Ojo por ojo

0 0 0
                                    

Aunque a Kho le costara de admitir, el día siguiente no fue muy diferente a uno normal y corriente. A veces se imaginaba cómo su vida podría cambiar y dar un giro de ciento ochenta grados de la noche a la mañana, pero aquel no era el caso. Conocer a Io'ri había supuesto añadir nuevas emociones a su vida y, de alguna manera, creía que ese pequeño momento de intimidad que tuvieron a solas les habría consolidado algo que se pudiese clasificar como amistad. Para su desgracia, las cosas no parecían ser así.

Aquel jueves amaneció más cálido de lo normal, dejando prever como el verano estaba solo a unos pocos meses de comenzar. Por lo general, Eorzea era una ciudad tranquila y no se solían presenciar muchos cambios en ella. Casi como si estuviese atrapada en un mismo momento en el tiempo, siempre impasible y monótona. Esta aura inamovible a veces asfixiaba a Kho, quien prefería vivir otro tipo de aventuras y descubrir cosas por sí misma. Y esta fue una de las razones para unirse al club de animadoras; buscar algo diferente. A pesar de los obstáculos y de las personas no tan amigables que ha llegado a conocer allí, de momento no se ha arrepentido de su decisión.

Sin embargo, ahora solo podía cruzar las piernas y soltar un soplido mientras le daba un sorbido a la pajita de su brik de zumo. La chica que tenía delante de ella no paraba de comentar y hablar de diferentes tipos de temas que en algún punto Kho dejó de oír. Sus pensamientos habían cruzado a otro plano y no podía dejar de darle vueltas a todo lo que había vivido hace solo veinticuatro horas. ¿Debería contárselo a alguien? Era la primera pregunta que le venía a la mente cuando veía la pícara sonrisa que su amiga le mostraba cuando tenía algún cotilleo que contarle. Conocía a Y'hlei desde hace más tiempo del que le gustaría admitir, pero a veces le daba miedo imaginarse hasta donde podría llegar su poder. Si Y'hlei llegaba a descubrir todo lo que había vivido con Io'ri seguramente no se lo diría a nadie, pero de alguna forma se sentía como alimentar a una bestia insaciable. No era mala chica, y sabía de sobra que no se lo contaría a nadie, pero algo dentro de Kho le impedía confiar del todo en su amiga.

Apoyando su cara en la palma de su mano, miró a la chica mientras esta le seguía hablando sobre los rumores que había oído de dos chicas de su misma clase. Aún no entendía sus métodos, pero era capaz de enterarse de todos los acontecimientos que se cocían en todo el recinto de la escuela.

—Por eso te digo, yo creo que Ryne y Gaia han empezado a salir. A mí no me engañan, sé cuándo dos personas se gustan solo con una mirada —dijo haciendo un círculo con sus dedos gordo e índice y colocándoselos delante del ojo izquierdo —. No pueden escapar de mi radar.

Kho dio otro sorbido a su zumo y la miró con los ojos entrecerrados.

—¿Por qué tienes tanta curiosidad? Puede que solo sean amigas —respondió Kho al ver que Y'hlei estaba empezando a desvariar.

Si algo había aprendido durante los años que conocía a aquella chica era que no podía seguir echándole leña a su fuego. No obstante, llevarle la contraria a veces provocaba el efecto contrario que te podrías esperar y solo empeoraba sus desvariamientos.

—Mira, conozco a Ryne desde el primer día de clase y te aseguro que no se llevaba así de bien con Gaia. El otro día las oí decir que iban a hacer galletas en casa de Ryne. Eso no es algo que haces con alguien que acabas de conocer. Jugar a las cocinitas requiere al menos tres meses de amistad previas. Al igual que lo de ir a comer a solas y esas cosas. A mí no me engañan —Y'hlei continuó murmurando mientras Kho la miraba con una inexpresiva cara.

Dando un mordisco a su comida, Kho se quedó en silencio reflexionando sobre las palabras de su amiga. ¿Comer a solas? ¿Jugar a las cocinitas? Un nudo se le formó en la garganta al darse cuenta de lo que eso significaba si se lo aplicaba a sí misma y a Io'ri. En un momento pudo sentir como un misterioso calor le comenzaba a subir hasta las mejillas, coloreándolas de un leve carmín. El caso de Ryne y Gaia era muy diferente al que ella tenía con Io'ri, y ni siquiera se podía comparar. El chico le había invitado a comer a solas solo para devolverle el favor del otro día, y que ella se ofreciese a hacerle el almuerzo algún día solo fue para ser amable. Nada de eso tendría por qué llevar connotaciones románticas o cualquier otro tipo de indicio que no fuese amistoso.

Spring FlavouredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora