Capítulo 1

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15 de Julio de 1997

El coche de Keana era una auténtica chatarra. Ni siquiera podía cerrar la puerta sin hacer ruido, o, que el claxon sonase correctamente. Últimamente en el instituto siempre me hablaba con Keana, era agradable. Además, era guapa. Escuchaba grupos de música rock y punk, llevaba los vaqueros rotos y mi madre decía que no saliese con ella porque llevaba un piercing en la nariz, y según ella, los piercings en la nariz era señal de que la persona no era de fiar, pero yo creía que sí que lo era. No sabía mucho de su vida, sólo que sus padres se habían divorciado y que por eso tenía que fumar marihuana terapéutica, algo que me parecía gracioso. La conocí en la cafetería del instituto. Siempre me siento al final, intentando alejarme de todo lo que pasa, y la pillé liando un porro a escondidas, le prometí que no se lo diría a nadie. Desde entonces, me siento al final y así cubro a Keana mientras fuma. A cambio, me da su compañía.

-Por fin, joder. –Siempre era un poco mal hablada, aunque eso me hacía gracia porque le daba igual lo que pensase la gente de ella.

Salimos del coche y la casa era, una de esas casas que ves en Los Ángeles, con las paredes de piedra y todo lujoso, pero estábamos en Miami. El tiempo era siempre soleado, aunque ahora era de noche. Keana señaló la casa y luego me miró.

-Escucha, vamos con gente guay. –Asentí ante sus palabras. –No hagas cosas raras, no la cagues, ¿vale? –Me advirtió alzando el dedo y asentí de nuevo.

Keana llamó a la puerta, y un segundo después se abrió, dejando ver un montón de gente bailando, sudando, y todo lo que se hacía en las fiestas, aunque para mí era la primera. Keana echó la vista hacia atrás e hizo que la siguiese hasta que se paró.

-Menuda fiesta. –Se abrazó a una chica y yo me quedé allí en medio, intentando que no me diesen mientras bailaban.

-¿Has venido sola? –La voz se escuchó y no podía verle la cara, pero estaba un poco incómoda allí con toda aquella gente. Keana negó y se giró, dejándome ver. Por fin pude observar con quién hablaba Keana. Era na chica de pelo azabache, ojos verdes y un piercing en la nariz. No como el de Keana, que era más un aro, el suyo era una simple perla. -¿Quién es? –Frunció el ceño acercándose a mí.

-Se llama Camila, come conmigo en la cafetería y... -Frunció el ceño, no sabía nada más de mí. A decir verdad, casi no nos conocíamos de nada, pero al menos era guay estar en mitad de una fiesta donde la mayoría de la gente era popular en su instituto.

-Soy Lauren. –Me saludó con una sonrisa y yo levanté la mano para saludarla, con una sonrisa de medio lado algo tímida. Keana había desaparecido, y de fondo, se escuchaba Do ya think I'm sexy? Y honestamente, Lauren lo era. Tras unos segundos mirándome, un chico apareció por detrás y la sujetó de la cintura, comenzando a, literalmente, restregarse contra ella. Fruncí el ceño y me aparté, observando a Lauren forcejear con el chico hasta separarse. –Luis, joder, ahora no. –Ella se dio la vuelta y le dio un beso corto en los labios.

Era extraño no saber cómo era besar a otra persona, bastante raro. ¿Sería húmedo y suave? ¿Cómo deberías mover la lengua si comenzase a besarte? ¿Y cómo se seguiría un beso? Eso es todo lo que recorría mi cabeza en aquél momento, en el que en cierta parte me sentía algo incómoda. Lauren siguió besándose con su novio, o suponía que era su novio, y me escabullí entre la gente. Keana había desaparecido, y era totalmente normal. Aquella fiesta no era como la habían pintado en las películas, aunque cierto parecido tenían. La música sonaba alta, así que subí por las escaleras. La gente entraba y salía de las habitaciones, y yo conseguí llegar arriba del todo, hasta que ya no había más escaleras. Una de mis formas de escape era mirar al cielo, e imaginar todo lo que no habría existido si unos planetas no hubiesen colisionado. Salí al tejado y me senté en este, observando la piscina de la casa de aquella chica, azul intenso por la luz de la piscina. En ese momento me quedé mirando el azul del agua. Se movía lentamente con parsimonia, y el sonido del agua saliendo y entrando por el desagüe me relajaba. Ese momento de relajación se rompió cuando la voz de un chico sonó, estaba enfadado.

girls like girlsWhere stories live. Discover now