Hola!
Aquí les traigo una compilación de historias cortas / bullet fics de mis personajes favoritos de JJK para desestresarme un ratito :)
- Se puede dar ideas para los próximos one shots y se les dará crédito por la inspiración
- Se puede pedir...
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rey!sukuna ryomen x sirvienta!lectora
Sipnosis: El rey necesita lavarse después de defender a su sirvienta favorita.
Contenidos: rey x sirviente, fuff, asesinato, un poco de humillación, desnudos.
Palabras: 2255 palabras.
Notas de Autor: Esta es como una tercera parte de El Rey No Escucha Bien y Costillas.
Ha pasado más de una semana desde que Sukuna se fue del castillo. Emprendió el viaje hacia tierras lejanas para conquistar pueblos lejanos, comerse a su gente y esparcir el terror de su nombre. La falta de su presencia se hacía notar en el magnífico palacio. La paz reinaba en los pasillos de mármol impecables, la cocina tranquila y el gran salón solitario. A pesar de no tener la presión de que todo estuviera perfecto, los sirvientes se aseguraban de que el castillo brillará para cuando el rey regresara. Los sirvientes paseaban por el lugar a sus anchas, fingiendo que eran los dueños del lugar. Comían a la hora que quisieran, se tiraban a descansar en el césped del patio de armas y hablaban en voz alta de los rumores que han estado surgiendo de tu relación con el rey.
Recientemente, había llegado a tu atención que eras la sirviente favorita de Sukuna, pero nadie sabía exactamente por qué. El consenso había concluido que era porque eras su amante. Sukuna solía encerrarse contigo en su habitación por horas y siempre salía con una amplia sonrisa. La verdad es que no te acostabas con él, solamente le hacías masajes, arreglabas sus atuendos y a veces conversaban por horas. Intentaste varias veces aclarar los rumores, pero nadie te creía.
Era una tarde lluviosa de verano. Tú y un grupo pequeño de sirvientes se encontraban limpiando el gran salón, la habitación más grande del castillo. Rodeada de columnas de hormigón blanco que se alzaban hasta el techo, barrías severamente la alfombra roja que indicaba el centro. Los candelabros de diamante iluminan suavemente el lugar, las estatuas del rey se erguían en alto y el hermoso mural pintado a mano alzada en el techo armonizaba toda la habitación. Las gotas caían suavemente contra el ventanal gigante en el cual se podía admirar el verde exterior.
—¿Cuándo crees que regrese nuestro rey?—. Le preguntó una sirviente a la otra mientras sacudían las antorchas decorativas que posaban en bases de acero por el perímetro.
—No ha de tardar mucho, ha de extrañar a su amante—. Bromeo la otra. Ambas soltaron pequeñas carcajadas molestas.
Ese tipo de comentarios se habían vuelto más recurrentes con el pasar de los días. Sabías que lo hacían a propósito. Alzaban la voz cada vez que entrabas a la habitación o cuando estabas a punto de irte a dormir. Ninguno de los otros sirvientes parecían querer entrometerse para mantener la poca paz que tenían. Golpeaste la escoba contra la alfombra con fuerza para sacar tu frustración.
—Que asco ser la amante de ese monstruo, ¿no crees?—. Preguntó la otra. Podías sentir su mirada penetrante en tu nuca, esperando a que reaccionaras a su comentario fuera de lugar.
