Capítulo 17

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  Asomados por la cornisa del tejado, las únicas señales de vida que se distinguen son la fuerte música y la luz que escapa de entre los tablones que cubren la ventana. Repetidas veces esa luz es interrumpida por el incesante movimiento de los Cranks que bailan allí dentro.

  - ¿Cuánto nos queda? – Preguntó malhumorado Minho. – Estoy hasta las narices de arrastrarme por este maldito techo.

  - Tenemos que esperar a que lleguen los del siguiente turno. – Respondo sin quitar la vista de la fiesta.

  Minho emitió un gruñido y se volteó.

  Jorge y los Habitantes estaban en el hotel, buscando más cosas que sirvieran como arma, y marcando los pasos de nuestro "plan".

  Faltaban cinco minutos para las seis, y una media hora para que despuntaran los primeros rayos del sol. Desde las cuatro estábamos aquí, vigilando por si ocurría algún movimiento. Nadie había visto ninguna señal exacta sobre Thomas o Brenda, pero sólo existía una salida. Y nadie la había cruzado.

  Luego de que los relojes marcaran el fin del turno, Newt y Sartén subieron la escalera que guiaba a la posición de vigilancia.

  - Siglos después, estos garlopos se dignan a aparecer. – Soltó Minho con tono enojado y cansado a la vez.

  - Creo que el shank no amaneció de buen humor. – Bromeó Sartén.

  - Nunca amanece de buen humor. – Newt se acercó y me rodeó en un cálido abrazo. – Buenos días...

  - Buen día, señor. – Respondí con una sonrisa, mientras llevaba mis manos a su cuello.

  - ¿Acaso no tuvieron suficiente con lo de la otra noche? – Susurra Minho a Sartén.

  - Ahora se pondrán más pesados que nunca, hermano. Acostúmbrate. – Responde el cocinero entre risas.

  Después de separarnos, y regalarle un suave beso, sujeto al asiático de un brazo y lo arrastro a la escalera.

  - Nos vemos en un rato, Newt. – Saludo a lo lejos.

  - Te espero... siempre lo haré. – Dice con una gran sonrisa.

  Esta vez, el camino era diferente. La tarde anterior, luego de que Sartén observara por última vez a nuestro amigo y a Brenda, un grupo de Cranks se había instalado en el edificio al lado del hotel. Una hora más tarde, una banda de Cranks idos pasaron rápidamente por la calle, haciendo demasiado ruido. Para entonces nos encontrábamos en el último piso, pero Jorge no quiso correr riesgos.

  En cuanto la oscuridad volvió a tomar el desierto, nos movimos de manera sigilosa a otra construcción más cercana al punto que íbamos a atacar. En este lugar, habíamos encontrado más comida, cuchillos y cuatro oxidadas espadas finas y cortas salidas de una historia de la época medieval. Otro recuerdo que salía a flote de mi mente bloqueada. Pasamos allí la noche, y a las cuatro menos cuarto nos despertaron para ir a vigilar.

  Al llegar, los Habitantes se repartían cuchillos o palos para defendernos. Una de las espadas fue entregada a Minho, que sonrió ante la oferta y se puso a dar estocadas al aire.

  - Esta es tuya, hermanita. – Dijo Jorge entregándome otra de las espadas. – Tómala si te apetece rebanar un par de dedos.

  El metal era liviano y equilibrado, perfectamente manejable. Probé cambiándola de mano para verificar que podía con ella.

  - Gracias. – Respondí sin quitar la vista del arma.

  Recibí una palmeada en el hombro de parte del Crank, quien se alejó y empezó a reunir a los chicos. En una hora, empezaría el asalto.

[#3] The Maze Runner: Caught In The Fire (Newt y Tú) Prueba de FuegoKde žijí příběhy. Začni objevovat