El primer encuentro

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Sintiendo los primeros rayos del sol colándose por el pequeño hueco de su ventana, Io'ri abrió los ojos con incomodidad. Se removió debajo de sus sábanas y, sacando su brazo por fuera, intentó buscar su móvil en la mesita que había a la izquierda de su cama. Su alarma no había sonado aún, pero aquella molesta luz era suficiente para confirmarle que ya había cumplido con sus horas de sueño. Desbloqueando el móvil como pudo, la intensa luz de la pantalla le cegó durante unos segundos antes de que sus ojos se acostumbrasen a la claridad.

6:00 de la mañana

Mirando la hora con los ojos entrecerrados, suspiró. Tenía entrenamiento por la mañana antes de ir a clase y, ahora que había vuelto de su expulsión temporal, no podía faltar a los entrenamientos por mucha pereza que le diese. Soltando un bostezo, se frotó el lateral de su cabeza moviendo una de sus orejas de arriba abajo en el proceso. No quería ir a clase. Quedándose pensativo durante unos segundos, volvió a mirar su móvil y ojeó las notificaciones. Tenía muchos mensajes de sus compañeros de equipo felicitándole por su trabajo en el partido, además de un montón de mensajes de contactos que no recordaba haber guardado.

Tirando su móvil encima de las sábanas, se irguió para sentarse en el borde de la cama. Solía dormir sin camiseta y el brusco cambio de temperatura hizo que se le pusiera la piel de gallina. Haciendo caso omiso a las respuestas de su cuerpo, se puso de pie y escudriñó los alrededores de su habitación para buscar su uniforme. Este estaba tirado encima de la silla que había al lado de su escritorio. Cogiendo la sudadera y los pantalones, se los puso sin pensárselo demasiado; ajustándose la ropa al cuerpo, buscó la chaqueta gris del uniforme y se la colocó encima de su sudadera negra. Pasándose la mano por el pelo, se restregó los ojos y suspiró de nuevo. Tenía demasiado sueño, haber jugado un partido el día anterior le estaba pasando factura.

No obstante, el sonido de notificación de su móvil le sacó de sus pensamientos.

—¿Quién coño es a estas horas? —dijo cogiendo el teléfono de encima de la deshecha cama. En la pantalla apareció un mensaje de Lue-Reeq. Entornando los ojos, los puso en blanco durante un momento antes de abrir el chat.

Reeq (6:10): oye espero q estes despierto q tenemos entrena

Reeq (6:10): y no me ignores q se que me lees

Io'ri miró la pantalla sin decir nada. Las tentaciones de dejarle en leído eran demasiado grandes, pero quizás podría reírse un rato de él.

Io (6:11): nose de q me hablas

Un segundo después, un mensaje volvió a saltar en la pantalla.

Reeq (6:11): tio lo digo en serio como no vengas nos van a matar a los dos

Io (6:11): y a ti por que?

Reeq (6:11): pues porque me han encargado q te obligue a venir, sino thancred me va a cortar la cola y va a hacer sushi con ella

Io'ri soltó una pequeña risa al leer aquel mensaje. Lue-Reeq era su mejor amigo en lo bueno y en lo malo; que fuera algo inocente, rozando lo estúpido, hacia que tuviera su encanto.

Io (6:12): crees q si me como un trozo sería canibalismo?

Reeq (6:12): deja de bromear y mueve el culo, te quiero aquí a las 7

Guardó su móvil en el bolsillo y buscó su bolsa de entrenamiento. En ella estaban tanto su chándal para el entrenamiento como sus espinilleras y botas. Comprobando que todo estaba en orden, cerró la bolsa y se la echó al hombro antes de salir de la habitación. La luz del pasillo ya estaba encendida y unas voces femeninas se escuchaban al fondo de este. Dejando la bolsa junto a su mochila de clase en el suelo, se metió en el baño para lavarse la cara rápidamente y arreglarse el pelo frente al espejo. No solía peinarse demasiado, solo necesitaba unos segundos para colocar el flequillo en su sitio. Saliendo del baño, se dispuso a ir hasta la cocina para poder desayunar algo rápidamente antes de irse. No vivía especialmente lejos, pero tener que depender de transporte público para ir a los sitios tenía sus inconvenientes e imprevistos.

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