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Madison, al dia siguiente 📍
Todo había pasado tan rápido.
De un momento a otro las cosas dieron un giro enorme.
Cosas inesperadas pasaron.
El miedo a entregarle mi corazón a alguien más desapareció de un momento a otro y dio paso a nuevos sentimientos que no me disgustaban.
Se sentía irreal.
Sentía que todo era un sueño y que en algún momento despertaría.
Aldo y yo pasamos de odiarmos a muerte, insultarnos, casi irnos a los golpes, no podernos ver ni en pintura, discutir cada que estabamos en un mismo lugar a entregarle al otro nuestros corazones, fundirnos en los brazos del otro, mirarnos con dulzura y amor, besarnos hasta que nos falté el aire y disfrutar de la compañía del otro.
Necesitaba que alguien me pellizcara ahora mismo para saber si aquello que vivía era real o no.
Pero bueno, ya dejando ese tema de lado, me sentía muy feliz porque era un nuevo día y eso significaba el salir a disfrutar de Londres, me había despertado un tanto temprano para poder salir a tiempo ── tardo un poco en alistarme, pero es que quiero verme lo más bella posible, aunque ya lo soy ── Tomé un baño relajante en la bañera, había sido lo mejor, sequé mi cabello, me vestí y comencé a peinarme para después maquillarme, no quería batallar de más.
Salí del baño y caminé hacía mi maleta de mano para tomar algunos productos para mi cabello ── Había llevado a Londres todo lo necesario ── en cuanto giré mi cuerpo para poder regresar al baño, me encontré con un Aldo recién despierto, una sonrisa amplía decoró mi rostro en cuanto lo vi.
── ¿Te desperté? ── Pregunté.
── No, para nada ── Respondió y bostezo ── ¿Qué haces despierta a esta hora? ── Su cabello estaba alborotado, su torso descubierto y un pantalón de cuadros era su pijama, era una vista realmente buena, lo admito.
── Tardo un poco en arreglarme ── Expliqué ── Asi que desperté antes para poder salir a tiempo.
── No es necesario que te produzcas tanto ── Dijo ── Ya eres bonita de nacimiento.
¡AHHHHHHHH!
── Gracias por alago ── Agradeci ── Pero me gusta verme muy bien, aunque ya sea bonita de nacimiento.
Una suave risa salió de sus labios y se levantó de la cama con pereza ── ¿Cómo dormiste?
── Bastante bien ── Respondí con una sonrisa ── Eres bastante cómodo, casi como una almohada ── reí levemente ── ¿Y tú, dormiste bien?
── De maravilla ── Respondió mientras se acercaba a mi, podía jurar que había un maldito jueputa zoológico en mi barriga ── La compañía fue la mejor ── Sus dedos acomodaron algunos cabellos rebeldes que invadían mi rostro ── Nunca había dormido tan bien.
