Capítulo 62

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Kenai

——

Entro a la torre seguido de mis hermanos. Algunos caballeros de la orden de Sinag nos miran haciendo una reverencia que ignoró.

Estoy nerviosos, nunca había experimentado este sentimiento y debo admitir que no es de mi agrado.

Mi estómago se siente extraño y mi pecho cosquillea raro la mayoría del tiempo, causandome escalofríos.

—¿En serio crees que ella nos pueda ayudar?.— Miro a Kenan de reojo y sonrió asintiendo.

— Son grandes amigas, no dudo que la conozca. — Vuelvo la vista al frente notando la puerta blanca. — Además, Kalessi es mi mejor amiga. Me ayudara.

—¿Desde cuándo es tu mejor amiga?. —Kenan me pregunta confundido. — No, espera ¿Cuando has tenido tu un amigo?.

Mis pasos se detiene  y me quedo mirando a la nada, realmente jamás tuve un amigo.

Al ser de la realeza los únicos "Amigos" que tenían eran elegidos por mi abuelo, y más que amigos eran conexiones que debía tener para cuando tomara el trono.

Nunca me había fijado en eso hasta el día en el que me arrebataron a mis padres, aquellos chicos que pensaban eran mis amigos se alejaron de mi cuando mas necesitaba apoyo y volvieron solo cuando supieron que sería uno de los reyes de nuestra nación.

Mis diecinueve años fueron de pura soledad y aburrimiento, solo encontraba emoción en el campo de batalla.

Hasta que conocía a aquella venezolana de cabello celeste y ojos cafés que se burla de todo el mundo y parece no le importa si muere por sus ocurrencias.

Además ¿Cómo no me caería bien? Si ambos mandamos al otro lado a un imbécil y ocultamos su cadáver.

— Ella es la única persona que he conocido que se a ganado el puesto. — Le contesto a mi hermano con una enorme sonrisa causando que me mire atónito junto a Kanen. — Bueno, ya mucha charla. Vamos por ella.

Me encuentro otra vez con la puerta que necesito y con las arañas en el estómago me preparo para lo que debo.

Troto hasta ella y tocó más de una vez ya que no abren rápido, espero un momento que me causa ansiedad y alzó la mano para volver a tocar pero la puerta se abre.

—¿Que hacen aquí?.

— Hola, Izan. — Saludo al hombre adormilado que me ve con ojos entrecerrados. — Necesito a tu novia.

Un quejido me hace ver sobre su hombro a Kalessi, apodada por mi como Vene, siento que le queda el apodo.

La peliazul se caricia los ojos sobre la cama, por lo que logro ver solo una camisa enorme cubre su cuero y su cabello celeste está para todos lados.

—¿Que pasa?.— Pregunta entre un bostezo.

— Buenos días Kalessita. — Ella me mira confundida. — Necesito tu ayuda.

— Son las siete de la mañana, Kenai.

— Mejor temprano que tarde. — Sonrió en grande y ella suelta un suspiro bajandose de la cama.

Corazón de Cristal Where stories live. Discover now