19. Aquellos ojos.

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Durante los siguientes días, la tensión entre Osamu y Suna no hizo más que aumentar. Comenzó con un contacto visual prolongado que escaló hasta que se barrían el cuerpo con la mirada, siendo algo progresivo; se miraban sus labios, cuellos, brazos, torsos y muslos, e incluso se rozaban las manos cuando ajustaban alguna vela o pasaban muy cerca del otro, en ocasiones, Suna hasta pasaba su brazo alrededor de los hombros de Osamu para jugar con el pelo de su nuca.

Una noche, mientras conciliaban sueño, Suna se escabulló en su cama para abrazarlo por la cintura mientras su pecho se amoldaba perfectamente a la espalda de Osamu.

—Hace frío —dijo el ojiverde, temblando. El príncipe solo sonrió en su almohada mientras tomaba las manos del capitán y las colocaba en su pecho, justo sobre su corazón. Varios minutos después, los dedos de Suna comenzaron a subir y bajar suavemente sobre su tersa piel. Osamu creyó que estaba en el cielo, y así, pasaron toda la noche uno al lado del otro. Al día siguiente, cuando el peligris abrió los ojos, estaban frente a frente mientras los brazos de Osamu se envolvían protectoramente alrededor de los hombros de Suna. El castaño dormía contra su pecho mientras Osamu observaba su rostro, logró identificar las hermosas pecas que adornaban su nariz, e incluso aquellas cicatrices descoloridas de algunos duelos con cuchillos.

Las cosas se intensificaron aún más cuando atracaron en una ciudad portuaria. Por otra parte, Sakusa y Atsumu saltaron del barco y se dirigieron al mercado.

—Volveremos en cuatro horas —había dicho Sakusa al mismo tiempo que Atsumu bajab de la nave con la lista de suministros arrugada en una de sus manos mientras su sonrisa se ampliaba ante la imagen de la gran ciudad frente a sus ojos.

Suna y Osamu estaban en la cabina, tenían todo el barco para ellos solos, lo que significaba que tenían tiempo de sobra para besarse. El ojiverde tenía a Osamu presionado contra la pared, sus manos se deslizaban debajo de la camisa del peligris, enviando descargas eléctricas por su torso debido a la frialdad de su tacto. Una vez que Osamu se quitó la prenda, pasó sus manos por los lados de los brazos del capitán, jugando con las mangas de su camiseta hasta que rompió el beso, por lo que Suna gimió mientras se alejaba.

—¿Puedo quitarte la camisa? —preguntó el príncipe— Por favor —Osamu puso sus manos en el dobladillo de la camiseta de Suna, empezando a tirar suavemente de ella hacia arriba, pero luego se detuvo.

—¿Qué? —susurró Suna.

—¿Puedo verte...? —el peligris le susurró de vuelta. El ojiverde lo consideró por un momento.

—No lo sé —murmuró—. Realmente no lo sé. ¿Qué piensas encontrar?

—¿Qué pienso? —Osamu farfulló— Eso no importa, me da igual cómo sea, es tu pecho —Suna resopló, apoyando su cabeza en el hombro del otro. Pasó suavemente su mano por el pecho de Osamu y el príncipe juró sentir su corazón acelerarse.

—No lo sé, Miya. Mi cerebro está apagado en estos momentos. Me quitaré la camiseta por ahora, pero la venda... ya veremos a dónde vamos.

—Está bien —susurró Osamu antes de quitarle la camiseta a Suna con total cuidado antes de tirarla al suelo. Un minuto después, ambos estaban en la cama, siendo Suna el que yace debajo del príncipe, con el pelo desordenado sobre la almohada, sus mejillas enrojecidas y las pupilas dilatadas. Osamu se congeló cuando lo miró a los ojos, no podía evitar sentir como su pecho se hinchaba de admiración ante la imagen que tenía en frente, casi como si un hechizo se hubiera apoderado de él.

—¿Qué pasa? —susurró Suna con una respiración entrecortada. Una de sus manos permanecía sobre el pecho de Osamu mientras la otra tiraba del borde de su venda.

—Tus ojos... —murmuró Osamu con lentitud. Las luces de los faroles cercanos se proyectaban con calidez  en los iris de Suna— Son el verde más hermoso que he visto en mi vida. Desde el momento en que me subiste a tu barco he estado obsesionado con ellos, no me los puedo quitar de la mente...

—¿Realmente me tienes que decir algo así ahora? —Suna ladeó la cabeza— Solo estoy tratando de acostarme contigo, príncipe. Nada más.

—Deja de mentir —respondió Osamu—. Lo que sea que suceda entre nosotros es más que eso, y ambos lo sabemos... Siempre ha sido más que eso, desde que viste lo que los miembros de tu tripulación me estaban haciendo con ese cuchillo... Desde que me esposaste a tu cama y me cuidaste... Desde que decidiste llevarme al otro lado del mundo, todo para que pudiera tener una oportunidad de realmente vivir la vida... Siempre ha sido algo más que una necesidad, Suna —las mejillas del ojiverde agarraron un tono carmesí que ante los ojos de Osamu era precioso. Y durante un minuto entero, guardaron silencio.

—Puedes decirme Rin —susurró el capitán, extendiendo la mano y cepillando el cabello de Osamu hacia atrás—. Mi nombre es Rintarou. Quiero que me llames así de ahora en adelante.

—Y tú puedes llamarme Osamu —el príncipe se inclinó hasta que sus labios quedaron a centímetros de los de Suna—. Dejé de ser un Miya en ese maldito castillo. Y no quiero volver a serlo nunca más —Suna asintió y finalmente rompieron una de las muchas tensiones que los dos habían tenido entre sí, volviendo a besarse.

Y Osamu juró que el tiempo que pasaron juntos esa tarde solo se hizo más y más dulce a cada segundo.

Y Osamu juró que el tiempo que pasaron juntos esa tarde solo se hizo más y más dulce a cada segundo

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HOLAAAA<3 cómo están¿? espero que biennn

vengo aquí con mucha motivación y emoción porque estoy releyendo 42 horas 😭 diosss, si les interesa leerla está en mi perfil, un ff Osasuna que es un 💎 total

por otra parte, les cuento que me ha costado redactar los capítulos de TCD porque se viene denso en el ff y me pone mood 😞

peeeero respecto a EPP cada vez nos quedan menos caps 🥺 finalmente JAJSKDJ bueno, unos 5 caps aprox

El precio de ser un príncipe ; osasuna ff.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt