Kalessi
———Me apresuró a sacar todo del bolso que hice para cuando me regresará a casa.
Me detengo un momento pasándome la mano por el rostro, mi corazón no a dejado de estar acelerado desde esta mañana cuando fui con Diane a la oficina de su padre.
La razón por la cual Izan necesita ir a Alarik se me revelo, me duele el corazón al saber lo que sucedió.
Su padre mato a su madre.
Mi mandíbula se tensa de rabia, tanto por ello que por lo que yo iba hacer. Lo iba a dejar solo luego de tanto tiempo.
Soy una tonta.
Las lagrimas invanden mis ojos, mi chico estuvo solo desde los siete años, su padre mato a su madre frente a sus ojos... Aquel hombre abuso de aquella mujer años antes dejándola embarazada de Izan.
¿Por qué los hombres de esta época hacen esas cosas?. Los abusos al parecer son normales en la época medieval y eso es una completa mierda.
Tomo una respiración profunda. Mi novio necesita que vayamos al imperio para arreglar las cosas, su madre era una santa del paramo, un linaje donde solo habían mujeres hasta que Azael nació.
Las criaturas han estado sufriendo desde entonces, El emperador de Alarik a estado engrandeciendose mucho, no cuido a Izan cuando era niño, por culpa de eso la emperatriz le puso aquella maldición que podria llevarlo a la muerte.
«Eso no va a pasar». Me digo a mi misma. Mi corazón está muy acelerado.
Me reclamo pero también le reclamo a él por no decirme lo que sucedía, Azael es un tonto al cual quiero abofetear para luego besarlo.
Le dije a Pounder que deshiciera la maleta que hice en el castillo Kiraz, mi dulce golems acepto muy feliz.
Saco tres prendas de la maleta y la puerta de la habitación se abre dejándome inmóvil.
El alma me sale del cuerpo y me giro encontrandome con Izan en la puerta.
Mi corazón se detiene un microsegundo que él toma para cerrar la puerta con fuerza y pasar el seguro.
Mierda.
Sus ojos azules están fríos, su rostro está indescifrable aunque es obvio que está molesto, siento que mi cuerpo reacciona ante eso.
— Aza.. — Alza la mano callandome.
Camina hacia mi a zancadas grandes, choco contra la mesa cuando llega frente a mi y su mano alzada sostiene mis mejillas con una delicadeza que me roba el aliento.
— Te ibas a ir. — Suelta con voz ronca.
— Yo..— No me sale la voz y una sonrisa que no es nada divertida aparece en sus labios.
— ¿Tu enserio iba a dejarme?.— Su pulgar acaricia mis labios. Se inclina a mi tamaño alzandome el cuello, un jadeo se me escapa cuando pasea su nariz por la piel. — ¿En serio?.

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Corazón de Cristal
FantasyDiane no cree en la magia.. mucho menos en las criaturas increíbles y mágicas de las cuales su mejor amiga le a hablado desde pequeña. Tampoco creía en la academia de magia de la cual siempre le hablaba y decía que quería ir cuando tuviera diecisiet...