17. Mucho mejor.

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A la mañana siguiente, pasaron por la isla en la que Suna y Osamu habían quedado varados. Lo que significaba que las sirenas estaban a la vuelta de la esquina.

Osamu bajó corriendo a la habitación de Sakusa. Puso tapones para los oídos en las manos de Atsumu y Sakusa, advirtiéndoles sobre el peligro que se avecinaba. Atsumu puso a Sakusa en su lugar, gritándole al oído para asegurarse de que los tapones estaban funcionando y ante esto, las cejas de Sakusa se torcieron con ira, por lo que Atsumu solo rió.

Osamu se dio la vuelta y entró en la habitación de Suna, sin siquiera molestarse en llamar. La imagen que pilló es la de Suna durmiendo de lado, con la baba acumulándose en su almohada.

—Oye —Osamu lo sacudió ligeramente. El capitán abrió los ojos con pereza mientras las decoraciones de su habitación se balanceaban con el movimiento del barco—. Sirenas. Tienes que ponerte estos tapones —Suna se incorporó. Tenía tanto sueño que Osamu estaba seguro de que no había procesado nada de lo que acababa de decir, así que simplemente agarró uno de los tapones para los oídos y se lo puso en el oído a Suna. —Manténgalos en esta posición, capitán Suna —ordenó Osamu con voz autoritaria—, o si no... —la comisura del labio de Suna se curvó mientras un destello de diversión pasaba por sus ojos.

—Está bien —susurró en respuesta. Osamu metió el segundo tapón en el oído de Suna antes de ponerse su propio par.

El resto del día transcurrió en completo silencio, ya que nadie podía oír nada. Sakusa y Atsumu estaban acostumbrados a funcionar sin hablar, pero para Osamu era distinto, el peligris estaba ansioso y completamente aburrido.

Al atardecer, encontró a Suna de pie en la parte delantera de la nave con su telescopio en la mano. Su espada colgaba de su cadera, pero Osamu ya no le tenía miedo. Golpeó dos veces la barandilla, usando las vibraciones para llamar la atención de Suna. Él saludó con la mano, y Suna le devolvió el gesto.

—Esta mierda es aburrida —Osamu murmuró y Suna se echó a reír al leer sus labios.

Lo siguiente que supo Osamu fue que Suna estaba agarrando el brazo del príncipe y llevándolo al centro de la cubierta. Puso la mano de Osamu en su hombro, luego puso su propia mano en la cintura de Osamu. Juntaron sus otras manos y, con un suave empujón de Suna, comenzaron a bailar. No había música, excepto el latido del corazón de Osamu golpeando contra su pecho y el suave balanceo del barco.

Pero fue pacífico.

Osamu había aprendido a bailar en sus clases de danza formal, por lo que era mucho mejor bailando que Suna y lo guió a través de sus propios movimientos. Sus tapones para los oídos eran tan buenos que no podía oír la risa de Suna mientras giraban, pero aún podía deleitarse al ver aquella imagen.

Quién hubiera sabido, pensó Osamu, que un pirata tan cruel podría tener una sonrisa tan hermosa...

Cuando Osamu acercó al ojiverde a su cuerpo, se detuvieron, la verdadera belleza de los ojos de Suna en el cielo de la tarde lo golpeó. Eran de un verde intenso, y mientras Suna miraba hacia el cielo, su cabello rebelde esta vez le permitía ver su rostro por completo. Suna miró a Osamu con las mejillas enrojecidas. Respiraron un momento, con los ojos pegados a los del otro.

Entonces, los ojos de Suna bajaron hasta sus labios. Osamu lamió los suyos lentamente y, en cuestión de un segundo, se estaban besando.

Otra vez.

Fue un beso profundo y apasionado. Uno que hizo que el corazón de Osamu diera un vuelco. Uno que lo hizo acercarse aún más a Suna mientras su otra mano se deslizaba hacia la parte posterior de su cabeza, empujando sus labios aún más hacia los suyos, con necesidad, con anhelo.

Sintió que un deseo dentro de él se cumplía. Un antojo que había comenzado en el momento en que Suna lo besó en la taberna. O tal vez un antojo que había comenzado en el momento en que Suna había puesto su bota encima y una espada en su garganta.

Un minuto o dos después, Suna rompió el beso, pero en lugar de huir o tirar a Osamu por la borda, simplemente tomó aire y agarró la parte delantera de la camisa de Osamu, pegando su boca a la suya. Esta vez tomó la delantera. Lo besó como si fuera el aire que necesitaba respirar.  Una mano recorrió el cabello de Osamu, mientras la otra acariciaba su mejilla.

El príncipe nunca antes había sentido algo así en su vida, ni había conocido a alguien tan duro y áspero pero al mismo tiempo gentil.

Suna tiró del pelo de Osamu mientras se besaban. Lo empujó contra un mástil, pasó su mano por el pecho de Osamu y mordió su labio inferior. Se detuvieron cuando el barco chocó contra una fuerte ola, el agua salpicó la cubierta y empapó la parte inferior de sus pantalones.

Suna se apartó abruptamente, apoyando su frente contra el pecho de Osamu, respirando profundamente varias veces. Finalmente se desplomaron juntos contra el mástil, y ambos se resignaron a la cubierta de madera mojada. Permanecieron uno al lado del otro con sus hombros tocándose, hasta que Suna sacó su telescopio y escudriñó el área.

Habían pasado casi doce horas desde que Osamu vio la isla, lo que significaba que probablemente estaban a salvo. Suna sacó sus propios tapones para los oídos al mismo tiempo que Osamu. Y por un momento, se miraron el uno al otro.

—Estuvo mejor —Suna respiró, sus mejillas aún se encontraban sonrojadas—. Mucho, mucho mejor que en la taberna —Osamu solo pudo asentir, una sonrisa sin aliento se abrió paso lentamente por un lado de su rostro.

Claro que había sido mejor.

Esta vez, era un beso que prometía algo.

Esta vez, era un beso que prometía algo

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HOLA CORAZONES 💞

actualización tardía, pero mejor tarde que nunca 😭 espero que lo disfruten <3

El precio de ser un príncipe ; osasuna ff.Where stories live. Discover now