me gustaría que Omi estuviera aquí con nosotros. Solo necesito que esté bien.

—Lo estará —dijo Osamu. Las olas golpeaban los costados del barco—. Fue cortado de una manera muy diferente a Bokuto. Sobrevivirá.

Hasta el día de hoy, pensar en el guardia de pelo gris era inmensamente doloroso. Había sido asignado a Atsumu cuando todos tenían trece años, ya que, hasta ese momento, Atsumu odiaba tener guardias personales que fueran varios años mayores que él. Quería uno de su edad y, a regañadientes, el rey aceptó. 

Bokuto fue seleccionado de un grupo de soldados en entrenamiento. Para un niño de trece años, las habilidades de Bokuto rivalizaban con las de un soldado experimentado. Era un excelente candidato para el trabajo. A pesar de que no podía hablar con los gemelos, se acercó mucho a ambos. Cuando no estaba de servicio, a menudo se relajaba con cualquiera de ellos, a veces incluso ignoraba su juramento y hablaba con ellos cuando no había nadie cerca. Hizo reír a Atsumu más fuerte de lo que Osamu podría hacerlo. Todo el personal del castillo amaba a Bokuto. Iluminaba todas las habitaciones en las que entraba. 

El día de su muerte fue uno de los días más oscuros del reino. Uno del que Atsumu nunca se recuperó del todo. 

Cuando Osamu giró ligeramente el volante, Atsumu se atragantó de nuevo. Pero entonces Suna apareció desde abajo, con una pequeña vela en la mano. Sus ojos estaban exhaustos. 

—Está estable —murmuró el ojiverde—. Deberías ir —Atsumu no perdió ni un solo segundo. Se puso en pie y pasó corriendo junto a Suna, cerrando la puerta tras de sí. Suna solo suspiró, moviéndose lentamente hacia donde Osamu estaba parado junto al volante—. No estaba preparado para una cuarta persona en este barco —dijo el capitán—. Tendremos que tener cuidado con nuestras raciones hasta que podamos detenernos en el reino vecino.

—Entonces, ¿ese rescate extremadamente alto que obtuve ni siquiera fue suficiente para comprar un poco de comida extra? —Osamu sonrió, golpeando con el codo el costado de Suna.

—Lo fue —Suna le devolvió el golpe—. Pero solo pude conseguir algunos suministros antes de que la ciudad fuera atacada, príncipe ingrato. Tienes suerte de que logré conseguir este barco, y no me dirigí directamente al castillo para unirme al bando enemigo. No sabes lo tentador que fue eso —Osamu se rió en silencio, sosteniendo la mirada de Suna por un momento demasiado largo. 

—El rey está muerto, por si no lo sabías —murmuró el príncipe—. Entonces... Llevarnos a Atsumu y a mí a la libertad no le va a hacer tanto daño como habíamos planeado. En este punto, solo nos estás salvando de que nos maten —Suna se hurgó la sangre debajo de las uñas. 

—Lo hago, ¿eh? 

—¿Es eso un problema? —susurró Osamu. 

—No. Todavía te debo una por haberme salvado la vida... y por el dinero. ¿Alguna vez usas tu cerebro? —suspiró profundo— Además, me he encariñado contigo. Me aburrí muchísimo mientras estabas en el castillo. Tampoco puedo tirar por la borda a tu hermano y a ese guardia. Sería muy cruel de mi parte destruir un romance tan hermoso —Osamu parpadeó. Suna simplemente lo empujó fuera del camino, agarró el volante y lo giró ligeramente hacia la derecha. 

El precio de ser un príncipe ; osasuna ff.Where stories live. Discover now