LXXIX

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Tiempo después
Ona

El sol se estaba elevando sobre el horizonte, pintando el cielo con una paleta de tonos cálidos que prometían un día perfecto en la playa. Desde nuestra llegada, el ambiente estaba lleno de una tranquilidad que solo se encuentra en los lugares menos concurridos. El sonido relajante de las olas rompiendo en la orilla y el susurro del viento entre las palmeras eran la banda sonora de nuestra mañana.

Mi primera vista de Helena esta mañana había sido un destello de alegría. Estaba con el pelo recogido de una manera que parecía despreocupada pero tan perfectamente ajustada para el calor. La luz del sol reflejaba en su piel dorada, dándole un brillo que la hacía parecer aún más radiante. No pude evitar admirar cómo, a pesar de la calidez, ella irradiaba una energía contagiosa y una confianza natural. Cuando la vi correr tras Naia, su risa era una melodía que acompañaba a la de nuestra hija, creando un pequeño concierto de felicidad.

Mientras preparaba la toalla y el picnic, sentí una profunda satisfacción al ver cómo Helena interactuaba con nuestra pequeña. Me ocupé de desplegar el pareo a la sombra de una sombrilla que había traído para protegernos del sol. La arena bajo mis pies era cálida y acogedora, y el suave crujido de las bolsas y las cajas del picnic era mi única distracción mientras montaba el área de descanso.

Pero lo que realmente capturó mi atención y mi corazón fue el momento en que Helena trajo a Naia de vuelta a la toalla. Nuestra hija estaba exhausta después de tanto correr y jugar, y Helena la alzó en brazos con una mezcla de delicadeza y fuerza que me dejó sin aliento. Los músculos de sus brazos, tan visibles y tonificados, parecían estar diseñados para sostener a Naia con total seguridad y ternura. Observé cómo, con un solo movimiento, la acomodó sobre la manta, sus manos firmes pero suaves, mientras Naia se acurrucaba y se preparaba para descansar.

La forma en que Helena manejaba a Naia no solo me impresionaba, sino que también me hacía sentir un profundo orgullo y una intensa atracción. Era como ver a una artista en su elemento, uniendo fuerza y amor en cada gesto. La delicadeza con la que colocaba a nuestra hija sobre la toalla, sin interrumpir su descanso, reflejaba el equilibrio perfecto entre fortaleza y ternura que tanto admiro en ella.

Me uní a ellas, trayendo una bandeja con frutas frescas y bocadillos, y me senté al lado de Helena, intentando capturar el momento en que nuestras miradas se encontraron. Su sonrisa de satisfacción y amor era todo lo que necesitaba para sentirme completamente conectada con ella y con nuestra familia. A veces, en medio de la rutina diaria, esos pequeños momentos de conexión y admiración se convierten en los recuerdos más preciados.

Helena y Naia estaban tan serenas en ese momento, y yo me permití disfrutar del simple placer de observarlas. El sol brillaba sobre nosotros, y el suave sonido de las olas me envolvía mientras tomaba un respiro profundo. Con una sensación de completa satisfacción, me recosté en la manta junto a ellas, permitiéndome el lujo de estar completamente presente en ese día perfecto.

La playa estaba tranquila, y el tiempo parecía haberse detenido por un instante. Al mirar a Helena y a Naia, entendí lo que realmente significaba estar en casa. Aquí, en esta playa solitaria, con Helena a mi lado y Naia jugando con sus pequeños pies en la arena, encontré la paz que siempre había deseado.

La mañana avanzaba y la temperatura subía, así que decidimos que era el momento perfecto para meternos al agua. Helena y yo intercambiamos miradas cómplices mientras nos levantábamos de la arena. Naia, al ver nuestro entusiasmo, se puso aún más emocionada. Sus risas eran contagiosas y su energía parecía inagotable.

Nos dirigimos hacia la orilla, donde las olas rompían suavemente. Naia corría adelante, sus risas llenaban el aire mientras sus pies pequeños salpicaban agua. Helena y yo nos acercamos a ella, cada una con un toque diferente pero complementario en nuestra forma de disfrutar el momento.

-¿Lista para nadar, campeona?- le pregunté a Naia, que asintió con entusiasmo mientras sus ojos brillaban con emoción.

Helena la levantó en brazos, sus músculos tensándose bajo la luz del sol mientras lo hacía. No pude evitar admirar la fuerza de sus brazos, cómo cada movimiento era tan natural y sin esfuerzo, pero al mismo tiempo, tan poderoso. Helena la sostuvo con un amor palpable, su expresión reflejaba una mezcla de orgullo y diversión.

-¿Vamos a ver qué tan profunda es el agua?-preguntó Helena, su voz llena de diversión.

Naia aplaudió y gritó "¡Sí!" mientras Helena avanzaba lentamente hacia el mar. El agua estaba fresca y acogedora, y me uní a ellas, caminando junto a la pareja madre e hija mientras el agua subía poco a poco. Sentí la cálida y salada caricia del océano rodeando mis tobillos, luego mis rodillas, y finalmente mi cintura.

Helena y yo nos intercambiamos miradas mientras Naia jugaba con las olas, tratando de atraparlas con sus manos pequeñas. Con cada ola que venía, Naia se reía, su rostro iluminado por la diversión. Yo me movía cerca de Helena, sintiendo la presencia de su cuerpo fuerte y seguro cerca del mío, disfrutando del equilibrio entre el agua y la tierra.

-¡Mira, mama!-exclamó Naia, señalando una ola que se acercaba.

Helena, con una sonrisa amplia, giró a Naia hacia la ola, dejándola sentir la espuma en sus manos. Me incliné a su lado, sintiendo el calor del sol en mi piel mientras observaba cómo Helena interactuaba con nuestra hija. Sus movimientos eran fluidos y armoniosos, como si supiera exactamente cómo manejar a Naia sin esfuerzo, disfrutando del momento con una naturalidad que era simplemente cautivadora.

De repente, Helena decidió que era el momento de hacer algo divertido. Con una risa contagiosa, levantó a Naia en sus brazos y comenzó a girarla suavemente en el agua. Naia gritaba de alegría, sus risas llenaban el aire mientras el agua salpicaba alrededor de ellas. Helena giraba y bailaba con la misma energía y alegría que nuestra hija, sus músculos tensándose y relajándose con cada movimiento. Cada giro, cada risa, era una prueba de la perfecta sincronía que tenían.

Me uní a ellas, creando una pequeña danza en el agua. Helena y yo nos movíamos juntas, sincronizando nuestros movimientos mientras Naia disfrutaba del juego. La brisa marina se mezclaba con la frescura del agua, creando una sensación de libertad y felicidad pura. Observando a Helena, no pude evitar sentir una mezcla de admiración y amor. Su habilidad para disfrutar del momento, mientras demostraba una fuerza y gracia inigualables, era fascinante.

-¡Quiero hacer una carrera!-anunció Naia, con los ojos llenos de desafío.

Helena y yo intercambiamos miradas de complicidad, y antes de que pudiera decir algo, Helena ya estaba en posición, preparándose para la carrera. La risa de Naia se convirtió en un grito de entusiasmo mientras nos preparábamos. Me lancé al agua con Helena y Naia a nuestro lado, corriendo a través de las olas y sintiendo la resistencia del agua contra nuestros cuerpos.

A medida que la carrera avanzaba, Naia gritaba animándonos, y Helena, con su fuerza y agilidad, parecía moverse con una elegancia que solo aumentaba mi admiración por ella. Aunque mis propios músculos estaban trabajando duro, me encantaba la forma en que Helena se movía en el agua, mostrando tanto poder como gracia.

Finalmente, llegamos a la orilla, exhaustas pero llenas de felicidad. Nos echamos en la arena, nuestras pieles aún mojadas por el agua del mar. Naia se revolcaba a nuestro lado, su risa aún resonando con la misma intensidad de antes. Helena me miró con una sonrisa satisfecha, y yo le devolví la mirada con una mezcla de cariño y admiración.

El día en la playa, con el sol alto y el mar brillante, era un recordatorio de todo lo que significaba para mí compartir estos momentos con Helena y Naia. La conexión que sentíamos en la playa, rodeadas por el sonido del océano y el calor del sol, era un testimonio de la hermosa vida que habíamos construido juntas. Mientras miraba a Helena, vi en ella no solo a la madre perfecta para nuestra hija, sino también a la persona que había hecho de cada día una aventura llena de amor y alegría.
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Más momentos bonitos en familia🥹

Tengo que decir que estos son de los últimos capítulos ya, como mucho creo que la historia llegará al capítulo 85😞

Pero también tengo que decir que ayer hice varios borradores de la nueva historia y ya he dado con la trama que más me gusta, en cuanto acabe esta empezamos con una nueva💪

𝐁𝐔𝐑𝐍𝐈𝐍𝐆 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒- 𝐎𝐧𝐚 𝐁𝐚𝐭𝐥𝐥𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora