girls like girls

Capítulo 4

Lauren's POV

17 de Agosto de 1997

Y aquello de entrar en la tienda a la hora de comer para ir con Camila, se hacía una costumbre. Cada vez que entraba, tenía sus cascos puestos escuchando Louder Than The Bombs, aunque aún se estaba terminando aquél libro, aunque ya casi iba por el final.

-¿Alguna vez has probado el vodka? –Le pregunté mientras comíamos un trozo de pizza. No sabía por qué, pero Camila se quedaba mirando el pedazo y luego le daba un mordisco. Parecía como si no la hubiese comido en la vida.

-No, ¿a qué sabe? –Preguntó frotando los dedos con su pantalón. Se pasaba la lengua por el labio manchado de aceite, y casi no podía apartar la mirada de ella.

-Sabe cómo si te desgarrasen la garganta con fuego. –Arrugó la nariz y solté una carcajada al ver su expresión.

-¿Por qué pruebas esas cosas? –Cogió un trozo de pepperoni con los dedos y se lo comió, paladeándolo.

-No sé, me gusta probar cosas diferentes. –Respondí, mordiéndome el labio inferior al verla tan concentrada. –Oye, ¿nunca has comido pizza?

-Una vez de pequeña. En el cumpleaños de mi prima Eleanor. –Simplemente no entendía como viviendo en aquél país, Camila hubiese probado sólo tres veces la pizza y dos conmigo.

-Eres rara. –Le dije en voz baja, dejando un trozo de aquella pizza en el cartón.

-Suelen decírmelo en el instituto.. –Ella agachó la cabeza con algo de tristeza y negué, incorporándome porque la acababa de hacer sentir aún peor.

-Oh, no, no en ese sentido. Me gustas, es decir.. –Carraspeé un poco al decir aquello, porque no quería decirlo de esa manera, aunque sí, me gustaba. Me gustaba muchísimo, pero no quería decirle eso. –Me gusta tu personalidad. No tienes maldad, eres.. Mi persona favorita en el mundo. –Le dije con una sonrisa, utilizando esa frase que ella me había enseñado en aquél mes.

-¿De verdad soy tu persona favorita en el mundo? –Asentí, y ella me abrazó. No sabía cómo sentirme, me gustaba demasiado y no podía. No estaba bien aquello. -¿Puedo hacerte una pregunta? –Dijo volviendo a sentarse a mi lado.

-Claro. –Sonreí asintiendo, y dejé la caja de la pizza a un lado.

-¿De qué color son tus ojos? –Los señaló y tomó un sorbo por la pajita de coca cola, mirándome con la cabeza gacha.

-Mmh.. Verdes. –Ella negó, y los señaló con una sonrisa.

-Hoy son marrones. –Ladeó la cabeza antes de volver a beber, demasiado concentrada en lo que hacía. Sólo quería abrazarla y decirle que todo estaría bien, que estuviese tranquila porque conmigo no iba a pasarle nada malo. -¿Por qué son marrones, si son verdes? –Mordisqueaba la pajita y suspiré. No encontraba ninguna respuesta para aquello.

-La luz, supongo. –Me encogí de hombros, pero ella no me contestó ni me miró.

-Mi abuela me decía cuando era pequeña que el color de los ojos cambiaba con el estado de ánimo de la persona. Si estaban tristes, eran más oscuros, y si estaban alegres, eran claros. –Se rascó la frente con el dedo mirando hacia adelante. Pude ver las marcas circulares en su cuello, ya que llevaba el pelo en una coleta. Eran de un tono rojizo y marrón, que iban bajando por su cuello hasta desaparecer por el borde de la camiseta.

-Deberían estar verdes entonces. –Ella me miró con una de aquellas sonrisas inocentes, y no podía evitar sentirme triste e impotente en aquél momento.

-¿Por qué? ¿Te gusta la pizza? –Sonreí ante su ingenuidad, y asentí, quedándome en silencio mientras sostenía su mirada.

Me gustas tú.