Capítulo 15

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Camila's POV

23 de octubre de 1997

Cuando aquella mañana salí a la calle, todo era distinto. Había visto esas casas, esa carretera, ese vecindario durante meses, pero ahora era completamente diferente. Quizás fuese culpa del nubarrón que llevaba siempre encima y me hacía verlo todo de una manera gris y taciturna, como si todo fuese infierno fuera de esa casa.

Lauren caminaba a mi lado a través del jardín de casa, con una sonrisa que se dejaba ver a través de su pelo suelto. Tenía tanto que agradecerle que ni siquiera sabía por dónde empezar, así que simplemente me quedaba en silencio mirándola, y observando cómo aquellas pestañas cubrían sus ojos verdes que se giraban para mirarme.

-¿Estás bien? –Me preguntó sonriendo, y asentí agachando la cabeza.

-Sí, genial. –Dije con una sonrisa, que ella agradeció con otra de sus labios. –Es todo muy raro ahora. Es... -Me mordisqueé el labio intentando explicarme. Caminaba con una muleta, intentando ayudarme para no cargar mucho la pierna lastimada, que aún estaba recuperándose.

-¿Cómo es? –Preguntó ella, y yo sacudí la cabeza.

-No sé, tengo mi propia casa. Donde puedo dormir, puedo comer, tengo mi habitación, mis cosas. –Me encogí de hombros y Lauren me miraba atentamente, esperando que siguiera. –Tengo a mi familia, mi padre tiene un trabajo, tengo a mi hermana y voy a volver al instituto. –Entramos en aquél centro comercial, que pocas veces había visitado. Básicamente, porque si entraba eran los días de calor extremo y me quedaba en la puerta para que me diese algo el frescor del aire acondicionado.

-¿Quieres volver al instituto? –Me preguntó alzando las cejas, y asentí. Lo único que quería era volver a sentirme como una chica normal, bueno, en realidad me gustaría saber qué es eso. Vine de Cuba con doce años, así que había perdido toda la adolescencia en aquél infierno. –Sabes que irás a mi instituto, ¿verdad? –Dijo Lauren sonriendo, y asentí. Esa era la mejor parte de ello, y una de las razones por las que quería volver. -¿Qué vas a comprarte?

-No sé... Necesito ropa nueva.

Lauren me llevó hasta una tienda, y me dejé guiar por ella. Era extraña nuestra relación, pero a ninguna de las dos nos incomodaba y eso era más extraño aún. No estábamos saliendo, porque según me había dicho Lauren para eso hacían falta un par de citas más, y Chris también me dijo aquello, pero no necesitaba salir con Lauren para ser feliz. Y ahora, ahora que todo estaba en calma, que Lauren y yo éramos completamente libres, no me importaba qué fuésemos mientras pudiese abrazarla todos los días.

-Bueno, Camz, ¿qué te gusta? –Había un montón de ropa, y Lauren empezó a mirar por un lado, pero yo me fui a la zona de los vestidos. Había de todas las formas, con vuelo, can-can, de raso, de lino, más cortos, más largos, con lazos, pero yo cogí uno color coral y me quedé mirándolo. -¿Te gusta ese? –Preguntó Lauren acercándose a mí, y asentí sonriendo. –Vamos, pruébatelo. –Me dijo buscando mi mirada.

-No creo que me quede muy bien. –Arrugué la frente y ella me dio con los dedos en los costados suavemente.

-¿Por qué? –Lauren se extrañó separándose de mí, y me reí un poco porque a la mayoría de las chicas eso les parecería una tontería.

-Porque estoy demasiado delgada. –Apreté los labios y ella negó. –Sí, me gustaría estar menos delgada. Soy un saco de piel y huesos. –Arrugué la nariz al decirlo y Lauren volvió a mostrar su negativa.

-Si eso te preocupa... En una semana estarás de nuevo normal, Camz. –Puso sus manos sobre las mías que sostenían el vestido. –Vas a comer bien, por fin. Y además la comida cubana no es que sea muy ligera que digamos. –Las dos nos reímos a la vez, y me quedé mirándola a los ojos. –Vamos, pruébatelo.

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