Capitulo 9: girasoles en días nublados

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Ni mil kilómetros nos pueden separar, porque mi corazón está donde tú estás. Es como atrapar un rayo la probabilidad de encontrar a alguien como tú, es una en millón, la probabilidad de sentirnos de esta forma y con cada paso juntos nos hacemos mejores, ¿Así que me permites este baile?- Can I Have This Dance, Vanessa Hudgens, Zac Efron.

Bennett

La vida puede tornarse confusa en ocasiones, una fecha especial puede tornarse en un simple día marcado en rojo en un calendario al que te niegas a prestar mucha atención, lo ignoras, pero sigue estando allí y las manecillas del reloj se siguen moviendo, los días se convierten en meses y el momento que habías intentado ignorar estaba a la vuelta de la esquina.

La situación con Alya no había mejorado nada en los últimos días, después de una vida entera compartida, la palabra espacio hacía eco entre nosotros. Estaba seguro en que teníamos una buena conexión de hermanos, peleábamos a menudo, pero seguíamos unidos, siempre encontrábamos una solución. No nos habíamos distanciado durante tanto tiempo, no encontraba la forma de volver a acercarme a ella. Este año fue la primera vez en veinte años que celebramos nuestro cumpleaños por separado, Alya debía viajar a otra ciudad para un partido de voleibol y yo me pase el día entero buscando un regalo para ella en el centro comercial con Abby al teléfono.

—¿Puedes creerlo? A estas alturas de la vida y de repente dice que necesita espacio—le cuento, mientras empujo un carrito de compras. Tenia la idea de que si lograba que este cumpleaños se sintiera especial para Alya eso podría dar pie a una reconciliación. Conocía a mi hermana muy bien, pero últimamente parecía cada vez más distante, recurrí a la ayuda de Abby para intentar conseguir el regalo perfecto—. ¿Qué significa eso de todas formas?—agrego a modo de broma para intentar aligerar la situación.

Comienzas a hablar como mi mamá—comenta, Abby, me fijo en la pantalla y la veo pasar la página de un libro para luego apuntar algo en un cuaderno.

—¿Qué sigue? ¿También se mudará a Londres?

Oye, eso no es gracioso—protesta, dejando el lápiz de lado—. ¿Te ha dicho si está enojada conmigo?—pregunta cautelosamente.

—No, ¿Por qué estaría enojada contigo? —se encoje de hombros, pero se ve preocupada—. Está enojada con todo el mundo, no te lo tomes personal.

Abby asiente, pero la expresión de preocupación no cambia en su rostro.

Me alegra que me llamaras—comenta—. Puede que este algo paranoica, pero me siento un poquito excluida, por un lado, Alya actúa extraño y por el otro sé que Milo trama algo y no me lo quiere contar—dice—. ¡No me dejen por fuera! 

Sentí una punzada en el corazón, me sentía fatal. Alya me había pedido ser ella quien le contara a Abby sobre las cosas que habían estado sucediendo en nuestra familia durante los últimos meses, el divorcio, los desacuerdo, el inicio del juicio por la custodia, las cosas que mis padres habían estado sacando a la luz en los tribunales para destruirse el uno al otro, la forma en la que Cassie se había vuelto para ellos un arma para lastimar al otro. El acuerdo había sido hablarlo con Abby tan pronto como regresara a Memphis, pero le había pedido a Alya que lo hiciera cuanto antes y habíamos peleado por ello, hasta que se enfado y usó su nueva palabra mágica favorita conmigo, espacio. No sabía si la amistad de ellas estaría enfrentando baches igualmente, Abby no había comentado nada y Alya no quería hablar sobre el tema.

Ambas se querían, se necesitaban, esperaba que fueran honestas la una con la otra. Odiaba sentir que estaba en el medio, obstruyendo, lentamente agotando su amistad hasta su inexistencia, aparentemente tenia todo un historial en ello del que no me había dado cuenta. 

Peonias en otoñoWhere stories live. Discover now