Capitulo 19 - ¿Dónde La Conociste?.

146 18 52
                                    

Las miradas hablan por sí solas, Marcia e Inés no habían conectado, pero la hermana mediana de los Lombardo estaba activando su faceta más natural, ser corrosiva.

— ¡Que hermosa tu novia, hermano! - sonríe.

Lucrecia ya lo había notado, no era normal que elogiara a una persona de la nada y Marcia, pues si, ella también tenía sospechas porque el tono en que habló y el reciente duelo de miradas hicieron que se pusiera alerta.

— Muchas gracias, tú no te quedas atrás - sonrió de la misma manera.

Si de provocar se trataba, Marcia era la mejor, muy difícilmente se dejaba de alguien. Esteban como cualquier otro hombre no notó nada, pensó que realmente se habían caído bien.

— ¿Ya podemos ir a desayunar? - cuestionó Lucrecia.

— Impertinente - volvió su vista a ella - como siempre.

— Disculpa, es que ciertamente me interesa más alimentarme a soportar tu hipocresía - ambas se sonrieron.

— Bueno, ya - interrumpió Esteban - vamos a la mesa.

Los cuatro fueron a desayunar, como era de esperarse Inés criticó la comida que se había servido y hubieron provocaciones hacía las otras dos mujeres, unas que Lucrecia contestó acertadamente y otras que Marcia respondió con educación; al terminar el tortuoso desayuno, Marcia y Lucrecia decidieron ir a la empresa, Esteban se quedó con su hermana porque pensó en que era buena idea ponerse al día con ella.

— Hola, Estela - deja su bolso en el sillón.

— ¡Marcia! Pensé que no vendrías a trabajar hoy.

— Pues es que ayer no vine y la verdad preferí venirme con Lu.

— Entiendo - asiente - yo tampoco congenie con Inés - ríe.

— No es eso, bueno si - suspira sentandose - es que tiene un aura como muy pesada.

— Exactamente, solo entabla una relación con quien quiere.

— ¿A quién le estamos tirando veneno? - entra en la oficina.

— Hola, Lu - sonríe al escuchar el comentario - hablamos de tu despampanante hermana.

— Estela me contaba que ustedes no se llevan con ella - ríe.

— ¡Agh! Pero no perdamos el tiempo en eso - hace una mueca - mejor hablemos de algo más interesante.

— ¿Cómo?.

— Lo que pasó con las computadoras, dicen que el virus vino desde la computadora de Gutiérrez.

— ¿Por?.

— Es que tú no sabes - ríe sentandose - en un tiempo se corrió el rumor de que Gutiérrez entraba en páginas... Tú sabes.

— Miraba mujeres desnudas pues - termina diciendo Lucrecia.

— Ajá, entonces ahora creen que por eso entro el virus.

— Pero si fuera así, solamente estaría dañada la computadora de Gutiérrez - cruza sus piernas.

— Tienes razón, pero pensemos en que todo puede pasar.

— Igual ya están investigando - se pone de pie, Estela - voy a buscar a Iñaki, tengo que hablar con él.

— Bueno.

— Se quedan en su oficina - se va.

[...]

— Marina.

— ¡Eres un idiota! - bufa - ¿Qué metiste en mi computador?.

— Pues lo necesario para...

— Para que me descubrieran.

Loving Ʉ' MeWhere stories live. Discover now