Olfato

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Tala

No ha sido tan malo cómo imaginaba, aunque no entiendo el gusto por la sangre, no sabe tan mal, pero tampoco es agradable, es como... lamer un hierro caliente. Como sea, eso no es lo más importante, tengo que probar de qué soy capaz y si la teoría de Carlisle funciona. Lo primero, la carrera. Pero tras varios kilómetros no estoy segura de que eso haya cambiado. Tengo que probar mi fuerza, pero no sé cómo hacerlo. De pronto, escucho unos pasos a la carrera, están lejos, pero vienen hacia mí. Me detengo y escucho, parece que mí oído sí que se ha agudizado, aún más, y eso era bastante difícil. Genial, me enfrentaré a los Vulturi escuchando sus cuchicheos. Por mi olfato, no pasan más de dos minutos cuando sé que son Edward, Emmett y Rose los que se aproximan, por lo que, decido salir de fase y ponerme la ropa para esperarlos, pero tras un buen rato emprendo la carrera hacia ellos.

―Sí que sois lentos, os he oído hace mucho ―les digo cuando me topo con ellos.

―¿Qué ha pasado? ―me pregunta Rose.

―Estaba comprobando algo. Una teoría de Carlisle. Emmett, necesito que me ayudes.

El grandullón mira a su hermano y Edward le explica que quiero luchar, que quiero comprobar mi fuerza.

―Tala eres más rápida, pero en fuerza... Ya habéis luchado en otras ocasiones ―intenta decir Rose.

―Algo ha cambiado en ella ―dice Edward, me mira, sé que me está leyendo y no opongo resistencia―. Ha estado de caza. ¿Era necesario?

―No lo sabré hasta que no pueda comprobarlo ―respondo mirando a Emmett.

―Por mí ―dice él―, puedes cambiar de fase cuando quieras pequeña.

Los tres se giran y yo no tardo en cambiar y alejarme solo lo necesario.

Edward

Que haya cazado no me preocupa tanto como ella piensa, he podido ver porqué lo ha hecho, y sé que no siente la sed como nosotros, eso me tranquiliza. Rosalie se agarra a mi brazo con los suyos, y juntos observamos la lucha.

Tala sigue superándolo en velocidad, pero Emmett sigue siendo más fuerte, aunque la diferencia ahora no es tan evidente, él tiene que esforzarse más por retenerla cuando logra atraparla, y cuando ella lo golpea, él retrocede con violencia.

Cuando dan por finalizada la prueba, y Tala sale de fase, veo un corte en su labio y otro en su ceja, pero a medida que vamos de regreso, sus heridas curan a buena velocidad. Al llegar a casa, todos nos sentamos a hablar sobre este experimento. Carlisle se disculpa por haber intentado ocultármelo, pero todos se alegran de los resultados, los cambios no han sido increíbles, pero si que ha mejorado. Y la aparente visión de Alice también nos da esperanzas.

Tala

Todo parece en calma, las cosas han salido cómo Carlisle y yo esperábamos y Edward parece haberlo entendido. Ahora queda poco para que llegue la manada, y creo que recibirlos con unos bollos recién hechos será la mejor manera de darles la noticia.

Al entrar en la cocina, un olor impregna mis fosas nasales, es fuerte, muy fuerte y desagradable, el estómago se me encoge y algo sube por mi garganta. Voy a la nevera y la abro buscando su procedencia, pero en su interior no hay nada en mal estado; repito lo mismo en todos los armarios y cuando voy a mirar el cubo de la basura, ese olor me azota tan fuerte que no puedo controlar las náuseas, así que uso el cubo para dejar en él lo poco que tengo en el estómago.

―¿Estás bien? ―me pregunta Carlisle desde la puerta.

―Hay algo que huele fuerte, demasiado... ―pero otra arcada me impide seguir hablando.

―Yo no huelo nada.

Voy hasta el fregadero para enjuagarme la boca con agua y las náuseas, junto al olor, poco a poco se desvanecen.

―¿Dónde está Edward? ―preguntó al recomponerme.

―Con Alice, te espían, más o menos, intentan averiguar cómo funciona su don contigo ―responde Carlisle.

Él se marcha y yo doy vueltas por la cocina, pasando el tiempo entre cocinar y pensar de dónde provenía ese olor. Esme se asoma, me ve cocinando y sigue su camino. Eric y Alcide se han marchado... Eso si que me resultaría preocupante de no ser por el malestar que me produce todo ahora mismo. Oigo a Jasper y Rose discutir en el salón sobre todo lo que pasará hoy. De pronto, un olor a producto de limpieza me azota, tengo que dejar de respirar para evitar la molestia que me causa, y Alice aparece en la cocina.

―Tienes mal color ―me dice.

―Y tu hueles a... como si te hubieran desinfectado.

―¿A qué te huelo yo? ―Emmett aparece detrás de ella.

―A nada agradab... ―y otra arcada me llena la boca.

―O la sangre no le ha sentado bien o está embarazada ―bromea Emmett, pero antes de que yo haya acabado, todos aparecen en la cocina y me observan.

―¿Qué? ―pregunto mirándolos, y de nuevo ese olor aséptico se apodera de mí, lo sigo y me lleva a Alice―. Hueles a hospital.

Veo como cambia su expresión y me acerco aún más a ella.

―Una habitación cerrada, gritos, oscuridad... ―empiezo a decir todo lo que siento.

―¿Qué está pasando Tala? ―me pregunta Edward acercándose a nosotros.

―Enfermos, camas... Muerte ―digo lo que percibo cuando lo tengo a mi lado.

Todo se nubla a mi alrededor y no recuerdo nada más hasta que me despierto en el sofá rodeada de todos los Cullen.

―¿Qué ha pasado? ―me preguntan.

―No sé explicarlo... Como sabéis, mi olfato siempre ha sido más agudo de lo normal, después de mi cambio, empecé a percibir mucho más que olores, podía oler... sentimientos, recuerdos, o algo así. Pero lo de hoy... lo olores me trasportaban, veía cosas, sentía... No sé cómo explicarlo de verdad.

―Pudo ver el hospital ―dice Alice y estaría mucho más afectada si no fuese por la influencia de Jasper.

―No es que lo vea exactamente ―interviene Edward―, en su mente no se forman imágenes, es todo muy confuso.

―Ha tenido que ser la sangre ―dice Carlisle.

―Pues si hace que se desmaye con olores no sé si vale la pena, si se cae en redondo en plena lucha no podremos hacer nada por ella ―comenta Jasper.

―Puede que solo tenga que practicar, como con cualquier don, aunque el mío sea un poco patético, tendré que aprender a dominarlo y no dejar que se apodere de mí ―les digo.

―También pudiste... cambiar tu condición ―me recuerda Rose en un intento por animarme.

―Dudo que un olfato súper desarrollado nos ayude contra los Vulturi ―dice Emmett sin mala intención.

―No, pero la fuerza sí. Si logro controlarlo, la sangre me dará ventaja en la pelea.

―Opino igual ―me apoya Carlisle y el resto asiente―. Ahora solo queda contárselo a la manada.

Promesa de una quileuteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora