Memorias

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Comieron juntos, estaba delicioso, Wen Ning había conseguido picante para él y era el toque perfecto para todo, luego de eso A-Yuan había llegado a verlo y ahora estaban jugando todos juntos afuera con él.

–¡Te atrapé!–, agarró al pequeño y lo alzó en sus brazos, las risas del niño no se hicieron esperar, –eres un pequeño escurridizo, ¿verdad A-Yuan?–, preguntó mientras le hacía cosquillas.

–Maestro Wei, ¿puedes ayudarnos a cargar esto?, por favor– el tío cuarto le pidió con mucha pena.

–¡Por supuesto!, A-Yuan, sé bueno y quédate con la abuela, ¿si?–,el niño asintió y cada uno fue a donde lo enviaron, pasaron los minutos cuando se escucharon los gritos.

Wei Ying y el tío corrieron al frente a ver que pasaba, –es A-Yuan, estaba jugando y de un momento a otro ya no lo vimos, no responde–, al escucharlo su corazón se apretó un poco y no dudó en sumarse a la búsqueda mientras gritaba el nombre del pequeño.

–¡A-Yuan!, ¡responde por favor!, ¡A-Yuan!–, se había adentrado más él solo, quizás el pequeño se había alejado un poco, –¡A-Yuan!, por favor– estaba desesperado, llevaban rato buscando, y no estaba, se paró un rato, ¿qué iba a hacer?, el niño estaba solo, ¿y si le había sucedido algo? ¿Si quiera seguía con ellos?

–¡A-Yuan!–, su voz se rompió un poco, –¡mi niño, responde!–.

–¡A-Ying!– un débil grito se escuchó junto con llantos, –inmediatamente buscó el lugar, hasta que lo encontró, –A-Yuan, ¿qué haces ahí?–, finalmente pudo respirar bien, se agachó para recoger al niño, había caído en un hueco, por suerte no era tan profundo para que se hiciera daño, pero si lo suficiente para que no pudiera salir por su cuenta.

Pensaba regañarlo, pero al tenerlo en sus brazos, verlo llorando y el alivio de saber que estaba bien hizo que lo abrazara con todas sus fuerzas, luego tomó el rostro del pequeño con su mano y besó sus mejillas, –tranquilo mi niño, estás a salvo, A-Ying vino a tu rescate–, repartió besos por todo su rostro hasta que el niño se calmó, limpió su rostro y, mientras el pequeño lo abrazaba fuertemente se encaminaron a su casa.

Se llevaron una regañiza por Wen Qing, pero todos estaban felices de que estuvieran bien ambos, esa noche cayeron rendidos en la cama del mayor, y se ensimismaron en los brazos del morfeo.

°•°
Gritos de dolor y un fuerte olor a humo lo despertaron, tomó al niño dormido en sus brazos y salió a ver qué pasaba. Una escena desastrosa, todo estaba siendo consumido por llamas, todos se estaban quemando, –¡maestro, Wei!–, se giró a donde venía la voz, eran Wen Ning y Wen Qing, ambos estaban en el fuego y tenían el rostro con lágrimas, –gracias– la mujer sonrió y Wei Wuxian solo podía gritar al verlos ser consumidos por el fuego.

Cayó de rodillas, y luego sintió jaloneos, arrancaron a A-Yuan de sus brazos, y apresaron los suyos, –¡No!, ¡A-Yuan!– le impedían seguirlo, él cada vez se alejaba más, –¡mi niño!, ¡no!–, no se podía mover, todo le estaba siendo quitado, no, no podía estar pasando, no.

–¡No!, ¡regresen!, ¡no!–, despertó, su hermano estaba a su lado, y tenía una cara de confusión, había estado gritando mientras dormía.

¡Basta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora